Desde hace varios meses, doña Esperanza Sánchez Flores dejó de usar el unicel y compró varias decenas de vasos y platos de plástico para servir ahí el tradicional atole y tamales que todos los días vende en el centro de Zacatelco.
Ella, al igual que comerciantes de comida y bebidas como el cacao, tacos elotes y esquites, se sumó a la campaña “Zacatelco consciente”, implementada hace aproximadamente un año, y cuyo objetivo es reducir el índice de contaminación ambiental y convertirse en el primer municipio en el estado que deje de usar este tipo de poliestireno.
Desde temprana hora, doña Esperanza coloca sobre algunas mesas sus ollas con atole de diferentes sabores, el bote con los tamales y pan dulce, y debajo de ellas las varias tazas y platos de plástico en donde servirá sus productos.
Los habitantes y visitantes de Zacatelco ya se han acostumbrado a esta estrategia, por lo que en el lugar consumen el atole, el tamal o el pan, para poder usar los utensilios de doña Esperanza y regresarlos en el mismo lugar donde se instala, a unos metros de la presidencia municipal.
Sin embargo, dijo que todavía hay quienes piden su atole para llevar y para ellos doña Esperanza tiene vasos biodegradables, es decir, son utensilios que después de cierto tiempo de estar a la intemperie se convierten en composta, pues están hechos a base de plantas.
- Zacatelco motivó el desuso de desechables y plásticos en septiembre de 2018, meses antes de que en el Congreso local fuera aprobada la ley que, al momento, no ha sido autorizada por el gobierno estatal
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