Los gobernantes tienen que tener dos virtudes: amar a su pueblo y ser humildes, sostuvo el Obispo de la Diócesis de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, al retomar las palabras del Papa Francisco en el recorrido de Nuestra Señora de Ocotlán por calles principales de la capital.
Frente a la presidencia municipal de Tlaxcala como parte de la "Bajada de la Virgen", dijo que quienes asumen la responsabilidad de gobernar tienen que tener esas cualidades, al aseverar que la política es una de las fórmulas más altas de la caridad porque se trata de servir al bien común.
Después de la celebración eucarística oficiada en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, ante decenas de católicos presentes en las inmediaciones de la alcaldía capitalina, manifestó que lo mejor que la ciudadanía puede ofrecer a los gobernantes es rezar por ellos para que puedan gobernar bien, pues además mencionó que quien no reza por las autoridades y representantes populares no es buen cristiano.
"Roguemos pues por los gobernantes para que nos gobiernen bien, para que lleven a nuestra patria y a nuestra nación adelante y que exista la paz y el bien común", expresó.
El repique de las campanas del Exconvento de San Francisco anunciaron la continuación de su andar en la capital sobre un colorido tapete de aserrín y la emisión del mensaje dirigido para las autoridades civiles, en el que pidió a los católicos que gobiernan hacerlo con el servicio de la humildad y con el amor y a los gobernados con la participación de la oración.