Como era de esperarse, por la pandemia de Covid-19, hubo malas ventas en el Día de la Candelaria y lo empiezan a resentir los comerciantes.
Por ejemplo, en Tequexquitla, la familia Hernández Ángel integrada por cinco personas, restauraba y vestía hasta 400 “Niños Dios” con jornadas dobles, con tal de obtener un capital extra para que las hijas sigan estudiando.
En su pequeño taller, José N., el jefe de familia, se colocaba su overol y literalmente, como cirujano, restauraba dedos de pies y manos las estatuas que le llevaban.
En tanto, su esposa Marina confeccionaba en una máquina de coser, los vestidos. Por su parte, el suegro, de oficio carpintero, daba forma a las sillas del redentor y sus dos hijas atendían el negocio de fotografías ampliadas con cuadros y video.
Hasta el año pasado, los integrantes de esta familia, habían consolidado a su clientela, llegaron a vestir alrededor de 400 “Niños Dios”.
Y empezaban a remodelar su vivienda ubicada en Nicolás Bravo, pues hace cuatro años, el gobierno estatal les aprobó un proyecto de 180 mil pesos para equipar su estudio de fotografía.
A causa de la pandemia, tuvieron que cerrar. Su actividad no es esencial para la gente que empezó a enfermarse y morir del Covid-19.
El Carmen Tequexquitla es uno de los 60 municipios de Tlaxcala cuya población alcanza los 20 mil habitantes, una gran mayoría abraza la religión católica y vive en pobreza. Tienen una parroquia en honor a la virgen del Carmen, el templo de la Campana, iglesias y capillas en cada comunidad.
- Antes de la pandemia, la familia Hernández Ángel restauraba y vestía hasta 400 “Niños Dios”.
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