Han pasado cuatro años desde que la capilla de San Diego de Alcalá, ubicada en el municipio de Tlaxcala, sufrió daños en su estructura que al momento siguen sin ser atendidos.
San Dieguito, como se le conoce a ese templo cuya construcción terminó en 1802 sobre el bulevar Guillermo Valle, ha sido olvidado por las autoridades a pesar de que prácticamente quedó en ruinas desde el sismo del 19 de septiembre de 2017.
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Al haber sido construida hace más de 200 años, la capilla presentaba ya un deterioro propio de las inclemencias del tiempo y del clima, pero que se agravaron por el movimiento telúrico de hace cuatro años que causó afectaciones estructurales en prácticamente todo el inmueble: en su techo, en la cúpula, en la linternilla, en la sacristía y que provocó fisuras y agrietamiento en las paredes.
Dichos daños no fueron atendidos en ese momento, eso a pesar de que personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) inició las labores para su restauración, según contó Alexis Meza Escalona, coordinador de Grupo de Oración de San Dieguito de Renovación Carismática.
Explicó que, tras el sismo de ese año, las puertas del templo fueron cerradas a los fieles y quedó acordonado el inmueble para salvaguardar su integridad física, y fue colocada una lona para protegerlo un poco de las inclemencias del tiempo e, incluso, algunas partes fueron apuntaladas.
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Sin embargo, sin alguna razón aparente los trabajos de restauración y rehabilitación de ese templo fueron abandonados casi desde que iniciaron, y al no haber sido intervenida, la capilla registra un mayor deterioro, pues ya no existen las cintas de acordonamiento ni tampoco las lonas que ayudaban a su protección.
Al momento, al interior y al exterior de la capilla permanecen andamios, tablas, maderas y tarimas que fueron colocadas para sostener su estructura y evitar más daños a la capilla, pero que fueron colocadas hace aproximadamente cuatro años y no se ha hecho una revisión de sus condiciones.
El retablo sigue cubierto con algunos hules, y los antiguos cuadros, las imágenes y todos los instrumentos y herramientas usadas para celebrar las eucaristías las llevaron al exconvento de San Francisco catedralicio de Nuestra Señora de la Asunción para evitar su deterioro y posible robo.
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Pese a ello, la feligresía se niega a abandonar esa importante capilla y desde hace varios meses usan el atrio del templo para celebrar cada dos semanas la eucaristía a cargo del padre César Delgado, encargado diocesano de Renovación Carismática en el Espíritu Santo.
LOS DAÑOS
Hasta antes del sismo del 19 de septiembre de 2017 la capilla de San Dieguito ya tenía algunos daños. Por ejemplo, una parte del techo de la sacristía se vino abajo a consecuencia de un deterioro de uno de los polines que se cayó, por lo que ahora el resto de la techumbre está en un inminente riesgo de colapsar en cualquier momento.
El temblor de 2017 ocasioó fisuras graves en la escalera que conduce a la torre de la capilla, y que al registrar diversas cuarteaduras fue decidido restringir su uso para no poner en riesgo a las personas.
La misma torre tiene una grieta que la divide a la mitad y que aunque no hay una evaluación oficial, quienes están a cargo de la capilla temen que pueda caer.
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En ese momento también se derrumbó la linternilla y la cúpula, la edificación que la sostiene, registra una serie de fisuras y cuarteaduras que tampoco han sido atendidas.
A todo eso se suman los desprendimientos de molduras, y las evidentes cuarteaduras en las paredes, en el techo, en pequeños escalones que están sobre el piso y en la fachada de la capilla.
“Desde que pasó el temblor lo apuntalaron, colocaron las cintas y nos dijeron que iban a realizar unos trámites para que continuara su reparación, pero ya nunca regresaron”, mencionó Meza Escalona.
EL SISMO RECIENTE
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El sismo del pasado siete de septiembre de 7.1 de magnitud que sacudió a la entidad provocó nuevas afectaciones al templo, que tienen que ver principalmente con el desprendimiento del recubrimiento de yeso de las paredes y el techo.
Empero, las autoridades estatales no acudieron a verificar las condiciones de esa capilla, pues aunque fue visitada, no se hizo un recorrido para detectar nuevas afectaciones o que las ya existentes empeoraron.
La preocupación de las personas que resguardan dicho templo crece, pues a la omisión de las autoridades para restaurarlo se suma la humedad y el agua de las lluvias que poco a poco extiende los daños en las paredes y el techo del templo.
UNA CAPILLA ANTIGUA
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De acuerdo con un óvalo ubicado en el interior del templo dedicado a San Diego de Alcalá, el ocho de diciembre de 1802 -a devoción y agencias de Don Pablo Antonio Albuquerquer y Lira (cacique principal de la ciudad de Tlaxcala), culminó su construcción. Al igual que el templo de la Santísima Trinidad, situado sobre la calle Zitlalpopocatl, fue creado y construido por una familia.
Una publicación acerca de San Dieguito en la primera plana de El Sol de Tlaxcala de 1977 relata que es una pequeña iglesia ubicada en la entrada de la ciudad de Tlaxcala, que antaño destacó como un monumento en la soledad campirana y que después quedó enclavada –en ese momento- frente al edificio de la Zona Militar y junto al monumento de la bandera.
La nota periodística detalla que en ese templo se venera una pequeña imagen representativa de San Diego de Alcalá, al parecer fraile de Alcalá, España, pues así parece debido a su vestidura color café y que con su mano derecha sostiene una rústica cruz y que el retablo donde se ubica data de 1700.
“Originalmente la capilla o ermita de San Diego estaba ubicada alas orillas del río Zahuapan, pero por una gran inundación del lugar fue abandonada y destruida al paso del tiempo, para fincar el entonces nuevo templo, en donde se conservó la imagen original de San Diego de Alcalá, fabricada en madera con pintura original del siglo 16”, dice la reseña.
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EL TEMPLO
La construcción que terminó en 1802 ha sido olvidada por las autoridades a pesar de que prácticamente quedó en ruinas desde el sismo del 19 de septiembre de 2017.
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