Con la introducción de envases de plástico en la década de los setenta, los implementos del hogar a base de palma y tule, comenzaron a desaparecer. Pero ahora, medio siglo después, artesanos que viven al oriente de Tlaxcala, trabajan en el rescate de la planta sotol, sobreviven de la cestería y contribuyen a resarcir los daños al ambiente.
Sin embargo, la tarea para estas familias que viven en rezago social, es cuesta arriba, estos hombres de Altzayanca no tienen apoyos del Gobierno.
En Santa María Las Cuevas, uno de los últimos rincones el estado, las familias tienen dos opciones: quedarse a sembrar maíz en zonas áridas o emigrar a las ciudades en busca de trabajo.
La falta en servicios de drenaje, agua potable y electrificación es evidente, el internet acaba de llegar hace un par de meses, pero es privado. La primaria Justo Sierra disponen de computadoras pero con programas obsoletos. Aquí los 900 habitantes tienen más calles de tierra que pavimentadas, no hay parque y los alumnos que quieran seguir sus estudios deben salir a Tlaxcala o Puebla.
Inclusive, no tienen programas federales en marcha, la última vez que Lorena Cuéllar, en calidad de candidata a Gobernadora visitó el pueblo fue hace más de tres años y no regresó. Para los hombres y mujeres que no han cumplido 68 años, no tienen asistencia del Gobierno para comer, por lo que deben trabajar en el campo para mantener a sus hijos.
LA CESTERÍA
Como don José Antonio Herrera Ortega quien para alimentar a su hija, siembra maíz de temporal, trabaja en carpintería y en la cestería con material biodegradable.
Así, durante las primeras horas del día, labra matas de milpas en la parcela que rentó a un ejidatario de Santa María y, al mediodía, regresa a su taller domiciliario para tejer lo que él llama ilusiones de vida. Los implementos para los hogares son elaborados sin costura, su precio varía de los 20 a los 500 pesos.
Con la precisión que casi siempre tiene un cirujano, los dedos de don Toño, -como lo conocen en la comunidad- se mueven sobre hojas de palma de origen vegetal, para darle forma a esas ilusiones de progreso.
En algunos hogares de Tlaxcala, todavía hay quienes duermen en petates hechos de tule, utilizan chiquepextle para conservar las tortillas, ventiladores, escobas, escobillas, sombreros, bolsos, fruteros y hasta cuneros.
La zona desértica y arenosa en el oriente del Estado está conformada por unas 25 comunidades, casi todas en rezago social.
ENTÉRATE
En algunos hogares todavía hay quienes duermen en petates hechos de tule, utilizan chiquepextle para conservar las tortillas, ventiladores, escobas y hasta cuneros
"Viajo de feria en feria para mantener a mi hija, pues el Gobierno no me apoya"
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