Antes de la pandemia del nuevo coronavirus el cubrebocas solo se utilizaba en medicina, gastronomía y la industria. Cubrirse el rostro era anormal, algunos tenían vergüenza y otros, incrédulos, decían que se trataba de un invento del Gobierno. Otros más, se horrorizaban al observar en los noticieros de la televisión lo que pasaba en Wujan, China, donde comenzó la enfermedad de la Covid-19. Comenzaron a compartir con responsabilidad, la información en Facebook. De hecho, no se sabían colocar el protector contra el virus, pero, poco a poco fueron aprendiendo.
Al cumplirse un año de que la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró que la propagación del coronavirus constituía una pandemia: el 11 de marzo de 2020, todos los usan, dentro y fuera de casa.
Ahora que las vacunas son la esperanza para frenar el número de muertos, pero cuando el sector salud anunció una tercera ola de contagio, la demanda de cubrebocas y gel se ha quintuplicado; ya es un hábito portarlo, aunque sienten asfixia.
De hecho, ahora se sabe que el uso es fundamental para evitar la transmisión del virus entre la raza humana, de la misma importancia que utilizar un teléfono celular.
Hasta el jueves, las autoridades confirmaron dos mil 250 decesos en Tlaxcala, siendo el SARS-CoV-2, la primera causa de muerte. Aunque algunos le juegan al valiente, todos los días, las personas salen cubiertas del rostro en la nueva normalidad. Manos limpias, uso de gel, sanitizada, chequeo de temperatura y la sana distancia, forman parte del protocolo de prevención ante un contagio. Es obligatorio para ingresar a mercados, iglesias, áreas deportivas y centros comerciales.
Epidemiólogos de la OMS afirmaron que miles de contagios se hubiesen evitado, si la gente usara cubrebocas en espacios cerrados en reuniones de familia y cuando salen a trabajar. En algunas entidades las autoridades multaron económicamente a quien no cumpliera con los protocolos.
Si bien la enfermedad del coronavirus laceró la economía tras el confinamiento de la gente, para los que se dedicaron al cuidado de la salud contra el Covid-19, fue una alternativa de subsistencia y les fue bien.
A poco más de un año del primer caso registrado en México por la presencia del SARS-CoV-2, para prevenirse, toda la población usa cubrebocas. Con el incremento de decesos, las familias tuvieron que invertir para cuidar su vida.
Y aunque hubo resistencia de cientos de tlaxcaltecas, al final obedecieron las recomendaciones del sector salud.
La ironía de esto fue que mientras en las grandes ciudades aumentaba el contagio de la enfermedad, a pueblos como Santiago Villalta, municipio de Atlangatepec no les llegó la pandemia.
LA DEMANDA
Al inicio de la pandemia hubo desabasto de cubrebocas, como ahora con la vacuna contra la Covid. Lentamente, se llenó el mercado de estos productos necesarios hasta que con la sobreproducción, el precio se desplomó. Para agosto de 2020, previo al inicio del nuevo ciclo escolar, en Tlaxcala los comerciantes cambiaron la venta de mochilas por cubrebocas KN-95 el más efectivo y común. También, salieron al mercado mascarillas quirúrgicas tricapa Biomsk.
En novedades Roeva, ubicado en el anexo al mercado Emilio Sánchez Piedras, registraron ventas récord. Rogelio Pedroza Sánchez, propietario de ese negocio, dijo que al inicio se vendía hasta en 105 una pieza de KN-95, pero con el paso de la pandemia fue bajando el precio. Ahora lo venden hasta en 15 pesos. Así, un KN-95 que alcanzó los 200 pesos en centros comerciales, de la noche a la mañana, el precio se desplomó. Otros, confeccionistas provenientes de Tepito, Ciudad de México, fácilmente clonaron las marcas registradas, los venden en 5 y 10 pesos.
Empresas como Grupo Textil Providencia que producían cobijas y cobertores, durante varios meses cambió de giro. Bajo la denominación cubrebocas Disney, un paquete con 10 piezas 100 % reutilizable bicapa para niños de 4 a 12 años en 479 pesos, aunque el producto no contiene la nanomolécula Nbelyax.
MEDIDAS
El cubreboca es de uso personal, debe cubrir por completo la nariz y la boca, se debe cambiar si está sucio, húmedo o deteriorado, si es de tela se debe lavar diariamente. Es preciso manipularlo con cuidado para no contaminar otros objetos o superficies.
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