Lejos de la condición social y creencia religiosa, hoy en día las madres solteras tienen en sus manos una doble responsabilidad para el cuidado de sus hijos.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), tres de cada 10 madres mexicanas están solteras. Los datos más actualizados indican que hay un promedio de 197 mil progenitoras tlaxcaltecas, de éstas alrededor de 59 mil son mamás solteras.
Y es que las progenitoras asumen solas la crianza y los gastos que implica esa nueva forma de vida, sin el padre de su infante, eso sumado a sobrellevar los prejuicios sociales por no estar casada por las leyes civiles o religiosas. Además de decidir contundentemente la situación legal de su hijo al no incluir el apellido paterno.
Al respecto, la Coordinación del Registro Civil de Tlaxcala, informó a este Diario que el año pasado más de dos mil actas de nacimiento fueron inscritas únicamente con los datos de la madre.
De esta forma, la fémina que ahora forma una familia monoparental toma decisiones para el bienestar de su menor al tiempo de enfrentarse a los desafíos de la manutención, el empleo y buscar quien cuide de su hijo mientras trabaja.
Así como organizar la nueva forma de vida, su hogar y lo necesario para proveer los requerimientos básicos.
En muchos casos, las madres solteras afrontan sin el apoyo de su familia la nueva etapa de la maternidad, pero en otros cuentan con el respaldo de sus padres y hermanos tan solo para cuidar a sus hijos y balancear gastos.
Una vez que el padre de mi hijo se negó a estar a nuestro lado, con mucho miedo decidí emprender una nueva etapa en mi vida, el apoyo que me dieron mis padres me alentó, al igual que mi estabilidad laboral, expresó Alexandra N. quien se embarazó a los 28 años de edad.
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Hoy en día su niña tiene dos años de edad. Pasé por un duelo, al final no estoy con el papá de mi hija, pero una mujer tiene la sobrevivencia impregnada, así que soy madre y padre a la vez con mucho orgullo. Agradezco a mis padres, principalmente mi mamá porque todos los días salgo a trabajar sabiendo que dejo a mi pequeña en buenas manos.
Los gastos son una preocupación constante porque todos los días debemos alimentarnos, consideró Liliana N. madre de un varón de nueve años.
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Trabajar para es la prioridad porque mi hijo depende de mí, a pesar de que vivo con mis padres, sé que debo aportar el gasto y asumir los recursos para vestirlo y educarlo, organizarme para llevarlo a la escuela y estar siempre para él, anotó.
Socialmente los prejuicios sobre los padres que no se hacen responsables de sus hijos cuando embarazan a su pareja son menos, ya que para los varones es más fácil seguir con su vida normal, sin que la gente se entere que rechazó dar el apellido a su infante, la figura paterna y los gastos de sobrevivencia.
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