El obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, llamó a la feligresía a profundizar este encuentro con Jesús, pues es necesario que cada uno lleve a la familia y la sociedad la buena nueva, como lo hizo Cristo al llevar la cruz como muestra de su amor por el mundo y “dejar de lado todo lo que hacemos en contra de la vida de las personas, desde lo más pequeño hasta lo más condenable, así como la indiferencia, la crítica, la difamación y la exclusión”.
Durante la segunda caída, mencionó que “el proyecto de Dios es que tengamos vida en abundancia, pero si al contemplarlo experimentamos dolor, pena y tristeza, de esta misma forma él experimenta todo lo que hacemos en contra de la dignidad de las personas, pues quiere que seamos custodios de la vida y del amor desde la familia, el trabajo y la relación con los demás”.
Agregó que “recordemos que la misericordia es más grande que nuestro pecado, el límite del mal es la misericordia, entonces si él ha sido misericordioso nosotros igual”.
Asimismo, dijo que nuestros pecados provocan la caída de Jesús, pero al reconocer nuestras fallas y errores, eso hace que nos levantemos y retomemos el camino, pues no quiere la muerte del pecador, sino que cambie y tenga vida, por eso nos invita a luchar contra lo que va contra la vida y el amor, contra la familia, sueños de superación de adolescentes y jóvenes.
En lo que fue su primera participación en la Semana Santa como Obispo de Tlaxcala, en el Viacrucis de Chiautempan, Salcedo Aquino enfatizó la importancia de no quedar paralizados por las desventuras, el dolor o el sufrimiento, pues sería como ignorar el amor de Cristo.
Además, comentó que “debemos levantarnos de las caídas y ser portadores de las buenas nuevas, así como él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que muertos pudiéramos vivir para la justicia, pues con sus heridas fuimos curados”.
“Yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo, estas palabras nos vienen a la mente al contemplar la imagen de Jesús que entrega su vida por nosotros y que cae por segunda vez bajo la cruz”.
Finalmente, invitó a actuar como Jesús, pues a pesar de la fatiga no deja de anunciar la buena nueva, pues el Evangelio nos habla que desde hace 20 siglos se levanta de la caída y encuentra al hombre que cae, así como nosotros lo encontramos y sabemos que la caída no es el final del camino.
Esta segunda caída nos exhorta a los pecadores a levantarnos otra vez en camino de la cruz, cada mujer y cada hombre encontramos a Cristo que lleva la cruz y cae bajo su peso en su camino al Calvario
Julio César Salcedo Aquino / Obispo de Tlaxcala