“Si he de dormir una noche entera en la calle no me importa, quiero devolver a mi padre poco de lo mucho que me ha dado”, dijo Andrés Ordoñez, seguro de que bien vale pernoctar a la intemperie para asegurar que su progenitor reciba la vacuna contra Covid-19.
César Saldaña fue el segundo en la larga fila de personas en el Centro de Salud Urbano de Texcacoac, Chiautempan, para conseguir la dosis e inmunizar a sus padres de 73 y 69 años de edad. Con 12 horas de anticipación, Andrés y César se concentraron en la prolongación 10 de Mayo, provistos de cobijas, colchonetas, sillas y todo lo que pudiera ayudar para soportar el frío que durante la madrugada “caló hasta los huesos”.
Como ellos, hijos, nietos y hasta bisnietos de cientos de familias santaneras pernoctaron hasta en casas de campaña y en “sleeping bag” al exterior del hospital para garantizar la inoculación de sus adultos mayores.
El riesgo de contagio por Covid-19 fue latente, o bien, de contraer una enfermedad respiratoria por las bajas temperaturas de la madrugada de este jueves 11 de marzo.
Optimistas, algunos hasta una bocina llevaron para animar la larga espera y con la aparición de los primeros rayos del sol, ceder el lugar apartado a sus padres para comenzar con el registro y su inoculación.
- A las 20:00 horas llegó el primer chiautempense al Centro de Salud Urbano de Texcacoac.
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