/ lunes 16 de julio de 2018

“¡Todo se acabó, nos cayó Migración!”, gritó Maritza

Esta familia llevaba 30 días de viaje a bordo del tren, con el constante acoso de agentes de Migración y de la policía mexicana

Maritza, una hondureña de 25 años, puso en alerta a ocho integrantes de una familia y, de inmediato, tomó entre sus brazos a Estefanía, su hija, y corrió para esconderse cerca de las vías del tren en el municipio de Apizaco, Tlaxcala.

Acompañada de Noel su pareja, pensó que sería arrestada por personal del Instituto Nacional de Migración (INM).

Esta familia llevaba 30 días de viaje a bordo del tren, con el constante acoso de agentes de Migración y de la policía mexicana.

De hecho, una hora antes había agradecido a Sergio Luna, director del albergue la “Sagrada Familia” de Apizaco, quien les permitió descansar durante 48 horas.

Su destino, expresó, era llegar a Monterrey, Nuevo León, una de las entidades con más riqueza en México, y ahí establecerse para trabajar.

Expuso que los problemas de inseguridad, el desempleo y la pobreza los obligaron a salir de Honduras, su país de origen.

Entonces, el desasosiego sobrevino entre la familia de migrantes integrada por dos niñas de dos años, tres mujeres y cuatro hombres quienes, aterrados, corrieron para ponerse a salvo.

Poco antes de las 13:00 horas, Maritza, quien cargaba a su hija gritó: "¡La Migra nos cayó! ¡Todo se acabó!

En Apizaco, cada 40 minutos un tren de Ferrocarriles Nacionales de México (Ferromex) se traslada en ambos sentidos con distintos cargamentos provenientes de otros países.

  • “¡ALLÍ ESTÁN, LLAMA A LA ESTATAL!”: AGENTE DEL INM

Escondidos entre pastizales a la orilla de las vías del tren, Maritza y su familia esperaban el paso del tren Ferromex para seguir su camino hasta Monterrey.

Otra familia de centroamericanos (padre e hijo) estaba en ese grupo de viajeros.

Eran las 13:23 horas, momento en que un agente migratorio los descubrió al asomarse desde una vivienda contigua a las vías.

“¡Llama a la (policía) estatal!”, instruyó el empleado del INM vía radio, al conductor de una camioneta blanca tipo Van con rejas, placas de la Ciudad de México.

Por su parte, los ilegales (hombres y mujeres con las niñas) salieron huyendo y se escondieron al interior de un matorral de jarillas, entre nidos de una jauría de perros.

“¡Salgan de ahí!, ¡están arrestados!”, expresó en voz alta el comandante de la CES quien portaba arma de fuego.

Los ilegales no tuvieron otra alternativa que salir del escondite y entregarse a las autoridades.

En ese momento, cuestionó Maritza, sin obtener una respuesta: “¿Dónde está el apoyo mexicano?, pedimos ayuda y refugio, no que nos detengan como delincuentes”.

En ese mismo lugar, un agente del INM, de complexión delgada, tez blanca de aproximadamente 1.75 metros, amagó con obstaculizar el trabajo de este Diario.

  • LEY FEDERAL DE MIGRACIÓN

La Ley Federal de Migración establece que todo extranjero que esté en México y no presente identidad debe ser repatriado a menos que solicite refugio.

Sin embargo, los viajeros fueron obligados a subir a la camioneta del Gobierno federal y trasladados a la estación migratoria.

En San Pablo Apetatitlán, niños, mujeres y hombres, permanecen privados de su libertad hasta que sean trasladados a la Ciudad de México para tramitar la repatriación.

Mientras tanto, Manuel y su hijo de 12 años, quienes tienen como destino llegar a los Estados Unidos de Norteamérica, lograron burlar a Migración y siguieron su camino exitosamente.


Maritza, una hondureña de 25 años, puso en alerta a ocho integrantes de una familia y, de inmediato, tomó entre sus brazos a Estefanía, su hija, y corrió para esconderse cerca de las vías del tren en el municipio de Apizaco, Tlaxcala.

Acompañada de Noel su pareja, pensó que sería arrestada por personal del Instituto Nacional de Migración (INM).

Esta familia llevaba 30 días de viaje a bordo del tren, con el constante acoso de agentes de Migración y de la policía mexicana.

De hecho, una hora antes había agradecido a Sergio Luna, director del albergue la “Sagrada Familia” de Apizaco, quien les permitió descansar durante 48 horas.

Su destino, expresó, era llegar a Monterrey, Nuevo León, una de las entidades con más riqueza en México, y ahí establecerse para trabajar.

Expuso que los problemas de inseguridad, el desempleo y la pobreza los obligaron a salir de Honduras, su país de origen.

Entonces, el desasosiego sobrevino entre la familia de migrantes integrada por dos niñas de dos años, tres mujeres y cuatro hombres quienes, aterrados, corrieron para ponerse a salvo.

Poco antes de las 13:00 horas, Maritza, quien cargaba a su hija gritó: "¡La Migra nos cayó! ¡Todo se acabó!

En Apizaco, cada 40 minutos un tren de Ferrocarriles Nacionales de México (Ferromex) se traslada en ambos sentidos con distintos cargamentos provenientes de otros países.

  • “¡ALLÍ ESTÁN, LLAMA A LA ESTATAL!”: AGENTE DEL INM

Escondidos entre pastizales a la orilla de las vías del tren, Maritza y su familia esperaban el paso del tren Ferromex para seguir su camino hasta Monterrey.

Otra familia de centroamericanos (padre e hijo) estaba en ese grupo de viajeros.

Eran las 13:23 horas, momento en que un agente migratorio los descubrió al asomarse desde una vivienda contigua a las vías.

“¡Llama a la (policía) estatal!”, instruyó el empleado del INM vía radio, al conductor de una camioneta blanca tipo Van con rejas, placas de la Ciudad de México.

Por su parte, los ilegales (hombres y mujeres con las niñas) salieron huyendo y se escondieron al interior de un matorral de jarillas, entre nidos de una jauría de perros.

“¡Salgan de ahí!, ¡están arrestados!”, expresó en voz alta el comandante de la CES quien portaba arma de fuego.

Los ilegales no tuvieron otra alternativa que salir del escondite y entregarse a las autoridades.

En ese momento, cuestionó Maritza, sin obtener una respuesta: “¿Dónde está el apoyo mexicano?, pedimos ayuda y refugio, no que nos detengan como delincuentes”.

En ese mismo lugar, un agente del INM, de complexión delgada, tez blanca de aproximadamente 1.75 metros, amagó con obstaculizar el trabajo de este Diario.

  • LEY FEDERAL DE MIGRACIÓN

La Ley Federal de Migración establece que todo extranjero que esté en México y no presente identidad debe ser repatriado a menos que solicite refugio.

Sin embargo, los viajeros fueron obligados a subir a la camioneta del Gobierno federal y trasladados a la estación migratoria.

En San Pablo Apetatitlán, niños, mujeres y hombres, permanecen privados de su libertad hasta que sean trasladados a la Ciudad de México para tramitar la repatriación.

Mientras tanto, Manuel y su hijo de 12 años, quienes tienen como destino llegar a los Estados Unidos de Norteamérica, lograron burlar a Migración y siguieron su camino exitosamente.


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