/ jueves 17 de agosto de 2017

“Mi padre dedicó 25 años de su vida a la CFE”: Enrique Peña Nieto

EMPALME, Son.- “…Y  este calor -resopló el presidente de México Enrique Peña Nieto- que nos hace sudar sin parar. Y que dicen todavía no es el más fuerte que se da en Sonora. Siempre hará calor aquí. Y luego -lisonjeó a los aquí nacidos y radicados- el calor con que ustedes me reciben…

El gentío -acalorado, empapado en intensa transpiración le aplaudió. Le entregó sonrisas. Y el Presidente que va en alas de la emoción y revela:

“El director  de la Ceefeé me obsequió hace unos momentos una fotografía que mucho me emociona. Sepan que yo soy hijo de un ingeniero egresado del Instituto Politécnico Nacional, quien trabajó durante 25 años en esta empresa. Recuerdo así nuestra vida en Atlacomulco. Con la CFE. Como ven esta empresa me “energizó”. Y así pude llegar a Presidente de México…”

Sostenía el cuadro. Identificaba. Jaime  Francisco Hernández Martínez le ayudaba.

“¡Enseñe la foto!..

“¡Muéstrela!..

El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, atendía a Pedro Joaquín Coldwell, al secretario de Hacienda, José Antonio Kuribreña; a la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano, a Rafael Pchiano Alamán, a Roberto Ramírez de la Parra. Y muy especialmente a Jaime Francisco Hernández Martínez. Círculo cerrado. Férreo grupo. Festejaban los “primeros 80 años de vida de la Comisión Federal de Electricidad.

Se moderniza la octogenaria institución. El presidente Lázaro Cárdenas la imaginó iluminadora de todas las casas de los mexicanos. Entonces pocos eran los privilegiados. Hoy el 98 por ciento gira un botón y la estancia se ilumina. “Y existe el Fondo de Servicio Universal. Rostro social de Ceefeé. Efecto de la Reforma Energética emprendida -afrontada valerosamente- por el presidente Enrique Peña Nieto. Fondo de Servicio Universal. Luz, Energía Eléctrica para 2 millones de mexicanos. “Pobres, marginados, dispersos que se la pasan en tinieblas. Vidas al margen…

Son unos 100 mil los que alientan a la Comisión Federal de Electricidad. “Héroes mexicanos contemporáneos. Hombres capaces de imponerse  las terribles fuerzas -huracanadas, torrenciales, desatadas de la Madre Naturaleza. Cosa de verlos en acción. En horas todo vuelve a la normalidad. Ríos crecidos que borran puentes, caminos y todo lo arrasan. Ahí se lucen. Infatigables.

Son los sindicalizados que encabeza don Víctor Fuentes. “Sin su colaboración, sin su empuje, sin su liderazgo -dicen el presidente Enrique Peña Nieto y el director de la CFE Jaime Francisco Hernández Martínez – la descentralización -la metamorfosis- de la celebrada empresa hubiera sido imposible. Víctor Fuentes no estuvo aquí. Pero le llovieron aplausos y reconocimientos.

Sonora. Empalme. Guaymas. “La mejor región en el estado del Sol”, proclama la gobernadora Claudia Pavlovich. Hija de la pertinaz, constante política Alicia Arellano Tapia. Amiguísima del presidente Luis Echeverría Álvarez. Hace años se encontraron en Magdalena de Kino. Fue el día de la muerte de don Luis Colosio Fernández. A las exquias llegó don Luis. Y Licha Arellano lo llevó al Palacio de Gobierno. Al mismo sitio que en 1975 Echeverría se encontró con el presidente Gerald Ford, de Estados Unidos. “¿Recuerdan? Echeverría llegó “groggy”. “Fantasmal”. “No durmió la noche anterior. Organizó una de sus larguísimas juntas con labriegos y maquiladores y no pegó los ojos en toda la noche”. Tiempo de Carlos Armando Biebrich Torres. Favorito del presidente Echeverría. Tanto, que le modificó la constitución de Sonora para abrirle la puerta de la gubernatura. Trato que acabó abruptamente la noche del 22 de septiembre de 1975 cuando Biebrich criticó torpemente el dedazo” hacia José López Portillo. Biebrich -como muchos- se la “jugó” por Mario Moya Palencia.

“Quien realiza las Reformas Estructurales que Usted -presidente Peña Nieto, llevó adelante, -dice la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano- muestra su capacidad de visión de futuro.

 

 

Ernesto Zedillo era el hombre más apacible y discreto del banco de México: Ruiz Sacristán

“Yo tuve algo quizá muy poquito- pues voté esas reformas que mudan la vida de millones de mexicanos” -dice la gobernadora-. Mujer que pasa lista a infinidad de obras que este gobierno federal realiza en este terruño. Hospitales magníficos. Redes de gasoductos que suman miles de kilómetros. Negocio de Carlos Ruiz Sacristán. Secretario de Estado con Ernesto Zedillo.

“Nos conocimos en el Banco de México. Hombre discreto. Muy trabajador e inteligente. Individuo reservado. Quizá tímido”- refirió una tarde de hace años en el restaurante “Guria” de la calle Colima en la colonia Roma. “Se metamorfoseó cuando le llegó la hora. Nos tronaba los dedos. Nos instaba con cálidas palabras gruesas. Algo subidas de tono. Usted sabe. El Poder es así. Nos traía al trote”.

Comisión Federal de Electricidad es modelo de “Empresa Productiva de Estado. Dividida en varias. Ya no es la de Guillermo Martínez Domínguez. Ni la que conoció José López Portillo. Tampoco la que comandó Guillermo Guerrero Villalobos, ni la que dirigió Rogelio Gasca Neri o tuvo en sus manos Francisco -Paco- Rojas Gutiérrez.

Quizá la mudanza comenzó con el talento de Enrique Ochoa Reza. “Un cuadro magnífico; de lujo”, llegó a proclamar Pedro Joaquín Coldwell al examinar el desempeño -tan brillante- del ilustrado joven redondeado en Columbia University, New York.

Don Jaime Hernández Martínez describe a la Comisión Federal de Electricidad:

“Es el motor indiscutible del desarrollo económico de México. En 1937 apenas un 38 % de mexicanos -éramos alrededor de 18 millones en todo el país- . “La Comisión Federal de Electricidad crece. Desarrolla trato amable con la Naturaleza. Energía Eólica. Se sepulta el uso de combustoleo. De diesel. CFE producirá -consumirá- energías limpias. Cesará la contaminación. Nada de envenenar nuestro entorno. Cuidamos este mundo. No tan
nuestro.

Eco de Luis Donaldo Colosio. “Este mundo no nos pertenece; nos lo prestaron nuestros hijos”.

En el mes de julio de 1989 el presidente Carlos Salinas de Gortari viajó a Venezuela. Con Carlos Andrés Pérez. Invitó a Héctor Aguilar Camín. Y a don Gilberto Borja. Frente a las aguas del Caroni, el constructor y el historiador sopesaban:

“Es que en México producimos electricidad con nuestro petróleo -dijo uno.

“Lo que equivale a lanzar al fuego pieles de mink…

Abrieron las compuertas del Caroni. Por unos minutos. Torrente maravilloso; flamante. Como en el primer día de la creación.

“Eso no puede ser”- concluyeron Aguilar Camín y Borja Navarrete.

Ya no más. Miles de kilómetros para hacer redes -más espesas y complicadas que las de un aracnido- flamantes gasoductos.

Sonora. Privilegiada. Le llueve -y le seguirá diluviando- la inversión
federal.

“Seguiremos en equipo. Trabajaremos en gran coordinación, señora gobernadora- específica el presidente Enrique Peña Nieto.

Miguel Ángel Murillo Aispuro. “En la Contraloría del Gobierno del Estado. “Se interesa: ¿Has visto al Paquico Luis Francisco Trelles Iruretagoyena? ¿Al Chapo Miguel Mexia?

El neumólogo Samuel Ocaña García, gran gobernador de Sonora

“Todavía no. Pero anhelo ver al doctor Samuel Ocaña García…-respondió el reportero.

Samuel Ocaña García. Estudiante pobretón que se soñó neumólogo. Primero médico-cirujano-partero. Como decían los títulos de antes. Y vino a padecer hambres en el Internado del Politécnico Nacional. Y hasta la dureza del estadio “Camino Díaz”. Ahí malpasaban la noche los llamados “gaviotas”. Pero estudiaba. Hasta el día en que el Ejército Mexicano entró al Politécnico. A Santo Tomás. A toques de corneta. De clarines. ¡Fuera!

Samuel Ocaña García. Político sonorense. Giros de la Diosa Fortuna. “Esa parada sobre una esfera inestable”, dice William Shakespeare. Así de vacilante e incierta es. Y Samuel Ocaña García. Dirigente del PRI en Sonora. Ya se va a ir Don Alejandro Carrillo Marcor, quien llegó a la Casa Sonora -en el rumbo de la colonia Pitic- y halló que Carlos Armando Biebrich no había dejado ni sábanas. Envió a su esposa a Tucson a adquirir “ropa de cama”. Biebrich está muy desesperado, dijo Alejandro Carrillo Marcor a este reportero en noviembre de 1975.

Y Ocaña. “Instálese aquí. Quédese. Téngame al tanto, doctor”. Eso le dijo Jesús Reyes Heroles. “Quiero saber cómo se mueve la sucesión en Sonora”. Y Samuel Ocaña García se instaló en el hotel Corinto de la calle Vallarta. Junto al oficina de José Pagés Llergo en la revista Siempre¡. Y Reyes Heroles le ofreció:

“Prepárese. Será diputado federal.

“¿Ya puedo regresarme a Sonora, señor secretario?”

“Todavía no. Aguántese. Infórmeme de todo lo que pasa en su tierra. Quédese”

Y así un día. Y otro. Hasta que:

“Prepárese. Ya sé como está Sonora. Y lo que necesita. Usted va a ser el gobernador, doctor Ocaña. No vaya a fallar. El Presidente tiene mucha fe en usted…

“Respeté mucho al presidente López Portillo. Pero un día le pedí que no viniera con tanta frecuencia a Sonora. don José se extrañó:

“¿De veras, gobernador? ¿No quiere que venga a Sonora?”

“No tan seguido, Presidente. ¿Sabe? Los de Sonora lo queremos mucho. Pero si nos cae aquí a cada rato, pues lo vamos a desgastar. Eso sí. Le aseguro que cuando usted ya sea expresidente de México, lo recibiremos siempre con cariño. Con amistad. Con respeto”.

“Y ¡San Camaleón!” -remata Samuel Ocaña su relato. Hace chaquear las palmas de sus manos.  Da por terminado el asunto.

Samuel Ocaña. Hombre de hábitos sencillos; simples. Desayuno con algunos leales, buenos amigos. ¿Qué sería de su Jefe de ayudantes? Gelasio Gayosso se llamaba. Militar. Guerrerense él. Gelasio Gayosso.

Héctor Platt que dice:

“La electricidad que nos traerá la Comisión Federal de Electricidad llega en buena hora. Por el turismo. Aquí tenemos pesca, buceo. Bellezas naturales. En San Carlos, la hermosa playa. Turismo es lo mío. Lo que se ofrezca. Trabajo con la gobernadora Claudia Pavlovich.

Raíces de Magdalena de Kino. La tierra que vio nacer a Luis Donaldo Colosio Murrieta.

En Magdalena de Kino, en el cementerio cuyo límite marca el Sásabe, un caudaloso río que viene de lejos ahí está engavetado, en el mausoleo que le construyó su padre el cadáver de Luis Donaldo. En la cripta más cercana los restos de Diana Laura Riojas de Colosio.

En instantes se consumieron sus sueños

“¡Qué calorón hacía en Empalme!”-dijo el presidente de México Enrique Peña Nieto ayer al llegar a la Ciudad de México.

Tras celebrar los 80 años de vida de la Comisión Federal de Electricidad.

 

EMPALME, Son.- “…Y  este calor -resopló el presidente de México Enrique Peña Nieto- que nos hace sudar sin parar. Y que dicen todavía no es el más fuerte que se da en Sonora. Siempre hará calor aquí. Y luego -lisonjeó a los aquí nacidos y radicados- el calor con que ustedes me reciben…

El gentío -acalorado, empapado en intensa transpiración le aplaudió. Le entregó sonrisas. Y el Presidente que va en alas de la emoción y revela:

“El director  de la Ceefeé me obsequió hace unos momentos una fotografía que mucho me emociona. Sepan que yo soy hijo de un ingeniero egresado del Instituto Politécnico Nacional, quien trabajó durante 25 años en esta empresa. Recuerdo así nuestra vida en Atlacomulco. Con la CFE. Como ven esta empresa me “energizó”. Y así pude llegar a Presidente de México…”

Sostenía el cuadro. Identificaba. Jaime  Francisco Hernández Martínez le ayudaba.

“¡Enseñe la foto!..

“¡Muéstrela!..

El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, atendía a Pedro Joaquín Coldwell, al secretario de Hacienda, José Antonio Kuribreña; a la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano, a Rafael Pchiano Alamán, a Roberto Ramírez de la Parra. Y muy especialmente a Jaime Francisco Hernández Martínez. Círculo cerrado. Férreo grupo. Festejaban los “primeros 80 años de vida de la Comisión Federal de Electricidad.

Se moderniza la octogenaria institución. El presidente Lázaro Cárdenas la imaginó iluminadora de todas las casas de los mexicanos. Entonces pocos eran los privilegiados. Hoy el 98 por ciento gira un botón y la estancia se ilumina. “Y existe el Fondo de Servicio Universal. Rostro social de Ceefeé. Efecto de la Reforma Energética emprendida -afrontada valerosamente- por el presidente Enrique Peña Nieto. Fondo de Servicio Universal. Luz, Energía Eléctrica para 2 millones de mexicanos. “Pobres, marginados, dispersos que se la pasan en tinieblas. Vidas al margen…

Son unos 100 mil los que alientan a la Comisión Federal de Electricidad. “Héroes mexicanos contemporáneos. Hombres capaces de imponerse  las terribles fuerzas -huracanadas, torrenciales, desatadas de la Madre Naturaleza. Cosa de verlos en acción. En horas todo vuelve a la normalidad. Ríos crecidos que borran puentes, caminos y todo lo arrasan. Ahí se lucen. Infatigables.

Son los sindicalizados que encabeza don Víctor Fuentes. “Sin su colaboración, sin su empuje, sin su liderazgo -dicen el presidente Enrique Peña Nieto y el director de la CFE Jaime Francisco Hernández Martínez – la descentralización -la metamorfosis- de la celebrada empresa hubiera sido imposible. Víctor Fuentes no estuvo aquí. Pero le llovieron aplausos y reconocimientos.

Sonora. Empalme. Guaymas. “La mejor región en el estado del Sol”, proclama la gobernadora Claudia Pavlovich. Hija de la pertinaz, constante política Alicia Arellano Tapia. Amiguísima del presidente Luis Echeverría Álvarez. Hace años se encontraron en Magdalena de Kino. Fue el día de la muerte de don Luis Colosio Fernández. A las exquias llegó don Luis. Y Licha Arellano lo llevó al Palacio de Gobierno. Al mismo sitio que en 1975 Echeverría se encontró con el presidente Gerald Ford, de Estados Unidos. “¿Recuerdan? Echeverría llegó “groggy”. “Fantasmal”. “No durmió la noche anterior. Organizó una de sus larguísimas juntas con labriegos y maquiladores y no pegó los ojos en toda la noche”. Tiempo de Carlos Armando Biebrich Torres. Favorito del presidente Echeverría. Tanto, que le modificó la constitución de Sonora para abrirle la puerta de la gubernatura. Trato que acabó abruptamente la noche del 22 de septiembre de 1975 cuando Biebrich criticó torpemente el dedazo” hacia José López Portillo. Biebrich -como muchos- se la “jugó” por Mario Moya Palencia.

“Quien realiza las Reformas Estructurales que Usted -presidente Peña Nieto, llevó adelante, -dice la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano- muestra su capacidad de visión de futuro.

 

 

Ernesto Zedillo era el hombre más apacible y discreto del banco de México: Ruiz Sacristán

“Yo tuve algo quizá muy poquito- pues voté esas reformas que mudan la vida de millones de mexicanos” -dice la gobernadora-. Mujer que pasa lista a infinidad de obras que este gobierno federal realiza en este terruño. Hospitales magníficos. Redes de gasoductos que suman miles de kilómetros. Negocio de Carlos Ruiz Sacristán. Secretario de Estado con Ernesto Zedillo.

“Nos conocimos en el Banco de México. Hombre discreto. Muy trabajador e inteligente. Individuo reservado. Quizá tímido”- refirió una tarde de hace años en el restaurante “Guria” de la calle Colima en la colonia Roma. “Se metamorfoseó cuando le llegó la hora. Nos tronaba los dedos. Nos instaba con cálidas palabras gruesas. Algo subidas de tono. Usted sabe. El Poder es así. Nos traía al trote”.

Comisión Federal de Electricidad es modelo de “Empresa Productiva de Estado. Dividida en varias. Ya no es la de Guillermo Martínez Domínguez. Ni la que conoció José López Portillo. Tampoco la que comandó Guillermo Guerrero Villalobos, ni la que dirigió Rogelio Gasca Neri o tuvo en sus manos Francisco -Paco- Rojas Gutiérrez.

Quizá la mudanza comenzó con el talento de Enrique Ochoa Reza. “Un cuadro magnífico; de lujo”, llegó a proclamar Pedro Joaquín Coldwell al examinar el desempeño -tan brillante- del ilustrado joven redondeado en Columbia University, New York.

Don Jaime Hernández Martínez describe a la Comisión Federal de Electricidad:

“Es el motor indiscutible del desarrollo económico de México. En 1937 apenas un 38 % de mexicanos -éramos alrededor de 18 millones en todo el país- . “La Comisión Federal de Electricidad crece. Desarrolla trato amable con la Naturaleza. Energía Eólica. Se sepulta el uso de combustoleo. De diesel. CFE producirá -consumirá- energías limpias. Cesará la contaminación. Nada de envenenar nuestro entorno. Cuidamos este mundo. No tan
nuestro.

Eco de Luis Donaldo Colosio. “Este mundo no nos pertenece; nos lo prestaron nuestros hijos”.

En el mes de julio de 1989 el presidente Carlos Salinas de Gortari viajó a Venezuela. Con Carlos Andrés Pérez. Invitó a Héctor Aguilar Camín. Y a don Gilberto Borja. Frente a las aguas del Caroni, el constructor y el historiador sopesaban:

“Es que en México producimos electricidad con nuestro petróleo -dijo uno.

“Lo que equivale a lanzar al fuego pieles de mink…

Abrieron las compuertas del Caroni. Por unos minutos. Torrente maravilloso; flamante. Como en el primer día de la creación.

“Eso no puede ser”- concluyeron Aguilar Camín y Borja Navarrete.

Ya no más. Miles de kilómetros para hacer redes -más espesas y complicadas que las de un aracnido- flamantes gasoductos.

Sonora. Privilegiada. Le llueve -y le seguirá diluviando- la inversión
federal.

“Seguiremos en equipo. Trabajaremos en gran coordinación, señora gobernadora- específica el presidente Enrique Peña Nieto.

Miguel Ángel Murillo Aispuro. “En la Contraloría del Gobierno del Estado. “Se interesa: ¿Has visto al Paquico Luis Francisco Trelles Iruretagoyena? ¿Al Chapo Miguel Mexia?

El neumólogo Samuel Ocaña García, gran gobernador de Sonora

“Todavía no. Pero anhelo ver al doctor Samuel Ocaña García…-respondió el reportero.

Samuel Ocaña García. Estudiante pobretón que se soñó neumólogo. Primero médico-cirujano-partero. Como decían los títulos de antes. Y vino a padecer hambres en el Internado del Politécnico Nacional. Y hasta la dureza del estadio “Camino Díaz”. Ahí malpasaban la noche los llamados “gaviotas”. Pero estudiaba. Hasta el día en que el Ejército Mexicano entró al Politécnico. A Santo Tomás. A toques de corneta. De clarines. ¡Fuera!

Samuel Ocaña García. Político sonorense. Giros de la Diosa Fortuna. “Esa parada sobre una esfera inestable”, dice William Shakespeare. Así de vacilante e incierta es. Y Samuel Ocaña García. Dirigente del PRI en Sonora. Ya se va a ir Don Alejandro Carrillo Marcor, quien llegó a la Casa Sonora -en el rumbo de la colonia Pitic- y halló que Carlos Armando Biebrich no había dejado ni sábanas. Envió a su esposa a Tucson a adquirir “ropa de cama”. Biebrich está muy desesperado, dijo Alejandro Carrillo Marcor a este reportero en noviembre de 1975.

Y Ocaña. “Instálese aquí. Quédese. Téngame al tanto, doctor”. Eso le dijo Jesús Reyes Heroles. “Quiero saber cómo se mueve la sucesión en Sonora”. Y Samuel Ocaña García se instaló en el hotel Corinto de la calle Vallarta. Junto al oficina de José Pagés Llergo en la revista Siempre¡. Y Reyes Heroles le ofreció:

“Prepárese. Será diputado federal.

“¿Ya puedo regresarme a Sonora, señor secretario?”

“Todavía no. Aguántese. Infórmeme de todo lo que pasa en su tierra. Quédese”

Y así un día. Y otro. Hasta que:

“Prepárese. Ya sé como está Sonora. Y lo que necesita. Usted va a ser el gobernador, doctor Ocaña. No vaya a fallar. El Presidente tiene mucha fe en usted…

“Respeté mucho al presidente López Portillo. Pero un día le pedí que no viniera con tanta frecuencia a Sonora. don José se extrañó:

“¿De veras, gobernador? ¿No quiere que venga a Sonora?”

“No tan seguido, Presidente. ¿Sabe? Los de Sonora lo queremos mucho. Pero si nos cae aquí a cada rato, pues lo vamos a desgastar. Eso sí. Le aseguro que cuando usted ya sea expresidente de México, lo recibiremos siempre con cariño. Con amistad. Con respeto”.

“Y ¡San Camaleón!” -remata Samuel Ocaña su relato. Hace chaquear las palmas de sus manos.  Da por terminado el asunto.

Samuel Ocaña. Hombre de hábitos sencillos; simples. Desayuno con algunos leales, buenos amigos. ¿Qué sería de su Jefe de ayudantes? Gelasio Gayosso se llamaba. Militar. Guerrerense él. Gelasio Gayosso.

Héctor Platt que dice:

“La electricidad que nos traerá la Comisión Federal de Electricidad llega en buena hora. Por el turismo. Aquí tenemos pesca, buceo. Bellezas naturales. En San Carlos, la hermosa playa. Turismo es lo mío. Lo que se ofrezca. Trabajo con la gobernadora Claudia Pavlovich.

Raíces de Magdalena de Kino. La tierra que vio nacer a Luis Donaldo Colosio Murrieta.

En Magdalena de Kino, en el cementerio cuyo límite marca el Sásabe, un caudaloso río que viene de lejos ahí está engavetado, en el mausoleo que le construyó su padre el cadáver de Luis Donaldo. En la cripta más cercana los restos de Diana Laura Riojas de Colosio.

En instantes se consumieron sus sueños

“¡Qué calorón hacía en Empalme!”-dijo el presidente de México Enrique Peña Nieto ayer al llegar a la Ciudad de México.

Tras celebrar los 80 años de vida de la Comisión Federal de Electricidad.

 

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