Pablo Jiménez y su esposa Ernestina, cumplieron 18 años derestaurar y vestir niños Dios, en el mercado Guadalupe delmunicipio de Apizaco
Ellos tienen una zapatería inscrita en la dirección deIndustria y Comercio, pero ante las bajas ventas que registrandesde hace algunos años, optaron por dedicarse a lasartesanías.
Así que tres semanas antes del Día de la Candelaria, en elreducido establecimiento, Pablo improvisó el taller para restaurarfiguras de yeso del niño Dios.
Related contentEn tanto, Ernestina aprendió el arte de confeccionar en unas 15representantes diferentes, la vestimenta de las imágenesreligiosas de todas medidas.
“El zapato ya no deja, así que con este oficio de vestir alos niños Dios, alcanzamos a sostener a nuestros hijos que van ala escuela, ya estamos cumpliendo 18 años”, expresó elartesano.
En la víspera de la festividad, dijo que el trabajo se leduplicó por lo que tiene que laborar horas extras para cumplir asu clientela.
Pablo pasa horas sentado en una silla reparando las figurasrotas, por ello, cobra entre 60 y 100 pesos según el deterioro dela imagen.
Ernestina ya cuenta con un muestrario, y según el tamaño delarte religioso, por su trabajo percibe de 60 hasta 300 pesos porcada uno.
Así, este matrimonio redobla esfuerzos en el trabajo, en lavíspera de la festividad que en México se celebra este día conuna homilía, mañanitas, y por la tarde los tradicionales tamalesy mole a cargo de los padrinos.