/ lunes 15 de octubre de 2018

Cumple Don Coruco 70 años de peluquero

GUMESINDO GONZÁLEZ CAHUANTZI

  • Autoridades reconocen su trayectoria por ser el más antiguo de Chiautempan

Su nombre es Gumesindo González Cahuantzi, pero sus clientes y amigos lo conocen como Don Coruco.

Es originario de San Pedro Tlalcuapan, Chiautempan y desde los 10 años de edad ejerce el noble oficio de la peluquería.

A 70 años de distancia, el peluquero más antiguo de la ciudad sarapera sigue más vigente que nunca.

Durante esas siete décadas, el “maestro Coruco” ha transformado el cabello y barba no solo de los chiautempenses, también de cientos de personas de localidades vecinas.

En sus modestas sillas se han sentado diversas generaciones y se han contado un sinfín de historias.

Y a pesar de que en 2007 perdió un ojo al sufrir una grave crisis por la diabetes que le detectaron dos años antes, Gumesindo González no claudicó, se aferró a su vida, a su trabajo y hasta hoy demuestra que “no importa la edad o la situación física, sino hacer lo que uno más ama”.


APRENDIÓ EL OFICIO DESDE LOS 10 AÑOS

En entrevista con El Sol de Tlaxcala, Don Coruco contó que nació el 13 de enero de 1939, hijo de don Porfirio González y la señora Matilde Cahuantzi.

Sin tapujos, revela que solo cursó hasta el tercer año de primaria porque, en aquel tiempo, en su natal Tlalcuapan solo impartían hasta ese grado.

Fue así que de 1945 a 1948, aun siendo niño, se unió a su padre como jornalero para cortar zacate en un ejido llamado “Pitotero”.

“Yo fui de una familia de siete hermanos muy humilde, cuando había luna llena nos íbamos a las dos o tres de la mañana para avanzar y ganar más dinero, lo hacíamos descalzos y mi padre siempre me decía que debía aprender a ganarme la vida honradamente”, recuerda.

Don Coruco rememora que en 1949, cuando estaba a punto de cumplir 10 años, su primo Pedro Muñoz lo llevó a la peluquería de don Lázaro Meneses, en la calle Bernardo Picazo, a unos metros de la antigua estación del tren.

“Mi primo ya era oficial y me recomendó para trabajar como aprendiz y mandadero, en ese tiempo había mucho trabajo y me llamó mucho la atención el arte con que cortaban el cabello… después de tres meses de enseñarme aprendí el oficio y ya era uno de ellos, para mi era mejor que ir a cortar zacate”.

-¿Desde cuándo le apodan “coruco” don Gumesindo?

-“Desde que inicié a trabajar en la peluquería porque para cortar el cabello me subía a una silla pequeña o un banco; un día un cliente que le gustaba echar relajo me dijo que arriba de la silla parecía coruco y todos los que escucharon se rieron… al principio me molestaba, pero con el paso del tiempo me acostumbré. Ahora ya no me molesta porque me identifican así más rápido”.

¡TE SALVASTE DEL CAMPO!

Gumesindo González es un peluquero lleno de anécdotas, pero en particular resalta una que lo llena de nostalgia.

Afirma que un día, al rasurarle la barba a un cliente y untarle alcohol, éste se quejó porque sus manos estaban rasposas como lijas. El patrón, que en todo estaba pendiente, vio lo sucedido y lo reprendió al ver que sus manos estaban muy maltratadas.

En ese momento le pidió que al día siguiente llevara a su papá para hablar con él, lo que lo hizo pensar que sería despedido.

Su sorpresa fue una vez en la peluquería don Lázaro Meneses le dijo a su padre que si quería que su hijo fuera peluquero y siguiera trabajando con él ya no lo mandara a trabajar al campo, pues para el oficio sus manos debían estar como de señorita para no lastimar a los clientes.

Don Coruco recuerda que al llegar a su casa su padre le dijo ¡te salvaste del campo! Y gracias a esa experiencia dejó de ir a cortar zacate en las madrugadas.

AL PASO DE LOS AÑOS SE INDEPENDIZÓ

A sus 23 años de edad, Gumesindo González Cahuantzi contrajo nupcias con Vicenta Hernández Cahuantzi, matrimonio del que nacieron sus ochos hijos: Rosa, Teresa, Gilberto, Irene, Margarita, María, Ángel y Antonio.

En la charla, el peluquero narró que su maestro Lázaro Meneses enfermó y murió en el año de 1977, dejándolo a cargo del negocio con tres oficiales más.

Al paso de los meses, sus compañeros decidieron formar su propio negocio y él hizo lo propio en la calle Vicente Guerrero, número 13, lugar en el que actualmente se ubica.

EN 2005 ESTUVO A PUNTO DE MORIR

La vida de don Gumesindo estuvo en riesgo el año de 2005, al presentársele una crisis por la diabetes que en ese entonces le detectaron.

Don Coruco bebía hasta dos litros de refresco sabor cola al día para quitarse la sed, lo que con el paso de los años le complicó su estado físico.

“Ese día era de mañana y me sentí muy mareado, con síntomas de gripe y dolor en el cuerpo, así pasaron cinco días y fue un 10 de octubre que los clientes me reprocharon por estar borracho, pero no había tomado ni una gota de alcohol… un amigo me llevó a la parada de autobús par irme a mi casa pero me desvanecí, uno de mis hijos tuvo que ir para llevarme a la casa y luego al Hospital General de Tlaxcala”.

En el nosocomio, la doctora que lo atendió le dijo a su familia que tenía 1026 de azúcar y en cualquier momento podría darle un paro cardiaco, cosa que no ocurrió y después de 15 días de permanecer internado fue dado de alta.

Empero, derivado del desajuste que le causó la diabetes, en 2007 perdió un ojo por glaucoma y los médicos le advirtieron que el otro estaba en riesgo, por lo que sus familiares lo trasladaron a la Ciudad de México, donde un médico le hizo tres operaciones que duraron aproximadamente 40 minutos, le pusieron un lente, una válcula y le quitaron la carnosidad.

Solo reposé 20 minutos y me declaré listo para seguir trabajando, con un ojo es suficiente.

SOLO DESCANSA UN DÍA AL AÑO

Desde su infancia, el afamado peluquero de Chiautempan acostumbra caminar para trasladarse de un lugar a otro, actividad que le permite encontrarse sano.

De hecho, antes de que existiera el transporte público hacia su comunidad, caminaba desde Tlalcuapan a la cabecera municipal y viceversa, sin importar la hora.

El concepto de trabajo para Don Coruco es distinto al de muchas personas y por ello no tiene descanso, salvo el Viernes Santo, día que destina para la reflexión y para acompañar a la imagen de Jesús a la procesión de Las Tres Caídas.

“El trabajo para mi significa vivir porque ni un día se deja de respirar, de comer o de dormir, por lo mismo diario se debe trabajar”, expresa con orgullo.

Los días festivos representan para él fechas importantes porque es cuanto tiene más clientes, sobre todo sin caen en sábado y domingo, porque gente que no va a sus empleos lo dedican para cortarse el cabello.

En este punto, don Gumesindo González se detiene para contar que durante la administración de Gerardo Fragoso fue creada una “Unión de Peluqueros”, cuyo objetivo era, entre otras cosas, establecer que no se debía trabajar los domingos, situación que no le pareció.

Fue así que se unió a otros colegas y fue a hablar con el entonces presidente municipal para decirle que si querían descansar sus compañeros lo respetaban, pero él debía trabajar para pagar la renta del local y mantener a su familia, decisión que respetó la autoridad.

LEER EL SOL DE TLAXCALA ES UNO DE SUS VICIOS

Don Gumesindo González Cahuantzi se considera como un peluquero antiguo y con satisfacción resalta que tiene muchos amigos, aunque algunos los conoce más por apodos que por nombre, entre ellos Olegario Pérez y Pedro “El Oso”.

Las revistas y periódicos son parte del entretenimiento que el cliente puede encontrar en las peluquerías mientras reciben el servicio.

Por ello, el “maestro Coruco” procurar tener todos los días El Sol de Tlaxcala, sana costumbre que se le arraigo desde pequeño y no hay día en que no lea el periódico. Dice que “es uno de sus vicios preferidos”.

Pero antes había más opciones para la distracción –ataja- como los cuentos “Lágrimas y Risas”, “El Kalimán”, “El Llanero Solitario”, “Memín Pinguín”, entre otros.

ALGUNAS NIETAS SIGUEN SUS PASOS

El trabajo desempeñado a lo largo de 70 años generó que este domingo el ayuntamiento de Chiautempan le otorgara un reconocimiento, de manos del alcalde Héctor Domínguez Rugerio.

Pero no ha sido el único que ha recibido, pues en 2004 el Instituto de Belleza Universal de Chiautempan le entregó también un reconocimiento por su trabajo, el cual ha inspirado a sus nietas.

Gabriela Cahuantzi González estudio estilismo profesional y ejerció el trabajo durante cinco años en Oxnard, California, Estados Unidos de Norteamérica. Guadalupe Marañón González también estudió estilismo profesional y recientemente también lo hizo Nayeli Flores González se especializa en estilismo para niños.

Actualmente don Gumesindo cuenta con 23 nietos y 15 bisnietos, a quienes les da ejemplo diario de trabajo al abrir todos los días de las 08:00 de la mañana a las 08:00 de la noche, sin importarle que en la misma calle en que se ubica hay otras cuatro peluquerías, pues “cada quien tiene su propia clientela”.

EL DATO

Entre los cortes de cabello que Don Coruco hace se encuentran: “Casquete corto”, “El abultado”, “El redondo”, “A la bros”, “Tipo cepillo”, “De hongo”, “El cuadrado”, “Castañita”, “A medio oído o navaja”, además de trabajar la barba.

  • Autoridades reconocen su trayectoria por ser el más antiguo de Chiautempan

Su nombre es Gumesindo González Cahuantzi, pero sus clientes y amigos lo conocen como Don Coruco.

Es originario de San Pedro Tlalcuapan, Chiautempan y desde los 10 años de edad ejerce el noble oficio de la peluquería.

A 70 años de distancia, el peluquero más antiguo de la ciudad sarapera sigue más vigente que nunca.

Durante esas siete décadas, el “maestro Coruco” ha transformado el cabello y barba no solo de los chiautempenses, también de cientos de personas de localidades vecinas.

En sus modestas sillas se han sentado diversas generaciones y se han contado un sinfín de historias.

Y a pesar de que en 2007 perdió un ojo al sufrir una grave crisis por la diabetes que le detectaron dos años antes, Gumesindo González no claudicó, se aferró a su vida, a su trabajo y hasta hoy demuestra que “no importa la edad o la situación física, sino hacer lo que uno más ama”.


APRENDIÓ EL OFICIO DESDE LOS 10 AÑOS

En entrevista con El Sol de Tlaxcala, Don Coruco contó que nació el 13 de enero de 1939, hijo de don Porfirio González y la señora Matilde Cahuantzi.

Sin tapujos, revela que solo cursó hasta el tercer año de primaria porque, en aquel tiempo, en su natal Tlalcuapan solo impartían hasta ese grado.

Fue así que de 1945 a 1948, aun siendo niño, se unió a su padre como jornalero para cortar zacate en un ejido llamado “Pitotero”.

“Yo fui de una familia de siete hermanos muy humilde, cuando había luna llena nos íbamos a las dos o tres de la mañana para avanzar y ganar más dinero, lo hacíamos descalzos y mi padre siempre me decía que debía aprender a ganarme la vida honradamente”, recuerda.

Don Coruco rememora que en 1949, cuando estaba a punto de cumplir 10 años, su primo Pedro Muñoz lo llevó a la peluquería de don Lázaro Meneses, en la calle Bernardo Picazo, a unos metros de la antigua estación del tren.

“Mi primo ya era oficial y me recomendó para trabajar como aprendiz y mandadero, en ese tiempo había mucho trabajo y me llamó mucho la atención el arte con que cortaban el cabello… después de tres meses de enseñarme aprendí el oficio y ya era uno de ellos, para mi era mejor que ir a cortar zacate”.

-¿Desde cuándo le apodan “coruco” don Gumesindo?

-“Desde que inicié a trabajar en la peluquería porque para cortar el cabello me subía a una silla pequeña o un banco; un día un cliente que le gustaba echar relajo me dijo que arriba de la silla parecía coruco y todos los que escucharon se rieron… al principio me molestaba, pero con el paso del tiempo me acostumbré. Ahora ya no me molesta porque me identifican así más rápido”.

¡TE SALVASTE DEL CAMPO!

Gumesindo González es un peluquero lleno de anécdotas, pero en particular resalta una que lo llena de nostalgia.

Afirma que un día, al rasurarle la barba a un cliente y untarle alcohol, éste se quejó porque sus manos estaban rasposas como lijas. El patrón, que en todo estaba pendiente, vio lo sucedido y lo reprendió al ver que sus manos estaban muy maltratadas.

En ese momento le pidió que al día siguiente llevara a su papá para hablar con él, lo que lo hizo pensar que sería despedido.

Su sorpresa fue una vez en la peluquería don Lázaro Meneses le dijo a su padre que si quería que su hijo fuera peluquero y siguiera trabajando con él ya no lo mandara a trabajar al campo, pues para el oficio sus manos debían estar como de señorita para no lastimar a los clientes.

Don Coruco recuerda que al llegar a su casa su padre le dijo ¡te salvaste del campo! Y gracias a esa experiencia dejó de ir a cortar zacate en las madrugadas.

AL PASO DE LOS AÑOS SE INDEPENDIZÓ

A sus 23 años de edad, Gumesindo González Cahuantzi contrajo nupcias con Vicenta Hernández Cahuantzi, matrimonio del que nacieron sus ochos hijos: Rosa, Teresa, Gilberto, Irene, Margarita, María, Ángel y Antonio.

En la charla, el peluquero narró que su maestro Lázaro Meneses enfermó y murió en el año de 1977, dejándolo a cargo del negocio con tres oficiales más.

Al paso de los meses, sus compañeros decidieron formar su propio negocio y él hizo lo propio en la calle Vicente Guerrero, número 13, lugar en el que actualmente se ubica.

EN 2005 ESTUVO A PUNTO DE MORIR

La vida de don Gumesindo estuvo en riesgo el año de 2005, al presentársele una crisis por la diabetes que en ese entonces le detectaron.

Don Coruco bebía hasta dos litros de refresco sabor cola al día para quitarse la sed, lo que con el paso de los años le complicó su estado físico.

“Ese día era de mañana y me sentí muy mareado, con síntomas de gripe y dolor en el cuerpo, así pasaron cinco días y fue un 10 de octubre que los clientes me reprocharon por estar borracho, pero no había tomado ni una gota de alcohol… un amigo me llevó a la parada de autobús par irme a mi casa pero me desvanecí, uno de mis hijos tuvo que ir para llevarme a la casa y luego al Hospital General de Tlaxcala”.

En el nosocomio, la doctora que lo atendió le dijo a su familia que tenía 1026 de azúcar y en cualquier momento podría darle un paro cardiaco, cosa que no ocurrió y después de 15 días de permanecer internado fue dado de alta.

Empero, derivado del desajuste que le causó la diabetes, en 2007 perdió un ojo por glaucoma y los médicos le advirtieron que el otro estaba en riesgo, por lo que sus familiares lo trasladaron a la Ciudad de México, donde un médico le hizo tres operaciones que duraron aproximadamente 40 minutos, le pusieron un lente, una válcula y le quitaron la carnosidad.

Solo reposé 20 minutos y me declaré listo para seguir trabajando, con un ojo es suficiente.

SOLO DESCANSA UN DÍA AL AÑO

Desde su infancia, el afamado peluquero de Chiautempan acostumbra caminar para trasladarse de un lugar a otro, actividad que le permite encontrarse sano.

De hecho, antes de que existiera el transporte público hacia su comunidad, caminaba desde Tlalcuapan a la cabecera municipal y viceversa, sin importar la hora.

El concepto de trabajo para Don Coruco es distinto al de muchas personas y por ello no tiene descanso, salvo el Viernes Santo, día que destina para la reflexión y para acompañar a la imagen de Jesús a la procesión de Las Tres Caídas.

“El trabajo para mi significa vivir porque ni un día se deja de respirar, de comer o de dormir, por lo mismo diario se debe trabajar”, expresa con orgullo.

Los días festivos representan para él fechas importantes porque es cuanto tiene más clientes, sobre todo sin caen en sábado y domingo, porque gente que no va a sus empleos lo dedican para cortarse el cabello.

En este punto, don Gumesindo González se detiene para contar que durante la administración de Gerardo Fragoso fue creada una “Unión de Peluqueros”, cuyo objetivo era, entre otras cosas, establecer que no se debía trabajar los domingos, situación que no le pareció.

Fue así que se unió a otros colegas y fue a hablar con el entonces presidente municipal para decirle que si querían descansar sus compañeros lo respetaban, pero él debía trabajar para pagar la renta del local y mantener a su familia, decisión que respetó la autoridad.

LEER EL SOL DE TLAXCALA ES UNO DE SUS VICIOS

Don Gumesindo González Cahuantzi se considera como un peluquero antiguo y con satisfacción resalta que tiene muchos amigos, aunque algunos los conoce más por apodos que por nombre, entre ellos Olegario Pérez y Pedro “El Oso”.

Las revistas y periódicos son parte del entretenimiento que el cliente puede encontrar en las peluquerías mientras reciben el servicio.

Por ello, el “maestro Coruco” procurar tener todos los días El Sol de Tlaxcala, sana costumbre que se le arraigo desde pequeño y no hay día en que no lea el periódico. Dice que “es uno de sus vicios preferidos”.

Pero antes había más opciones para la distracción –ataja- como los cuentos “Lágrimas y Risas”, “El Kalimán”, “El Llanero Solitario”, “Memín Pinguín”, entre otros.

ALGUNAS NIETAS SIGUEN SUS PASOS

El trabajo desempeñado a lo largo de 70 años generó que este domingo el ayuntamiento de Chiautempan le otorgara un reconocimiento, de manos del alcalde Héctor Domínguez Rugerio.

Pero no ha sido el único que ha recibido, pues en 2004 el Instituto de Belleza Universal de Chiautempan le entregó también un reconocimiento por su trabajo, el cual ha inspirado a sus nietas.

Gabriela Cahuantzi González estudio estilismo profesional y ejerció el trabajo durante cinco años en Oxnard, California, Estados Unidos de Norteamérica. Guadalupe Marañón González también estudió estilismo profesional y recientemente también lo hizo Nayeli Flores González se especializa en estilismo para niños.

Actualmente don Gumesindo cuenta con 23 nietos y 15 bisnietos, a quienes les da ejemplo diario de trabajo al abrir todos los días de las 08:00 de la mañana a las 08:00 de la noche, sin importarle que en la misma calle en que se ubica hay otras cuatro peluquerías, pues “cada quien tiene su propia clientela”.

EL DATO

Entre los cortes de cabello que Don Coruco hace se encuentran: “Casquete corto”, “El abultado”, “El redondo”, “A la bros”, “Tipo cepillo”, “De hongo”, “El cuadrado”, “Castañita”, “A medio oído o navaja”, además de trabajar la barba.

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