Sin importar las promesas de mejora de migrantes que realice el gobierno de Estados Unidos de América (EE. UU.), los países expulsadores de ilegales están obligados a mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos, aseveró el presbítero encargado de la Comisión Diocesana de Movilidad, Elías Dávila Espinoza.
Después del anuncio del presidente electo de EE.UU., Joe Biden, de que en sus primeros 100 días en el cargo enviará al Senado un proyecto de Ley de inmigración que proporcionará “un camino hacia la ciudadanía para más de 11 millones de personas indocumentadas en EU”, el presbítero opinó al respecto. Dijo que es un mensaje esperanzador para quienes llevan mucho tiempo viviendo ahí, pero en términos de movilidad los migrantes reciben muy poca o nula ayuda, sobre todo porque son indocumentados.
“Aunque haya ofertas en Estados Unidos, el país de origen tiene la obligación de darle atención a los migrantes y ofrecer condiciones de trabajo, porque al no haberlas, deciden migrar y después son ellos quienes generan riqueza al país de donde salieron”, resaltó.
Eso sí, admitió que el demócrata es visto como una nueva esperanza para los latinos e indocumentados, pues ha nombrado en su gabinete a personas de descendencia afroamericana-migrante, lo cual representa una acción de agradecimiento para el voto latino
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