Ocho de las 17 represas que hay en Tlaxcala alcanzaron su máximo nivel de llenado en un hecho sin precedentes desde 1999, al grado de que algunas son vertidas para evitar riesgos por inundación entre la población que vive aledaña a los cuerpos de agua.
Además, los remanentes de los huracanes Ana, Ida, Grace, Nora, Hilda, Kevin, Linda y el más reciente Nicholás, causaron que la presa de San José Atlanga, -la más grande de la entidad- alcanzara hasta este 15 de septiembre, un 88.7 %, 994 hectáreas invadidas de espejo de agua.
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De acuerdo con información actualizada por la Comisión Nacional del Agua, (Conagua), solo la presa Mariano Matamoros no ha sido recargada, pues en la región de Ixtacuixtla llueve menos, apenas tiene 25.6 héctareas de agua, lo que representa un 57.5%.
Carlos Meléndez, director local de la Conagua, señaló que de acuerdo con los monitoreos registrados por su personal, en caso de desborde, ningún cuerpo de agua representa un riesgo para la población tlaxcalteca.
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Afirmó que la infraestructura hidráulica de cada una de ellas, garantiza la fuerza, peso y presión del agua, durante el temporal de lluvias, incluída la Saltillo, ubicada en el municipio de Emiliano Zapata, que fue mal construida durante la administración de Mariano González Zarur.
El funcionario federal estimó que de seguir el temporal de lluvias, todas las presas, lagunas y jaugüeyes alcanzarán su máximo nivel para el 30 de noviembre, cuando concluye la temporada de huracanes.
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RECUPERA PRESA “EL MUERTO” SU ESPEJO DE AGUA
Lo que durante tres años estuvo seco en la presa “El Muerto”, a causa del cambio climático, en menos de 30 días cambió.
Durante esos mil 95 días de sequía, desaparecieron especies acuáticas y terrestres en 100 hecáreas de espejo de agua.
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Sin embargo, los campesinos no perdieron la fe y el 15 de mayo, imploraron a San Isidro Labrador en el templo de “La Barca”. Así, al iniciar el temporal de huracanes, los remanentes que llegaron, tanto del el océano Pacífico como en el Atlántico, trajeron mucha agua a los 60 municipios.
De hecho, los fenómenos climáticos retaron a las montañas deforestadas por la mano del hombre, pues aunque no hay macizos forestales, las tormentas llegaron en un hecho sin precedentes.
Y ya que tienen agua para los siguientes años, la tranquilidad regresó a los productores de carneros (unas tres mil cabezas anuales) en San Andrés Buenavista, municipio de Tlaxco.
Y zanjas, bordos y jagüeyes cercanos a la presa, están llenos; las parcelas anegadas; en el lugar, se escucha el canto de las aves.
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Los patos silvestres pico blanco, también reconocieron su hábitat y pronto, muy pronto, se reproducirán charales, ranas, carpas y otras especies acuáticas que forman parte de la cadena alimenticia.
Todo regresó a la normalidad, la presa “El Muerto”, literalmente revivió, el equilibrio de los ecosistemas comenzó a darse paulatinamente, aquí donde para los hombres del campo la única explicación es que, donde termina la biología, comienza lo divino.
Gracias a Dios que nos trae las lluvias, la presa Tenexac está verteando y la Cárdenas tiene un 88 % de su capacidad, después de tres años, será reactiva la siembra de hortalizas de exportación, pero el objetivo es construir otra presa en el municipio para beneficiar al 60 % de los productores en el municipio
Agripino Rivera Martínez / alcalde de Lázaro Cárdenas
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