Zacatelco vivió un Domingo de Ramos violento porque un grupo de feligreses retiró de la parroquia de Santa Inés al fiscal Ignacio Liborio Cruz Escalante.
Al arrancar la Semana Mayor, quedó a un lado la fe católica, la muestra de las palmas para dignificar a Jesús como el rey, por el rechazo a un representante del pueblo ante la Iglesia Católica.
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A las 10:00 horas del dos de abril, mayordomos de Santa Inés convocaron a una rueda de prensa en el atrio del templo católico del corazón del sur, para exponer sus quejas contra el representante eclesiástico, a quien acusan de agresividad por medio de su familia y de incurrir en actos de corrupción.
Quince minutos después de esa hora, inició la plática con los medios de comunicación, fue un mediodía caluroso, en ese entonces a 25 grados Celsius, temperatura que paulatinamente fue a más, así como la tensión en el recinto religioso.
El amplio atrio del principal templo católico estaba tranquilo, pero poco a poco comenzaron a llegar feligreses para impulsar la causa de destituir al fiscal, a quien señalan de enriquecerse con el cobro de sanitarios y renta de espacios al exterior del atrio.
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La tensión fue de menos a más cuando concluyó la misa de las 12:00 horas; a las 12:40 horas se aglutinaron más de 200 católicos y en ese momento el fiscal desafiante se acercó al área de la rueda de prensa para tratar de exponer su posición, pero en ningún momento, a pesar de utilizar un micrófono, le fue permitido expresarse.
Los mayordomos, encabezados por Gabriel Díaz Quintero culparon a Cruz Escalante de golpear a su esposa, hijos y abuela, el viernes pasado por la noche pero inesperadamente el hombre acusado tomó la palabra a un lado de la mesa donde permanecían los mayordomos; desafiando al grupo de feligreses, antagónico a su persona, quiso hablar, pero sus palabras se perdían entre consignas a su persona y gritos de “fuera, fuera”.
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En ese momento de bullicio y descontrol, seguía la venta de palmas por el Domingo de Ramos, tanto al exterior como interior de la parroquia. En el ambiente alterado aumentaron los gritos y ofensas en contra del fiscal y fue alrededor de las 13:00 horas cuando fue obligado a salir del atrio, entre empujones. Su salida forzada ocurrió con el helicóptero de la Secretaría de Seguridad Ciudadana volando bajo, muy cerca de la escena inédita. El fiscal fue esperado por policías municipales al salir del atrio de la parroquia y trasladado al exterior de la presidencia municipal, la que gobierna su sobrino político Hildeberto Pérez Álvarez.
A las 13:05 horas eran más de 300 personas concentradas al exterior del templo y fue cuando se formó una valla al exterior de las oficinas del fiscal, para impedir el acceso de sus familiares.