A tres años de su episcopado, el obispo de Tlaxcala, Julio Cesar Salcedo Aquino nuevamente convocó a la comunidad religiosa a ser apóstoles de la salud y de la vida con las familias que tienen un enfermo con padecimiento de Covid-19.
Durante la homilía dominical que se llevó a cabo en la catedral de Tlaxcala el jerarca de la grey católica se pronunció porque en las familias tlaxcaltecas exista la misericordia, la solidaridad y el apoyo para las familias que tienen o han tenido a pacientes con Covid-19, convirtiéndose así en apóstoles de la salud y la vida que lleven a los hogares un poco de alegría y esperanza ante la difícil situación que viven día con día.
Además también pidió orar por aquellas personas que a consecuencia de la pandemia han perdido el trabajo “aquellas que han quedado afectadas espiritual y sicológicamente, algunos que han experimentado la falta de solidaridad, otros que han tenido que abandonar proyectos o de estudio o de trabajo, en estos momentos es cuando necesitamos hacer presencia”.
Agregó que la pandemia ha sembrado desesperanza y soledad “muchos de nuestros hermanos están en periferias existenciales, están cansados, se repite la experiencia que tuvo Jesús porque la gente espera de la iglesia ayuda y solidaridad”.
Por lo anterior, exhortó a las familias tlaxcaltecas a ser compasivos y solidarios en estos tiempos difíciles para muchas personas que han sido víctimas de la pandemia, a fin de demostrar y llevar a cabo los preceptos evangélicos de la Diocesis de Tlaxcala.
Ante el anuncio hecho por el Gobierno Federal de que Tlaxcala se ubica en semáforo amarillo, pidió no relajar las medidas sanitarias, por el contrario, adoptar cada una de las recomendaciones hechas por el sector salud.
En lo que respecta a la iglesia dijo, se mantendrá con la fe y misericordia para llevar tranquilidad y ayuda a las familias que lo necesiten a través de la oración.
Finalmente, el obispo de Tlaxcala mencionó gustoso su tercer aniversario episcopal, se dijo bendecido y congratulado de llegar a la Diócesis Tlaxcalteca que le abrió las puertas de manera fraternal para hace un trabajo en armonía para bienestar de la comunidad religiosa.
“A ejemplo de los niños mártires en estos tiempos de desconcierto tengamos ojos y corazón abiertos para ser hermanos generosos y alegres y abrir el corazón y la misericordia”, concluyó.
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