/ jueves 15 de marzo de 2018

Tragedia truncó el sueño de Víctor

Quería ser médico, pero la explosión dañó el 80 % de su cuerpo. Ya no soy un niño y ya no me atenderán en Hospital Shriners de Galveston Texas: Víctor

Cinco años viajó a los Estados Unidos de Nortemérica (EE. UU.) donde lo atendían por las quemaduras que sufrió en las manos. La explosión fue una bofetada para la población, sostiene.

Desde su casa amarilla de la calle Bugambilias, del municipio de Nativitas, Víctor Manuel Torres Ruíz, joven de 23 años de edad, cuenta que en los últimos cinco años viajó al Hospital Shriners de Galveston Texas, en EE. UU. para recibir atención especializada por las quemaduras que sufrió en las manos, amén de que le brindaron asistencia psicológica para salir adelante.

El mayor de tres hermanos, sentado en uno de los sillones de la sala de su hogar donde recibe a El Sol de Tlaxcala, dice: “siempre me ha gustado el área de la salud, yo quería estudiar medicina, pero no pude”.

La explosión de Tepactepec le dejó quemaduras en el 80 % del cuerpo, cara, estómago, espalda, piernas y pies, las más graves fueron en las manos.

Recuerda que tenía 18 años cuando la fundación Michou y Mau lo declaró beneficiario -en ese entonces menor de edad en EE. UU.- para recibir atención en el Hospital de Galveston por las graves quemaduras que sufrió.

-¿Cuándo fue la última vez que recibiste tratamiento en Estados Unidos?

-“Hace apenas unos días, en el mes de febrero regresamos a Nativitas mi papá Víctor Torres Núñez y yo. Viajamos desde el 19 de diciembre de 2017 para recibir otra operación más en las manos, estuvimos casi dos meses allá”.

Explica que “me quitaron el engrosamiento de cicatrices de las manos que se le conoce como cicatriz hipertrófica y queloide, porque se hace demasiado gruesa e impide la movilidad de los dedos”.

-¿Cuándo vas a regresar para mayor tratamiento?

-“Por la edad que actualmente tengo, podría no ser aceptado más en Texas a pesar de que necesito de más intervenciones quirúrgicas”,

Actualmente es estudiante de Fisioterapia en el Centro Mexicano Universitario de Ciencias y Humanidades de Puebla.

En la entrevista, explica que “los médicos que me operaron en Texas están valorando venir a México para que me operen en alguno de los hospitales ubicados en las ciudades de Toluca, Guadalajara, Veracruz y Monterrey, porque es donde también ofrecen sus servicios médicos”.

-¿Y de qué depende?

-“Depende de que uno de los cuatro hospitales acepte, porque deben tener los recursos para que me puedan atender. Estoy esperando que ojalá sea positivo y que sigan apoyando para que puedan continuar operándome las manos”.

A distancia, la hermana de Víctor Torres presencia la entrevista por momentos, el joven la observa y agrega que fueron “fuertes” los gastos económicos que tuvieron que erogar.

Por los boletos de avión pagaron 12 mil pesos por ida y vuelta, más alimentación y hospedaje por día, arrojando entre 25 y 35 mil pesos por cada vez que estuvo en el hospital.

Lamenta que esos gastos, a partir del segundo año de la explosión, las autoridades estatales, municipales, de comunidad y hasta los diputados dejaron de erogarlos.

-¿Qué les dijeron las autoridades?

-“Simplemente nos dejaron de apoyar. Cuando sucedió el accidente, el gobierno estatal y las demás autoridades dijeron que nos iba a apoyar. Al principio sí nos apoyaron, pero después ya no se veía el respaldo y nos tocó a nosotros buscar el dinero por nuestra cuenta”.

Prosigue: “teníamos que ahorrar o pedir prestado para sacar los gastos. A veces nos íbamos con lo que teníamos y a lo que Dios dijera”.

-¿Cómo es tu vida actualmente?

-“A raíz de lo que me sucedió, ya no pude estudiar medicina por la misma afectación que tengo en las manos por las quemaduras, la motricidad ya no era buena, me temblaba el pulso, no tengo la movilidad. Se me dificulta agarrar las cosas”.

Acepta que “no me siento hábilmente capaz para ser médico, hacer una cirugía o que una vida de otra persona dependiera de mí, pero entonces dentro del proceso médico que yo llevé, vi el área de fisioterapia y fue algo que me gusto y decidí estudiar eso ya que no podía estudiar medicina. Decidí ese camino porque era parte del área de la salud”.

-¿Cuál es tu deseo en la vida?

-“Me gustaría ayudar a las personas en algún momento y creo que tengo un testimonio o una experiencia que podría ayudar a otras personas que estén pasando por lo mismo o por cosas similares”.

Establece que “estoy a mitad de carrera, me faltan dos años y medio para terminar porque es de cuatro años y medio el tiempo que dura toda la licenciatura que estoy cursando en Puebla”.

-¿Qué reflexión te dejó la explosión del 15 de marzo de 2013?

-“Doy gracias a Dios por el lugar en donde estoy, por la oportunidad de vivir y por haber recibido atención médica en Estados Unidos por el apoyo y respaldo de toda mi familia…creo que muchas veces subestimamos el peligro y no medimos las consecuencias”.

Empero, admite que “hemos visto que los pueblos vecinos siguen haciendo uso de la pirotecnia. No entienden que se trata de concientizar en el uso de medidas preventivas para poder manejar la pólvora y evitar tragedias”.

  • Víctor Torres

La tragedia fue una bofetada para la población y reflexionar lo peligroso que es la pirotecnia, lo que puede hacer cuando no se lleva un buen control de la pólvora”

Cinco años viajó a los Estados Unidos de Nortemérica (EE. UU.) donde lo atendían por las quemaduras que sufrió en las manos. La explosión fue una bofetada para la población, sostiene.

Desde su casa amarilla de la calle Bugambilias, del municipio de Nativitas, Víctor Manuel Torres Ruíz, joven de 23 años de edad, cuenta que en los últimos cinco años viajó al Hospital Shriners de Galveston Texas, en EE. UU. para recibir atención especializada por las quemaduras que sufrió en las manos, amén de que le brindaron asistencia psicológica para salir adelante.

El mayor de tres hermanos, sentado en uno de los sillones de la sala de su hogar donde recibe a El Sol de Tlaxcala, dice: “siempre me ha gustado el área de la salud, yo quería estudiar medicina, pero no pude”.

La explosión de Tepactepec le dejó quemaduras en el 80 % del cuerpo, cara, estómago, espalda, piernas y pies, las más graves fueron en las manos.

Recuerda que tenía 18 años cuando la fundación Michou y Mau lo declaró beneficiario -en ese entonces menor de edad en EE. UU.- para recibir atención en el Hospital de Galveston por las graves quemaduras que sufrió.

-¿Cuándo fue la última vez que recibiste tratamiento en Estados Unidos?

-“Hace apenas unos días, en el mes de febrero regresamos a Nativitas mi papá Víctor Torres Núñez y yo. Viajamos desde el 19 de diciembre de 2017 para recibir otra operación más en las manos, estuvimos casi dos meses allá”.

Explica que “me quitaron el engrosamiento de cicatrices de las manos que se le conoce como cicatriz hipertrófica y queloide, porque se hace demasiado gruesa e impide la movilidad de los dedos”.

-¿Cuándo vas a regresar para mayor tratamiento?

-“Por la edad que actualmente tengo, podría no ser aceptado más en Texas a pesar de que necesito de más intervenciones quirúrgicas”,

Actualmente es estudiante de Fisioterapia en el Centro Mexicano Universitario de Ciencias y Humanidades de Puebla.

En la entrevista, explica que “los médicos que me operaron en Texas están valorando venir a México para que me operen en alguno de los hospitales ubicados en las ciudades de Toluca, Guadalajara, Veracruz y Monterrey, porque es donde también ofrecen sus servicios médicos”.

-¿Y de qué depende?

-“Depende de que uno de los cuatro hospitales acepte, porque deben tener los recursos para que me puedan atender. Estoy esperando que ojalá sea positivo y que sigan apoyando para que puedan continuar operándome las manos”.

A distancia, la hermana de Víctor Torres presencia la entrevista por momentos, el joven la observa y agrega que fueron “fuertes” los gastos económicos que tuvieron que erogar.

Por los boletos de avión pagaron 12 mil pesos por ida y vuelta, más alimentación y hospedaje por día, arrojando entre 25 y 35 mil pesos por cada vez que estuvo en el hospital.

Lamenta que esos gastos, a partir del segundo año de la explosión, las autoridades estatales, municipales, de comunidad y hasta los diputados dejaron de erogarlos.

-¿Qué les dijeron las autoridades?

-“Simplemente nos dejaron de apoyar. Cuando sucedió el accidente, el gobierno estatal y las demás autoridades dijeron que nos iba a apoyar. Al principio sí nos apoyaron, pero después ya no se veía el respaldo y nos tocó a nosotros buscar el dinero por nuestra cuenta”.

Prosigue: “teníamos que ahorrar o pedir prestado para sacar los gastos. A veces nos íbamos con lo que teníamos y a lo que Dios dijera”.

-¿Cómo es tu vida actualmente?

-“A raíz de lo que me sucedió, ya no pude estudiar medicina por la misma afectación que tengo en las manos por las quemaduras, la motricidad ya no era buena, me temblaba el pulso, no tengo la movilidad. Se me dificulta agarrar las cosas”.

Acepta que “no me siento hábilmente capaz para ser médico, hacer una cirugía o que una vida de otra persona dependiera de mí, pero entonces dentro del proceso médico que yo llevé, vi el área de fisioterapia y fue algo que me gusto y decidí estudiar eso ya que no podía estudiar medicina. Decidí ese camino porque era parte del área de la salud”.

-¿Cuál es tu deseo en la vida?

-“Me gustaría ayudar a las personas en algún momento y creo que tengo un testimonio o una experiencia que podría ayudar a otras personas que estén pasando por lo mismo o por cosas similares”.

Establece que “estoy a mitad de carrera, me faltan dos años y medio para terminar porque es de cuatro años y medio el tiempo que dura toda la licenciatura que estoy cursando en Puebla”.

-¿Qué reflexión te dejó la explosión del 15 de marzo de 2013?

-“Doy gracias a Dios por el lugar en donde estoy, por la oportunidad de vivir y por haber recibido atención médica en Estados Unidos por el apoyo y respaldo de toda mi familia…creo que muchas veces subestimamos el peligro y no medimos las consecuencias”.

Empero, admite que “hemos visto que los pueblos vecinos siguen haciendo uso de la pirotecnia. No entienden que se trata de concientizar en el uso de medidas preventivas para poder manejar la pólvora y evitar tragedias”.

  • Víctor Torres

La tragedia fue una bofetada para la población y reflexionar lo peligroso que es la pirotecnia, lo que puede hacer cuando no se lleva un buen control de la pólvora”

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