Para sostener a sus familias, unas 40 mujeres, la mayoría de ellas con hijos, trabajan en la venta de tamales artesanales en las principales calles de Huamantla.
En el municipio de San Pablo Zitlaltepec fue en la década de los cuarenta, cuando Cristina Guadalupe Estrada Rojas, de 90 años, comenzó a vender este alimento elaborado a base de maíz.
Así, con el paso de los años, esta actividad alcanzó fama en la región lo que originó que este sector de la población no solo operara en Tlaxcala y en varias entidades del país, sino que emigrara, incluso, a los Estados Unidos de Norteamérica.
Así, don Álvaro Hernández y su esposa Lourdes, vecinos de Trinidad de Sánchez Santos se fueron a vivir a Huamantla para vender este alimento que forma parte de la dieta tlaxcalteca.
Este matrimonio, ahora que forma parte de la edad de oro, con la venta de tamales, construyó un terreno en el que edificó varias viviendas para sus hijos en el ahora llamado Pueblo Mágico.
De hecho, a pesar de su avanzada edad, esta pareja sigue trabajando en la informalidad del comercio, desde la calle Bravo hasta Victoria y del bulevar Cuamanco hasta Yancuitlalpan.
Autoridades del Ayuntamiento de Huamantla precisaron que son 40 comerciantes ambulantes –la mayoría madres con hijos- quienes desde hace muchos años subsisten del tamal.
Dijeron que estas familias pertenecen al padrón de la Dirección de Industria y Comercio Municipal, por lo que solo pagan el derecho de piso.
- INCLUSO EL 10 DE MAYO LABORAN
El trabajo de los tamaleros comienza con la preparación de la masa de maíz, el día previo a la venta.
Diana Hernández Zárate se mantiene de la venta de tamales jarochos y, con lo que percibe, sostiene a su hijo, mientras que ella tuvo que desertar de la Universidad a los 19 años.
En el Día de las Madres, dijo que hace cinco años anhelaba estudiar y graduarse como docente, pero la vida le dio un giro de 360 grados, cuando “me embaracé y ahora tengo un hijo de tres años”.
En el andador San Luis y Juárez, donde se instala todos los días, recordó que cuando iba a estudiar la licenciatura se encontró a su novio con el que tardó tres años.
“Iba y venía a Puebla, mis padres siempre estuvieron cerca de los tres hermanos, pero se me hizo pesado el ir y venir y mejor me junté con mi esposo, ahora trabajamos para el niño”, comentó.
Expuso que en Huamantla, la familia Hernández es la que se dedica a este comercio en la venta de tamal, atole y café.
“Todos somos de San Pablo Zitlaltepec, somos una sola familia la que vendemos todas las variedades de tamal, a algunos les gustan más los jarochos”.
Diana, de 23 años, expuso que al dejar la escuela se dedicó a esta actividad con el apoyo de su padres Andrés Hernández y Laura.
“A las cinco de la mañana nos levantamos, esto es a diario, a mi hijo lo llevo en una guardería de la Secretaría de Desarrollo Social”.
Calculó que unos cuatro mil tamales venden en las primeras horas del día “ahorita nos ha ido bien, llevo una venta de 80 unidades, cada uno en ocho pesos, trabajo para el negocio de papá, mi esposo también vende”.
NOCHE DEL TAMAL
- El último día de la primera semana de julio, en San Pablo Zitlaltepec, ubicado a 15 minutos de Huamantla, medio centenar de tamaleros participa en la Noche del Tamal