/ miércoles 31 de julio de 2019

Vigilaban los leones la iglesia de La Magdalena Tlaltelulco

La historia se encuentra muy arraigada en la población de la comuna

La siguiente historia tiene su origen a mediados de los años 50's, en el municipio de La Magdalena Tlaltelulco. En ese tiempo, la iglesia no tenía un sacerdote para oficiar misas, así que el presbítero de Santa Ana Chiautempan iba al pueblo a celebrar la misa dominical.

Como cada domingo por la mañana, el padre realizó su recorrido por una estrecha vereda que lo conducía al poblado en mención; al llegar a su destino, se percató que ninguna persona había asistido a la celebración de la santa misa. En ese momento, fue tan grande su asombro y molestia que salió de la parroquia, montó su burro y se dirigió de nuevo al municipio textilero.

Ya de regreso, en el camino se le aparecieron dos leones que tenían la intención de atacarlo, el burro se asustó tanto que lo derribó al pararse de manos para defenderse y huir de las fieras, corriendo por los terrenos que había en el lugar. El padre, tras la fuerte caída, no pudo ponerse de pie y tuvo que regresarse de rodillas al santuario de Santa María Magdalena.

Al arribar nuevamente a la iglesia, ésta ya se encontraba llena por los feligreses que habían acudido a escuchar con fervor la misa. El padre contó lo sucedido momentos antes y los feligreses tomaron la decisión de ir en busca de los felinos. Después de unas horas, lograron capturarlos y estuvieron bajo el cuidado de la comunidad hasta que, con el pasar de los años murieron. Los habitantes decidieron mandar a hacer dos estatuas de piedra en representación de estos animales y colocarlas a los costados del altar mayor.

Las esculturas siguen ahí en señal de que son los guardianes de la iglesia y se cree que cada vez que la patrona del pueblo sale en una procesión, ésta debe de llevar bajo sus vestimentas, un león de plata amarrado significando su seguridad y resguardo. Los mayordomos y fiscales deben dejar amarrados a estos leones antes de salir a pedir la colecta de todos los días, pues se cree que los acompañan y pueden causarles alguna desgracia.

  • En honor a los felinos, los habitantes hicieron dos estatuas de piedra y las colocaron a los costados del altar mayor.

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La siguiente historia tiene su origen a mediados de los años 50's, en el municipio de La Magdalena Tlaltelulco. En ese tiempo, la iglesia no tenía un sacerdote para oficiar misas, así que el presbítero de Santa Ana Chiautempan iba al pueblo a celebrar la misa dominical.

Como cada domingo por la mañana, el padre realizó su recorrido por una estrecha vereda que lo conducía al poblado en mención; al llegar a su destino, se percató que ninguna persona había asistido a la celebración de la santa misa. En ese momento, fue tan grande su asombro y molestia que salió de la parroquia, montó su burro y se dirigió de nuevo al municipio textilero.

Ya de regreso, en el camino se le aparecieron dos leones que tenían la intención de atacarlo, el burro se asustó tanto que lo derribó al pararse de manos para defenderse y huir de las fieras, corriendo por los terrenos que había en el lugar. El padre, tras la fuerte caída, no pudo ponerse de pie y tuvo que regresarse de rodillas al santuario de Santa María Magdalena.

Al arribar nuevamente a la iglesia, ésta ya se encontraba llena por los feligreses que habían acudido a escuchar con fervor la misa. El padre contó lo sucedido momentos antes y los feligreses tomaron la decisión de ir en busca de los felinos. Después de unas horas, lograron capturarlos y estuvieron bajo el cuidado de la comunidad hasta que, con el pasar de los años murieron. Los habitantes decidieron mandar a hacer dos estatuas de piedra en representación de estos animales y colocarlas a los costados del altar mayor.

Las esculturas siguen ahí en señal de que son los guardianes de la iglesia y se cree que cada vez que la patrona del pueblo sale en una procesión, ésta debe de llevar bajo sus vestimentas, un león de plata amarrado significando su seguridad y resguardo. Los mayordomos y fiscales deben dejar amarrados a estos leones antes de salir a pedir la colecta de todos los días, pues se cree que los acompañan y pueden causarles alguna desgracia.

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