Como parte de las conferencias del Congreso “Manifestaciones Religiosas en el Mundo Novohispano”, la catedrática del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Clara García Ayluardo, expuso el tema “Feligresía”, en el que explicó el papel que jugaron las cofradías en la Nueva España.
Para empezar, dijo que este término, de manera general, ha sido empleado para denominar a aquellas hermandades, gremios o grupos del ámbito cristiano y católico que se asociaban de manera pública o privada con fines piadosos, religiosos o asistenciales.
Destacó que estas asociaciones eran voluntarias y que estaban basadas en el modelo de la fraternidad con relaciones igualitarias, pero sin relación de parentesco; en estas se institucionalizaron virtudes teologales como la caridad, con el objetivo de promover los vínculos con Dios, la devoción entre los cofrades, el amor al prójimo, a la reciprocidad, y a la necesidad de vivir en armonía entre lo secular y lo sagrado para mantener la paz.
Dijo que su principal objetivo era dispensar caridad a los pobres, para la salvación de las almas, e incluso, que destinaban cantidades importantes para la construcción de barcos en los astilleros venecianos.
La también doctora en historia mencionó que el capital con el que contaban provenía principalmente de cuotas y limosnas que tenían en patronato, además de que entre sus miembros contaban con personalidades bastante acaudaladas que buscaban trabajar y aportar en beneficio de la comunidad.
Detalló que pertenecer a una cofradía era una de las formas más populares de asociación de la época medieval y moderna temprana.
Por ejemplo, contó que prestigiosas cofradías de la Nueva España funcionaron como el contexto perfecto para el ejercicio del poder, pues varios de sus integrantes se unieron para asegurarse que de que algunos cofrades fueran proclives a su gobierno.
Sin embargo, recordó que a partir del siglo XVI, las autoridades comenzaron a vigilarlas para que dejaran de tener injerencia en los asuntos públicos, para que ya no organizaran a la sociedad y para que ya no contaran con los miembros más acaudalados y poderosos de la ciudad.
ORIGEN
Las cofradías llegaron a la Nueva España desde el siglo XVI, con auge durante los siglos XVII y XVIII; su decadencia comenzó con las reformas borbónicas, en 1793, con las cuales mediante un edicto se supervisaron las cofradías. Aquellas que no fueron fundadas con todos los requisitos exigidos por la Corona española fueron suprimidas, por lo que de las 970 inscritas en el Arzobispado de México solo quedó la mitad.