/ miércoles 15 de julio de 2020

Sacerdote vivió un "infierno" por Covid-19; se recupera de la enfermedad

El párroco de San Pedro Tlalcuapan y Muñoztla exhorta a seguir recomendaciones del Sector Salud

Como buen sacerdote, lo primero que hizo Francisco Díaz Herrera fue dar gracias a Dios tras vencer, después de 17 días, los síntomas de Covid-19.

“Estoy agradecido con Dios, que me ha dado otra oportunidad de vivir, soy una persona consagrada para servir a mi comunidad de San Pedro (Tlalcuapan y Muñoztla)”, fueron las palabras del párroco.

Francisco Díaz Herrera, párroco de San Pedro Pedro Tlalcuapan y San Pedro Muñoztla /TOMÁS BAÑOS

-Padre, ¿qué testimonio da a la gente?

-”Que estoy de regreso, muchas gracias a las personas que están orando por mí... la nueva normalidad me hace un hombre diferente y consagrado a Dios”.

Diabético e hipertenso, el hombre de 65 años contagiado de Covid-19 narró a este Diario el “infierno” que vivió aislado en cama.

En franca recuperación, narró que fue una situación muy difícil; inclusive, ya le habían asignado una cama en el hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social de La Loma, que finalmente no requirió.

Recordó que en la víspera de su cumpleaños y jubileo, el obispo Julio César Salcedo Aquino le envió un cuadro de los Tres Niños Mártires y dinero para comprar medicamentos.

-¿Cómo vivió esos días?

- “Todo empezó el 18 de mayo, tenía mucho dolor de cabeza y de huesos, le hablé al señor Obispo y vinieron de la Secretaría de Salud para hacerme la prueba. El 26 de mayo me informaron que tenía desarollado el Covid”.

Expuso que en San Pedro Tlalcuapan vivía con su madre y algunos familiares, pero al enterarse que tenía la enfermedad, tuvieron que irse para no contagiarlos.

“Mi madre está enferma de los riñones, por eso pedí permiso al médico para visitarla el día de San Juan”.

“Ahora mejora su salud, rezo y pido por ella, por los enfermos y por los que ya dejaron el plano terrenal a causa de esta terrible enfermedad. También rezo por los médicos que me sanaron y por toda la feligresía, pues vivimos de la caridad”.

Sigue confinado en la casa del curato en San Pedro Tlalcuapan /TOMÁS BAÑOS

EL AISLAMIENTO

En entrevista, el religioso comenta que durante los días críticos por la enfermedad, el Obispo de Tlaxcala le envió agua de El Pocito, donde hace siglos, apareció la Virgen de Ocotlán.

“En tiempos difíciles, Nuestro Señor nos pide que tengamos fe, ahora Él me invita a una renovación moral y espiritual, sigo tomando agua santa de ese venero”.

En la casa donde da cumplimiento a la cuarentena por prescripción médica, explicó la forma en que recibió alimentos de la feligresía durante la convalecencia.

Comenta que dos médicos ingresaron hasta su recámara para suministrarle medicamento cuando tenía fiebre, mientras que la población se organizaba para llevarle comida.

“Para que no se contagiaran del virus, dejaban la comida en bolsas de plástico cerca de una ventana del curato. Mi sobrino, que también tuvo Covid, me asistía”.

SU CUMPLEAÑOS

El tres de junio, Francisco Díaz cumplió 65 años de edad. Un día después fue el XXV aniversario de su ordenamiento sacerdotal, pero ambas fechas no las pudo celebrar pues estaba en periodo de recuperación.

El párroco de San Pedro Tlalcuapan y San Pedro Muñoztla, ambas comunidades pertenecientes a Chiautempan, servía a la feligresía, sin dejar de tomar los medicamentos para controlar la hipertensión y diabetes.

Antes de que apareciera la enfermedad viral, también se encargaba de gestionar apoyos para alimentar y dar estudio a 15 niñas en situación de abandono, en el orfanato de La Caridad, en Huamantla.

“Oración y meditación, tomando el medicamento, viviendo de la caridad, pues la iglesia sigue cerrada y no tenemos recursos”.

LOS TRES NIÑOS MÁRTIRES

El 29 de mayo, cuando el sacerdote estaba grave de salud, el obispo Julio César Salcedo Aquino le envió un cuadro de madera con los Tres Niños Mártires.

Asimismo, le expresó: “Padre, felicitaciones por el Jubileo, pido a Dios porque los Tres Niños Mártires te cuiden, te protejan y alcances la salud”.

El hombre, de ojos verdes, explicó que las iglesias siguen cerradas, pero desde el sábado seis de junio celebra -desde el curato-, dos misas diarias a las 09:00 y 17:00 horas y las transmite en su cuenta de Facebook.

ANTES DE COVID

  • Se encargaba de gestionar apoyos para alimentar y dar estudio a 15 niñas en situación de abandono, en el orfanato de La Caridad, en el municipio de Huamantla.

MISAS EN LÍNEA

  • Desde el sábado seis de junio celebra -desde el curato-, dos misas diarias a las 09:00 y 17:00 horas y las transmite en su cuenta de Facebook.

Ahora que estoy sano, exhorto a la población a que se cuide, que siga las recomendaciones del sector salud, estamos en tiempos de mayor contagio

Francisco Diaz Herrera / Sacerdote

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Como buen sacerdote, lo primero que hizo Francisco Díaz Herrera fue dar gracias a Dios tras vencer, después de 17 días, los síntomas de Covid-19.

“Estoy agradecido con Dios, que me ha dado otra oportunidad de vivir, soy una persona consagrada para servir a mi comunidad de San Pedro (Tlalcuapan y Muñoztla)”, fueron las palabras del párroco.

Francisco Díaz Herrera, párroco de San Pedro Pedro Tlalcuapan y San Pedro Muñoztla /TOMÁS BAÑOS

-Padre, ¿qué testimonio da a la gente?

-”Que estoy de regreso, muchas gracias a las personas que están orando por mí... la nueva normalidad me hace un hombre diferente y consagrado a Dios”.

Diabético e hipertenso, el hombre de 65 años contagiado de Covid-19 narró a este Diario el “infierno” que vivió aislado en cama.

En franca recuperación, narró que fue una situación muy difícil; inclusive, ya le habían asignado una cama en el hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social de La Loma, que finalmente no requirió.

Recordó que en la víspera de su cumpleaños y jubileo, el obispo Julio César Salcedo Aquino le envió un cuadro de los Tres Niños Mártires y dinero para comprar medicamentos.

-¿Cómo vivió esos días?

- “Todo empezó el 18 de mayo, tenía mucho dolor de cabeza y de huesos, le hablé al señor Obispo y vinieron de la Secretaría de Salud para hacerme la prueba. El 26 de mayo me informaron que tenía desarollado el Covid”.

Expuso que en San Pedro Tlalcuapan vivía con su madre y algunos familiares, pero al enterarse que tenía la enfermedad, tuvieron que irse para no contagiarlos.

“Mi madre está enferma de los riñones, por eso pedí permiso al médico para visitarla el día de San Juan”.

“Ahora mejora su salud, rezo y pido por ella, por los enfermos y por los que ya dejaron el plano terrenal a causa de esta terrible enfermedad. También rezo por los médicos que me sanaron y por toda la feligresía, pues vivimos de la caridad”.

Sigue confinado en la casa del curato en San Pedro Tlalcuapan /TOMÁS BAÑOS

EL AISLAMIENTO

En entrevista, el religioso comenta que durante los días críticos por la enfermedad, el Obispo de Tlaxcala le envió agua de El Pocito, donde hace siglos, apareció la Virgen de Ocotlán.

“En tiempos difíciles, Nuestro Señor nos pide que tengamos fe, ahora Él me invita a una renovación moral y espiritual, sigo tomando agua santa de ese venero”.

En la casa donde da cumplimiento a la cuarentena por prescripción médica, explicó la forma en que recibió alimentos de la feligresía durante la convalecencia.

Comenta que dos médicos ingresaron hasta su recámara para suministrarle medicamento cuando tenía fiebre, mientras que la población se organizaba para llevarle comida.

“Para que no se contagiaran del virus, dejaban la comida en bolsas de plástico cerca de una ventana del curato. Mi sobrino, que también tuvo Covid, me asistía”.

SU CUMPLEAÑOS

El tres de junio, Francisco Díaz cumplió 65 años de edad. Un día después fue el XXV aniversario de su ordenamiento sacerdotal, pero ambas fechas no las pudo celebrar pues estaba en periodo de recuperación.

El párroco de San Pedro Tlalcuapan y San Pedro Muñoztla, ambas comunidades pertenecientes a Chiautempan, servía a la feligresía, sin dejar de tomar los medicamentos para controlar la hipertensión y diabetes.

Antes de que apareciera la enfermedad viral, también se encargaba de gestionar apoyos para alimentar y dar estudio a 15 niñas en situación de abandono, en el orfanato de La Caridad, en Huamantla.

“Oración y meditación, tomando el medicamento, viviendo de la caridad, pues la iglesia sigue cerrada y no tenemos recursos”.

LOS TRES NIÑOS MÁRTIRES

El 29 de mayo, cuando el sacerdote estaba grave de salud, el obispo Julio César Salcedo Aquino le envió un cuadro de madera con los Tres Niños Mártires.

Asimismo, le expresó: “Padre, felicitaciones por el Jubileo, pido a Dios porque los Tres Niños Mártires te cuiden, te protejan y alcances la salud”.

El hombre, de ojos verdes, explicó que las iglesias siguen cerradas, pero desde el sábado seis de junio celebra -desde el curato-, dos misas diarias a las 09:00 y 17:00 horas y las transmite en su cuenta de Facebook.

ANTES DE COVID

  • Se encargaba de gestionar apoyos para alimentar y dar estudio a 15 niñas en situación de abandono, en el orfanato de La Caridad, en el municipio de Huamantla.

MISAS EN LÍNEA

  • Desde el sábado seis de junio celebra -desde el curato-, dos misas diarias a las 09:00 y 17:00 horas y las transmite en su cuenta de Facebook.

Ahora que estoy sano, exhorto a la población a que se cuide, que siga las recomendaciones del sector salud, estamos en tiempos de mayor contagio

Francisco Diaz Herrera / Sacerdote

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