Superhéroes, princesas y personajes en tendencia son las figuras que inspiran a la familia Díaz García para elaborar sus piñatas. Por supuesto, no pueden faltar las tradicionales de cinco picos, las que por años han adornado los hogares mexicanos en estas épocas navideñas.
Cada año, los 13 hermanos, oriundos del municipio de Ixtacuixtla, en el estado de Tlaxcala, elaboran cerca de dos mil piñatas de todos los colores; grandes y pequeñas, listas para brindar momentos de alegría.
Desde que iniciaron en el oficio, hace 60 años, gracias a su padre don Federico Díaz Flores, el proceso es cien por ciento artesanal, empezando por el secado, pues cada una de las figuras, hechas previamente con engrudo y papel periódico, debe secarse naturalmente.
Posteriormente se pasan al área de “vestido” donde se les coloca el color y se les da la forma deseada. Con el ayuda del engrudo, se van pegando una a una la tiras de papel maché o china, y con pintura acrílica se les dibuja los ojos y boca. Finalmente se les coloca el cordón, el cual servirá para sujetar la piñata.
A la semana producen cerca de 150 piñatas y otras figuras de cartón, las cuales se reparten en varios puntos de la entidad, pero principalmente en el estado de Puebla. Sus precios varían desde los 60 pesos hasta los 400 pesos, todo dependerá del tamaño y figura.
Este año, debido a la pandemia, sus ventas se vieron afectadas, sin embargo, es esta época de cercanía familiar, confían en que mejore el negocio, su principal sustento económico.
“ADAPTARSE ANTES QUE DESAPARECER”
La necesidad de adaptarse a nuevas exigencias del mercado los ha obligado a reemplazar algunos materiales con los que tradicionalmente elaboran sus piñatas.
Ollas de barro, engrudo y papeles multicolores eran los componentes principales para formar la icónica estrella que da significado a los siete pecados capitales. Cada año, estaban listas para rellenarse de frutas de temporada como tejocote, jícama, caña de azúcar, naranja y dulces.
Actualmente, la compra de piñatas de cartón ha desplazado de manera considerable a las de barro, asegura Polo Díaz, piñatero de oficio.
Precisó que ahora los consumidores prefieren las que están hechas de papel periódico y engrudo debido a su practicidad. Respecto a las de ollas de barro, opina que la principal razón por la que ha disminuido su adquisición es el riesgo de accidentes por cortaduras o alguna otra herida.
Detalló que hace 10 años, durante la temporada navideña, elaboraban de mil a mil 500 piñatas de barro; ahora solo se realizan bajo pedido.
En tanto a la figura, Polo mencionó que las estrellas son cada vez menos comunes, salvo para adornar algunos hogares; hoy en día, los personajes caricaturescos como superhéroes o princesas son la tendencia en el mercado.
ORIGEN
La tradición de las piñatas fue arraigada en México durante la conquista. Los frailes agustinos de Acolman Nezahualcóyotl, actualmente Estado de México, celebraron las primeras “misas de aguinaldo”, que más tarde se convertirían en “posadas”.
En cuyos festejos, la piñata con su forraje de papeles multicolores representaba la tentación; los picos, los siete pecados capitales; los ojos vendados y el palo, la fe, y el relleno, las bienaventuranzas de Dios.
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