Han pasado cuatro años desde que fue cerrada la parroquia de San José, en la capital tlaxcalteca. El sismo con magnitud de 7.1 ocurrido el 19 de septiembre de 2017 dejó severas afectaciones al templo católico y la determinación de las autoridades fue restringir el ingreso de fieles para evitar una tragedia.
En ese lapso, los trabajos de restauración han sido lentos, la polilla ha dañado retablos y la humedad ha afectado las paredes. Las afectaciones han sido estructurales, pero también impactaron en el turismo, la economía y en la oración de los feligreses al no contar con este espacio.
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Incluso, el cierre del inmueble ha ocasionado números rojos en la parroquia de San José, pues las limosnas y otras donaciones se redujeron a cero, pero los servicios y gastos han continuado en los últimos cuatro años.
CAUSA PÁNICO
El martes 19 de septiembre de 2017, a las 12:00 horas, fue celebrada la última misa al interior de la iglesia de San José por el sacerdote Francisco Sánchez, en ese entonces vicario de la parroquia y actualmente párroco en Santa Apolonia Teacalco.
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La celebración eucarística culminó sin contratiempos y los fieles permanecieron al interior del templo, pero a las 13:14:40 horas, de acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional (SSN), comenzó el movimiento telúrico que causó pánico entre los asistentes debido a que la linternilla de la parroquia colapsó. Tras verificar que no hubiera pérdidas humanas o heridos, el templo fue cerrado y acudió personal de Protección Civil, Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y gobernación del Estado, quienes no permitieron la entrada del párroco.
“Para los católicos la imagen del Santísimo es lo más sagrado, la preocupación del padre fue que se quedó al interior de la iglesia, al día siguiente solicitó sacar la imagen, al igual que a San José y el Niño Milagroso de Tlaxcala, de inmediato habilitaron el anexo a la oficina parroquial, que era empleado para la adoración nocturna, ahora es el lugar alterno a la parroquia y se celebran las misas”, dijo Marco Antonio Padilla Aguilar, párroco de San José.
LOS DAÑOS
El sismo de 2017 dañó severamente el templo de San José, pero las afectaciones más graves fueron en la torre, donde se cayó la linternilla, así como en la base de dicha torre, pues corría el riesgo de colapsar y fue apuntalada.
Otra afectación fue en los salones de oración, que eran las prioridades para atender y restaurar. No obstante, a cuatro años del cierre de las instalaciones, la humedad se ha extendido por las paredes debido a la falta de ventilación, además de que el retablo se encuentra afectado al 60 % por polilla que provocará un colapso y que desaparezca esta pieza, por lo que es urgente una fumigación. Además, las bancas de madera se han cuarteado por la humedad.
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LENTO AVANCE
Al ser un monumento histórico, la parroquia de San José cuenta con un seguro superior a los cinco millones de pesos, el cual fue gestionado por INAH para que fuera aplicado y rehabilitaran las cuarteaduras, pero no fue así, pues lo emplearon para proteger los retablos, imágenes y un inventario.
El párroco Marco Antonio Padilla, quien tomó posesión el 29 de julio de 2018 del templo de San José, precisó que el dinero del seguro etiquetado por el Fondo de Desastres Naturales no fue aplicado en la restauración.
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Mencionó que el entonces delegado del INAH en Tlaxcala, Emilio Velázquez Gallegos, le notificó que no había recursos para atender la infraestructura dañada, por lo tanto, se perdió un año sin que fura restaurado el inmueble.
El 19 de septiembre de 2018 fue celebrada una misa frente a San José para pedir a las autoridades federales, encabezadas por Enrique Peña Nieto, que comenzaran la restauración porque persistía el riesgo de colapso. Además, fueron enviados escritos al INAH para iniciar los trabajos.
En 2019, con el cambio de autoridades federales, se estableció un diálogo con los nuevos funcionarios, pero el recurso etiquetado para la restauración no pudo ser aplicada porque estuvieron en la presentación del proyecto. Fue hasta el 19 de agosto del mismo año que dieron el banderazo a los trabajos de reparación en la infraestructura gracias a la gestión de Lorena Cuéllar, entonces delegada del Bienestar.
NÚMEROS ROJOS
El templo de San José se mantiene el número rojos debido a que los gastos se incrementaron y se quedaron sin entrada de recursos que era generado por limosnas.
El párroco Marco Antonio Padilla precisó que pese a que el templo permanece cerrado, continúan pagando el servicio de agua y energía eléctrica, costos que han sido cubiertos por las gestiones que ha realizado con buenos hechores.
“Cada mes el pago de servicios asciende a 60 mil pesos al incluir servicio de agua, energía eléctrica, ostias y pago de trabajadores, como los sacristanes, secretarias, cocinera, lavandera, además de una aportación que realizan a la mitra”.
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Incluso, colocar y retirar la lona para celebrar la misa detrás de san José genera un costo.
Otros gastos que se aproximan, pues el recurso federal solo será empleado para atender las fisuras que provocó el sismo, será el cambio de instalación eléctrica y alumbrado al interior y exterior del templo, el cual alcanzará un elevado costo.
“La instalación eléctrica está obsoleta, data de 1950, es necesario cambiarla, una empresa especializada me hizo un diagnóstico y, por ser un monumento histórico, el valor es muy alto, además se pintará el interior de la parroquia, pero emplearán una pintura especial, se deben restaurar las bancas del altar”, dijo.
De agosto de 2019 a agosto de 2021, la restauración solo ha tenido un avance del 50 %, pues ha sido reparado el orificio que originó la caída de la linternilla en la torre y los salones de oración, pero falta trabajar la nave, cúpula, capilla expiatoria, sitio del Santísimo, molduras y fisura de la fachada principal.
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