Faltaban como cinco minutos para que sonara el timbre anunciando la salida de clases en la escuela secundaria Técnica, número 41 de Zacatzontetla, municipio de Xaloztoc, cuando todo salió de control, pues empezó a temblar.
Ese martes 19 de septiembre de 2017, en el edificio de dos plantas, Vianey Rocha Jaramillo, docente de Física, daba instrucción sobre la tarea que dejaba a sus alumnos para el día siguiente.
“Es una experiencia inolvidable, tenía 13 años y recuerdo que las bancas se movían, las lámparas se querían caer y no paraba, pero mi maestra de física no perdió la calma”, recordó Liliana Mendoza Romero, ahora alumna de tercer grado.
Ya transcurrió un año, pero el solo recordar la fecha 19 de septiembre a las 13:14 horas viene el temor entre alumnos y maestros.
El epicentro fue a doce kilómetros, al sureste de Axochiapan, Morelos y, aún así, dejó la escuela semidestruida.
“Estaba atendiendo pendientes en la dirección del plantel, pero de momento comenzó a temblar y corrí hacia los edificios (de la escuela), observé impotente que se movían de un lado para otro, (los alumnos y maestros) comenzaron a descender, fue de mucha angustia, pero nada comparado donde hubo muertes”, expresó Daniel Torres Ramírez, director de la institución.
Luego de participar en un simulacro tras ser testigo de cómo se vencieron las estructuras y columnas de la escuela, expresó que “no hubo palabras para describir lo que estaba viendo, debo reconocer la calma de mi personal para manejar la situación”.
En la víspera del día que se registró –en ese mes- el segundo terremoto en México, el directivo hizo un recorrido con este Diario para mostrar el avance que se tiene de la obra a cargo del Instituto Tlaxcalteca de la Infraestructura Física Educativa.
Aquí, en este plantel donde antes estudiban 600 alumnos del turno matutino en ambos edificios todo está reducido a obra negra, de hecho, los trabajos fueron abandonados la semana pasada por falta de pago.
Los alumnos reciben clases en reducidos y hacinados salones de clase, instalados bajo una techumbre de lámina y en el interior de una cancha de futbol rápido, unas veces con calor y otras con frío.
El 20 de octubre del año pasado inició la demolición de los edificios del plantel donde estaban 12 aulas, laboratorio y área para sanitarios.
En tanto, padres de familia del plantel mencionaron que la constructora ESMACON S. A. de C. V. abandonó los trabajos pues se le adeudan más de 5.6 millones de pesos.
OLVIDADOS
En el plantel todo está reducido a obra negra, de hecho, los trabajos fueron abandonados la semana pasada por falta de pago; los alumnos reciben clases en reducidos y hacinados salones de clase, instalados bajo una techumbre de lámina y en el interior de una cancha de futbol rápido.
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