Los pájaros carpinteros no alcanzan a comerse todos los insectos descortezadores como antes, ahora se reproducen por millones entre la corteza de los árboles, hasta secarlos, todos talan la madera en la montaña, por lo que es urgente la intervención de la Secretaría de Medio Ambiente (SMA), señaló José Luis Carcaño, ejidatario de San José Teacalco.
El también productor de maíz, señaló que en el Parque Nacional Malinche (PNM) no hay suficiente seguridad forestal, de ahí que el robo de madera -convertida en polines, tablas y troncos- tiene lugar a cualquier hora del día en unos 15 municipios de Tlaxcala.
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La plaga que comenzó hace ocho años en los municipios de Chiautempan, Tetlanohcan, Contla y Teolocholco, como lo documentó este Diario en 2015, se expandió hacia el norte y sur de la Malinche, quinta montaña más alta de México.
El color café y amarillento registran la zona de bosque que linda con San José Teacalco, Santa María Tocatlán y Huamantla, arbustos y árboles de pino están secos. Lo que antes era un bosque lleno de maleza, ahora es un lugar tétrico.
En el bosque de coníferas que brindaba servicios a la población, cuando hay viento se escucha el crujir de las ramas secas. La nueva panorámica es que con la presencia de las lluvias ha retoñado el pasto para el ganado, pero los árboles tienen evidencias de carbón en la corteza, están secos.
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Y en los predios donde la gente se reunía para acampar en días de asueto, ahora no hay sombra, al menos para los próximos 20 años.
Eso sí, el trabajo agrícola ha ganado terreno con las siembras de maíz nativo del ciclo primavera-verano, el maizal ya germinó.
El Sol de Tlaxcala recorrió la línea perimetral del Parque Nacional Malinche (PNM) desde San Isidro Buensuceso, municipio de San Pablo del Monte, hasta Guadalupe de Altamira, en Huamantla, y constató el desastre del bosque causado por plagas, incendios y cambio climático.
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Bajo la línea perimetral la vigilancia policial es escasa, los pobladores suben por los árboles secos que están abandonados, nadie reclama nada.
En San Bartolomé Cuahuixmatlac, municipio de Chiautempan, la mayoría de los hogares tiene leña extraída del bosque. A simple vista se observan tablas con corteza y troncos de árboles de ocote.
En otros predios hay trozos de leña apilada custodiados día y noche por elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
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Pero entre el bosque se escucha el sonido de los motores de las sierras a base de diésel, algunas personas son dueñas de aserraderos que han comprado la madera a los ejidatarios con el aval de la Conafor.
En los ejidos son visibles las mantas que coloca la Conafor donde señala que esas áreas están plagadas y deben ser taladas.
Luego, a mediodía aparecen sobre la carretera cientos de cargas de troncos con destino a los aserraderos de Tlaxcala y Puebla.
En San José Teacalco y Huamantla los ejidatarios ya tienen permiso de la Conafor para talar el bosque, debido a que la devastadora plaga se extendió a esos lugares.
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La instrucción es derribar los ocotes con presencia de descortezador, pero también hay árboles atacados por el gusano defoliador y plantas parásitas como el muérdago. Los árboles de hasta 20 metros de altura son derribados y embarcados. Mientras tanto, la corteza con la plaga es abandonada al suelo, no hay trabajos de fumigación.
La recomendación de enterrar la corteza con los gusanos no se cumple. Y desde San Pablo del Monte hasta Huamantla, no hay trabajos de reforestación para resarcir el entorno.
EXIGEN INTERVENCIÓN DE LA SMA Y PROFEPA
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Hasta el primer trimestre de 2021, el diagnóstico de la plaga del descortezador era en unas mil 600 hectáreas de 20 municipios de Tlaxcala.
Los ecologistas exigieron la intervención de la SMA y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), pues lo mismo extraen madera que materiales pétreos y aves silvestres de la montaña.
Este Diario ha buscado una entrevista con Luis Antonio Ramírez, titular de la SMA en Tlaxcala, para conocer las estrategias de combate y seguridad forestal en el PNM. Sin embargo, después de 45 días no ha dado una respuesta.
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- La plaga que comenzó hace ocho años en los municipios de Chiautempan, Tetlanohcan, Contla y Teolocholco, como lo documentó este Diario en 2015, se expandió hacia el norte y sur de la Malinche, quinta montaña más alta de México.