/ sábado 10 de junio de 2017

Arturo Alcántar el escritor que ama vivir

Para empezar señalaré que ha publicado cuentos y poesía en diversas revistas y suplementos culturales, como Plural, El Búho, La Cultura en México, Revista Generación, la revista electrónica Corazón de Oaxaca. Además de los poemarios ya señalados.

¿Qué es un poeta? La pregunta parece iluminar su siempre alegre y muy agradable rostro. “Quizá, lo que en resumidas cuentas es, y por muchas y poderosas razones también, es un extraviado. Y lo califico así, porque cuando algo sintió en su interior, se colocó frente a una hoja en blanco y puso una palabra. La miró detenidamente. La contempló. Y esa palabra, fascinante e inocente, tan llena de vacío a su alrededor, es una puerta por la que uno entra a otro mundo. No sabe a qué se arriesga uno. Y se mete de cabeza, por esa puerta. Y ya no vuelve a salir nunca. Quedó extraviado en ese mundo. En un mundo de palabras, de sonidos de las palabras. De su arquitectura. De sus sentidos y significados múltiples. Un poeta no es un privilegiado o un condenado. El poeta lo que no tiene es remedio”.

Y luego de una reflexión con mirar profundo, agrega: “Quizá también es que uno se percibe como efímero y algo lo impulsa a salir de esa finitud. Y la palabra poética ofrece ese mundo aparte. Ese mundo diferente. Y la palabra poética le da consistencia a la vida. Y llena de significado la experiencia humana. Porque en un poema está el universo entero”.

  • LA POESÍA ES UN ACTO DE AMOR

“Hacer un poema, escribir poesía, es un acto de amor. Es un deseo de cambiar el mundo. Un deseo casi sexual, erótico mejor dicho: de la fuerza de eros, de vida, así en los poemas haya tristeza, muerte y hoyos oscuros, lo que finalmente hace un poema es engendrar. La poesía engendra el mundo. Hace posible el paraíso, el paraíso recuperado donde las palabras viven sin ataduras, desnudas sin pudor. El poema no solo expresa el amor humano, también enseña a amar. A hacer el amor.

- Entonces, escribir poesía ¿es todo eso? Sus ojos se tornan más luminosos todavía y responde: “Sí. Porque escribir poesía es dejarse llevar, de cierta forma, por una ruta hacia lo desconocido, pues, no es que le dé un voto de confianza a las palabras, no: ellas son las que lo toman a uno del cuello, o más precisamente, de la lengua, y lo despepitan, lo obligan a soltar la sopa. Enseguida sonríe divertido, y agrega: “Y es cierto, hay veces que la escritura más errabunda e incluso errónea, es la que da con la profundidad de nuestro ser. Hay conocimientos que solo se alcanzan con el uso efectivo de la palabra. No me da vergüenza afirmar, en plena época postindustrial, posmoderna y de posverdad, que poesía y hechicería están emparentadas. Pronunciar palabras poéticas, al igual que con un hechizo, es pronunciar un conjuro que invoca a la belleza de la palabra. La palabra verdadera. Y nos transforma, nos cambia el mundo: no somos los mismos antes y después de la poesía”.

  • ¿SE PUEDE VIVIR SIN lírica?

-¿Cómo sería un mundo sin poesía? Su rostro adopta un gesto de preocupación. De pesadumbre infinita. Y señala: “A veces me pregunto si es posible vivir sin poesía. O si esa existencia, sin poesía, es vida. Lo que sí me convenzo cada vez más, es que la poesía nos hace humanos. En estos tiempos tan violentos, tan deshumanizados, yo en lugar de soldados, policías y marinos combatiendo a los criminales, pondría a gente leyendo poesía. Tal vez suene ingenuo, como aquellos jóvenes de los sesentasque protestaban contra la guerra y ponían flores en los cañones y los rifles, pero es mi convicción por la palabra, su belleza y su poder”.

“Y lo anterior lo digo contracorriente de lo que muchas veces se dice, casi como consigna: Que la poesía es inútil. Que la poesía debe ser inútil. Tal vez eso fue una consecuencia de aquella falsa disyuntiva entre la poesía comprometida y la poesía pura. De la poesía desideologizada se pasó a la poesía inútil. Pero eso es un absurdo. La poesía sirve al alma humana, ya para tranquilizarla, alejar tristezas, evocar un amor, o para reflexionar sobre la vida y la muerte. Para observarse uno mismo, o, como dice Rimbaud: para cambiar la vida”.

Luego de leer “Mi depresión es tropical, y mi trópico de cáncer”, “Cae mi boca de tu boca y la besa el diablo” y “Tu ausencia me abraza y me desaparece” el visionario habla de su primer poemario que publicó, Sueños de profundo olvido: “En él quise hablar de los sueños como formas de autoconocimiento, como revelaciones casi místicas, descensos a los hoyos negros de uno mismo. Y también del olvido, como esa cosa simple, que no requiere de soluciones simplemente, desnudamente está. Se olvida por qué se vive. Dice Pierre Bertrand que al olvido siempre lo ha sojuzgado el imperio de la memoria. Y el siguiente libro, Desapariciones del mundo frágil, fue una consecuencia del anterior: del vacío y la nada del olvido, pasé a las desapariciones en general: un amigo que se va, una palabra que desaparece, el arcoíris que se esfuma o el mundo que ya se fue. Temas todos ellos tratados en su mayoría con una pisca de humor”.

  • ALGUNAS NOTICIAS REGULARES

Y continúa, seguro, desafiante: “La poesía en el mundo editorial de hoy tiene cada vez más posibilidades de publicación, si la comparamos con la realidad mexicana de tres o cuatro décadas atrás. Hoy hay más revistas o suplementos culturales, aunque debo decir, que muchas veces su existencia es breve. Pero el mundo que se ha abierto, no solo para la poesía, sino para todo tipo de escritura, es el del ciberespacio. Periódicos digitales, revistas electrónicas, blogs o simplemente publicaciones en el “muro” de Facebook o en los brevísimos tuits, amplían la gama de opciones para, en este caso, la poesía. No todo es de buena calidad y hay mucha palabrería desechable (y lo mismo ocurre en publicaciones de papel), pero las oportunidades son reales.

“Lo anterior no quiere decir que ahora sí los poetas puedan vivir, económicamente hablando, con la irrupción de ese nuevo mundo digital. Creo que, cuando menos en lo que a poesía se refiere, sigue siendo difícil, si no imposible, una suerte de salario mínimo para poetas. Están los premios o las becas, pero eso no entra dentro del “salario mínimo “. Pero siempre queda la solución, casi única, de combinarlo con otro trabajo remunerable, como la docencia, el periodismo o la burocracia. No dudo, incluso, que alguno -emulando a los compositores de corridos- esté tentado a escribir poesía épica de algún narco con tal de paliar la penuria económica... Narcopoesía”, remarca con traviesa sonrisa.

  • LOS EPIGRAMISTAS

Continúan los comentarios talentosos y simpáticos: “Reconozcámoslo. Nadie, desde luego, va a poner una columna en algún diario para que un poeta escriba poesía. Creo que hace apenas unas dos décadas existían en algunos periódicos los epigramistas. Yo recuerdo al de Excélsior, Campos Díaz, que le decíamos “El Vate”, pero, aun cuando escribía diario uno o dos epigramas, se le encomendaban otras tareas periodísticas, alguna nota, algún boletín; es decir, nuevamente combinarlo con otro trabajo.

“Yo no sé cómo llegué a la poesía. Me refiero a escribirla. Desde luego que primero la leí. No, miento, primero la escuché, ya porque mi abuelo recitaba algún poema de Antonio Plaza o porque mi papá compró un disco con el declamador Manuel Bernal -donde se podía escuchar “Los motivos del lobo”, “El brindis del bohemio”, etcétera- y que lo escuché con mucha frecuencia. Yo no sé cómo llegué a escribir poesía, pero seguramente por alguna necesidad del alma. O como jugando con las palabras”.

Y el maestro Flores, como periodista que conoce las medidas en materia de cuadratines -esas que semanalmente se distribuyen en nuestra sección cultural- empieza a frenar el hermoso e infinito tema relacionado con la Poesía, cuando después de mostrarme los libros que los actuales estudiantes de Humanidades de la UNAM están reclamando en las librerías, agregó:  “Bueno, ya luego vinieron las lecturas: Paz, Sabines, Efraín Huerta, Villaurrutia, Castellanos, Neruda, Borges, Whitman, Dickinson, Plath, Baudelaire, Rimbaud, Alberti, García Lorca, etcétera. Y también vinieron algunos cantantes o compositores que cantaban poemas, como Serrat (Miguel Hernández Machado) Pablo Milanés (José Martí), o canciones de Agustín Lara. Yo mismo en un tiempo compuse canciones que, por fortuna, no conocieron más que mis familiares”. Frase que cierra con una sonora carcajada y que me deja un tanto nostálgica, y ansiosa por continuar “cazando” una información tan exclusiva, bella y grata como ésta. Así que por lo pronto, pongo punto final. Mientras, nosotros pasamos horas leyendo y recordando a casi toda nuestra abundante y altísima aristocracia de poetas de la Gran Tenochtitlán, hasta donde estamos parados, como es el caso de Arthur. Un beso... Y hasta la próxima charla

anamarialongi@gmail.com

Para empezar señalaré que ha publicado cuentos y poesía en diversas revistas y suplementos culturales, como Plural, El Búho, La Cultura en México, Revista Generación, la revista electrónica Corazón de Oaxaca. Además de los poemarios ya señalados.

¿Qué es un poeta? La pregunta parece iluminar su siempre alegre y muy agradable rostro. “Quizá, lo que en resumidas cuentas es, y por muchas y poderosas razones también, es un extraviado. Y lo califico así, porque cuando algo sintió en su interior, se colocó frente a una hoja en blanco y puso una palabra. La miró detenidamente. La contempló. Y esa palabra, fascinante e inocente, tan llena de vacío a su alrededor, es una puerta por la que uno entra a otro mundo. No sabe a qué se arriesga uno. Y se mete de cabeza, por esa puerta. Y ya no vuelve a salir nunca. Quedó extraviado en ese mundo. En un mundo de palabras, de sonidos de las palabras. De su arquitectura. De sus sentidos y significados múltiples. Un poeta no es un privilegiado o un condenado. El poeta lo que no tiene es remedio”.

Y luego de una reflexión con mirar profundo, agrega: “Quizá también es que uno se percibe como efímero y algo lo impulsa a salir de esa finitud. Y la palabra poética ofrece ese mundo aparte. Ese mundo diferente. Y la palabra poética le da consistencia a la vida. Y llena de significado la experiencia humana. Porque en un poema está el universo entero”.

  • LA POESÍA ES UN ACTO DE AMOR

“Hacer un poema, escribir poesía, es un acto de amor. Es un deseo de cambiar el mundo. Un deseo casi sexual, erótico mejor dicho: de la fuerza de eros, de vida, así en los poemas haya tristeza, muerte y hoyos oscuros, lo que finalmente hace un poema es engendrar. La poesía engendra el mundo. Hace posible el paraíso, el paraíso recuperado donde las palabras viven sin ataduras, desnudas sin pudor. El poema no solo expresa el amor humano, también enseña a amar. A hacer el amor.

- Entonces, escribir poesía ¿es todo eso? Sus ojos se tornan más luminosos todavía y responde: “Sí. Porque escribir poesía es dejarse llevar, de cierta forma, por una ruta hacia lo desconocido, pues, no es que le dé un voto de confianza a las palabras, no: ellas son las que lo toman a uno del cuello, o más precisamente, de la lengua, y lo despepitan, lo obligan a soltar la sopa. Enseguida sonríe divertido, y agrega: “Y es cierto, hay veces que la escritura más errabunda e incluso errónea, es la que da con la profundidad de nuestro ser. Hay conocimientos que solo se alcanzan con el uso efectivo de la palabra. No me da vergüenza afirmar, en plena época postindustrial, posmoderna y de posverdad, que poesía y hechicería están emparentadas. Pronunciar palabras poéticas, al igual que con un hechizo, es pronunciar un conjuro que invoca a la belleza de la palabra. La palabra verdadera. Y nos transforma, nos cambia el mundo: no somos los mismos antes y después de la poesía”.

  • ¿SE PUEDE VIVIR SIN lírica?

-¿Cómo sería un mundo sin poesía? Su rostro adopta un gesto de preocupación. De pesadumbre infinita. Y señala: “A veces me pregunto si es posible vivir sin poesía. O si esa existencia, sin poesía, es vida. Lo que sí me convenzo cada vez más, es que la poesía nos hace humanos. En estos tiempos tan violentos, tan deshumanizados, yo en lugar de soldados, policías y marinos combatiendo a los criminales, pondría a gente leyendo poesía. Tal vez suene ingenuo, como aquellos jóvenes de los sesentasque protestaban contra la guerra y ponían flores en los cañones y los rifles, pero es mi convicción por la palabra, su belleza y su poder”.

“Y lo anterior lo digo contracorriente de lo que muchas veces se dice, casi como consigna: Que la poesía es inútil. Que la poesía debe ser inútil. Tal vez eso fue una consecuencia de aquella falsa disyuntiva entre la poesía comprometida y la poesía pura. De la poesía desideologizada se pasó a la poesía inútil. Pero eso es un absurdo. La poesía sirve al alma humana, ya para tranquilizarla, alejar tristezas, evocar un amor, o para reflexionar sobre la vida y la muerte. Para observarse uno mismo, o, como dice Rimbaud: para cambiar la vida”.

Luego de leer “Mi depresión es tropical, y mi trópico de cáncer”, “Cae mi boca de tu boca y la besa el diablo” y “Tu ausencia me abraza y me desaparece” el visionario habla de su primer poemario que publicó, Sueños de profundo olvido: “En él quise hablar de los sueños como formas de autoconocimiento, como revelaciones casi místicas, descensos a los hoyos negros de uno mismo. Y también del olvido, como esa cosa simple, que no requiere de soluciones simplemente, desnudamente está. Se olvida por qué se vive. Dice Pierre Bertrand que al olvido siempre lo ha sojuzgado el imperio de la memoria. Y el siguiente libro, Desapariciones del mundo frágil, fue una consecuencia del anterior: del vacío y la nada del olvido, pasé a las desapariciones en general: un amigo que se va, una palabra que desaparece, el arcoíris que se esfuma o el mundo que ya se fue. Temas todos ellos tratados en su mayoría con una pisca de humor”.

  • ALGUNAS NOTICIAS REGULARES

Y continúa, seguro, desafiante: “La poesía en el mundo editorial de hoy tiene cada vez más posibilidades de publicación, si la comparamos con la realidad mexicana de tres o cuatro décadas atrás. Hoy hay más revistas o suplementos culturales, aunque debo decir, que muchas veces su existencia es breve. Pero el mundo que se ha abierto, no solo para la poesía, sino para todo tipo de escritura, es el del ciberespacio. Periódicos digitales, revistas electrónicas, blogs o simplemente publicaciones en el “muro” de Facebook o en los brevísimos tuits, amplían la gama de opciones para, en este caso, la poesía. No todo es de buena calidad y hay mucha palabrería desechable (y lo mismo ocurre en publicaciones de papel), pero las oportunidades son reales.

“Lo anterior no quiere decir que ahora sí los poetas puedan vivir, económicamente hablando, con la irrupción de ese nuevo mundo digital. Creo que, cuando menos en lo que a poesía se refiere, sigue siendo difícil, si no imposible, una suerte de salario mínimo para poetas. Están los premios o las becas, pero eso no entra dentro del “salario mínimo “. Pero siempre queda la solución, casi única, de combinarlo con otro trabajo remunerable, como la docencia, el periodismo o la burocracia. No dudo, incluso, que alguno -emulando a los compositores de corridos- esté tentado a escribir poesía épica de algún narco con tal de paliar la penuria económica... Narcopoesía”, remarca con traviesa sonrisa.

  • LOS EPIGRAMISTAS

Continúan los comentarios talentosos y simpáticos: “Reconozcámoslo. Nadie, desde luego, va a poner una columna en algún diario para que un poeta escriba poesía. Creo que hace apenas unas dos décadas existían en algunos periódicos los epigramistas. Yo recuerdo al de Excélsior, Campos Díaz, que le decíamos “El Vate”, pero, aun cuando escribía diario uno o dos epigramas, se le encomendaban otras tareas periodísticas, alguna nota, algún boletín; es decir, nuevamente combinarlo con otro trabajo.

“Yo no sé cómo llegué a la poesía. Me refiero a escribirla. Desde luego que primero la leí. No, miento, primero la escuché, ya porque mi abuelo recitaba algún poema de Antonio Plaza o porque mi papá compró un disco con el declamador Manuel Bernal -donde se podía escuchar “Los motivos del lobo”, “El brindis del bohemio”, etcétera- y que lo escuché con mucha frecuencia. Yo no sé cómo llegué a escribir poesía, pero seguramente por alguna necesidad del alma. O como jugando con las palabras”.

Y el maestro Flores, como periodista que conoce las medidas en materia de cuadratines -esas que semanalmente se distribuyen en nuestra sección cultural- empieza a frenar el hermoso e infinito tema relacionado con la Poesía, cuando después de mostrarme los libros que los actuales estudiantes de Humanidades de la UNAM están reclamando en las librerías, agregó:  “Bueno, ya luego vinieron las lecturas: Paz, Sabines, Efraín Huerta, Villaurrutia, Castellanos, Neruda, Borges, Whitman, Dickinson, Plath, Baudelaire, Rimbaud, Alberti, García Lorca, etcétera. Y también vinieron algunos cantantes o compositores que cantaban poemas, como Serrat (Miguel Hernández Machado) Pablo Milanés (José Martí), o canciones de Agustín Lara. Yo mismo en un tiempo compuse canciones que, por fortuna, no conocieron más que mis familiares”. Frase que cierra con una sonora carcajada y que me deja un tanto nostálgica, y ansiosa por continuar “cazando” una información tan exclusiva, bella y grata como ésta. Así que por lo pronto, pongo punto final. Mientras, nosotros pasamos horas leyendo y recordando a casi toda nuestra abundante y altísima aristocracia de poetas de la Gran Tenochtitlán, hasta donde estamos parados, como es el caso de Arthur. Un beso... Y hasta la próxima charla

anamarialongi@gmail.com

Círculos

Se busca a la nueva Miss Tlaxcala; ya está abierta la convocatoria 2024

Esta iniciativa pretende destacar a mujeres con un sólido bagaje social, académico y laboral

Municipios

Rescata Doner Wan mural del bicentenario de la Independencia abandonado en Centro Cultural de Calpulalpan

El artista urbano Doner Wan realizó la pieza que habla sobre la historia y la identidad mexicana

New Articles

Exigen alto al acoso escolar en el Cbtis 211 de Tezoquipan

Berenice N. denunció como sus agresores al director del plantel, Miguel R. y a un profesor de nombre Edgar S.

Local

Sufre acoso escolar uno de cada cuatro infantes, revela la Secretaría de Educación Pública de Tlaxcala

Las cifras han llevado a la dependencia educativa a adoptar una serie de protocolos para evitar este tipo de acciones