En las instalaciones de la antigua estación de tren de Santa Ana Chiautempan, desde hace muchos años, las almas del jefe de la estación del tren y la de su pequeña hija, durante algunas noches, hacen de las suyas jugándole travesuras al personal de Servicios Médicos Municipales, que pernocta en el lugar para realizar guardias.
Entre las anécdotas que se oyen respecto a ello, están las contadas por quienes recientemente han vivido estos acontecimientos paranormales, como es el caso de algunos integrantes del personal del área mencionada con anterioridad, que relataron en una charla entre amigos, que todas las mañanas, al ingresar a las oficinas, encontraban desordenado el lugar, hecho que al principio las causaba extrañeza, pues los consultorios se quedaban perfectamente cerrados por la noche.
Al empezar a realizar las guardias nocturnas, las personas que se quedaban, escuchaban ruidos dentro de la estación, y al recorrerla, se percataban que no había nadie más que ellos en el lugar y, en esos momentos, se les erizaba la piel.
La historia cuenta que en tiempo de la Revolución, este personaje mandó a hacer una guarida dentro de la construcción para poder esconderse, pues sabía que al llegar los guerrilleros a un lugar, lo saqueaban, y les dio indicaciones a los empleados para que, si se llegaba a dar el caso, lo encerraran junto con los objetos de valor que se encontraran en el sitio en ese momento.
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