La pandemia de Covid-19 agravó las precarias condiciones económicas de las personas, pues a los pobres los hizo más pobres y obligó al desplazamiento humano, aseveró el representante del albergue la “Sagrada Familia”, Elías Dávila Espinoza. Lo anterior porque México y Estados Unidos de América se comprometieron a trabajar juntos para combatir la pandemia, revitalizar la cooperación económica y explorar áreas de colaboración frente al cambio climático.
En entrevista, el religioso agregó que una consecuencia de la pandemia fue el aspecto económico, pues el cierre obligado de negocios y la cancelación de eventos masivos, golpeó las economías nacionales y algunas personas que vivían de negocios familiares tuvieron que emigrar.
“Las condiciones de pobreza e inseguridad se agudizaron en los países centroamericanos como Honduras, Guatemala, El Salvador, pues son naciones mucho más pobres que nosotros y las condiciones climáticas también los arrastró”, puntualizó.
De ahí que el presbítero de la Comisión Diocesana de Movilidad, declaró que mientras los gobiernos no inviertan en sus propios países para lograr fuentes de empleo y desarrollo, las condiciones de desigualdad surgirán presentes.
“Lo ideal sería que México y los demás países de Centroamérica tengan una economía más estable, eso implicaría que la movilidad humana redujera significativamente, pero debe ser compromiso de quienes administran los países”, soltó.
Para solucionar el problema de fondo, opinó que la retribución económica debe ser equitativa, la riqueza nacional bien distribuida y que los gobiernos contribuyan a generar respeto entre personas, eliminar el racismo y clasismo, para lograr la ayuda mutua entre personas.
En cuanto hace al cambio climático, dijo que es un tema que ha surgido desde hace años, pero poco o nada se ha hecho al respecto, ya que surgen intereses económicos y políticos en torno al tema.
“Como ejemplo estuvo la ley de la Comisión Federal de Electricidad, por una parte nos piden usar energías no contaminantes, pero por otro lado, vemos que para su aprobación surgieron intereses de grupo y hasta de partidos políticos”, concluyó.
Para evitar el desplazamiento humano, los países de origen deben invertir en la creación de empleos, pues debemos enseñar a pescar, no a dar el pescado
Elías Dávila Espinoza / presbítero de movilidad
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