“Apúrense a vender, no vamos a tardar mucho, llegamos para ayudar”, expresó vía telefónica Filiberto a su esposa Lilia a las 04:00 horas del 12 de agosto.
La respuesta fue inmediata, vénganse con cuidado, luego se cortó la comunicación.
A esa hora, Filiberto encendía el motor del compacto vehículo tipo Vento de color plata y su destino era Iztapalapa, en la Ciudad de México.
Los comerciantes Filiberto, Felipe, Omar y Rodrigo llegaron a Tlaxcala la tarde del sábado, para escuchar al sonidero El Fantasma, que se presentaría en la velada en el domo del Centro Expositor.
El objetivo de Filiberto era contratar a la empresa musical para festejar a San Mateo el próximo 21 de septiembre, pero ya no fue posible, ya que todos murieron en un accidente automovilístico.
La historia del fatal percance, ocurrido sobre la carretera Tlaxcala-San Martín, fue narrada por este Diario la madrugada de ese domingo, los cuatro cuerpos quedaron calcinados al interior del vehículo.
Gabriel Rodríguez, auxiliar del Ministerio Público de Panotla, quien se encargó de los trámites para liberar los cuerpos, contó que ese día Filiberto se despidió de su familia, su esposa y sus cuatro hijos.
“Lilia me dijo que su esposo nunca se despedía de ellos, nunca se reportaba cuando andaba en camino, pero esta vez sí lo hizo”, expresó.
Siete días después, fueron sepultados Filiberto de 44 años y sus tres sobrinos Omar, Rodrigo y Felipe.
En el panteón de la comunidad se hermanaron pobladores de Panotla e Iztapalapa para dar el último adiós a los tamaleros.
En Iztapalapa, la gente participó en un rosario todos los días en su memoria, pues se habían ganado el cariño de los mexiquenses.
Los tlaxcaltecas vendían tamales en el supermercado La Estrella, un centro comercial de la ciudad.
Juntos fallecieron y juntos fueron sepultados en una jornada dominical en la que el pueblo de San Mateo lloró.
En el panteón ubicado del otro lado de la población, tuvo lugar el sepelio de Rodrigo, tamalero quien también se ganaba la vida con el sudor de su frente.
La población los despidió con una misa colectiva, después, en el camposanto se escuchó música de banda.
Así termina la historia del tío y sus sobrinos que, hace años, tuvieron que emigrar de su pueblo en busca de oportunidades.
El objetivo de Filiberto era contratar a la empresa musical para festejar a San Mateo el próximo 21 de septiembre, pero ya no fue posible, ya que todos murieron en un accidente automovilístico.