José Clemente Orozco conocido como el pilar del muralismo mexicano -junto con David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera – murió un 7 de septiembre de 1949, en la Ciudad de México, y fue sepultado en la Rotonda de los Hombres Ilustres, honor que, por primera vez en México, se dio a un pintor.
Por ello, recordamos al también reconocido con el Premio Nacional de Artes, con cinco de sus más importantes obras:
“Dartmouth”
Fue pintada en 1930, durante su asistencia en Dartmouth College, en Hanover; allí impartió clases de técnica al fresco.
“Omnisciencia”
El mural ubicado en la Casa de los Azulejos, en la Ciudad de México, es uno de los más admirados de toda la ciudad, al ubicarse en el cubo de la escalera de la casa, que fuera antigua residencia de los Condes del Valle de Orizaba.
“Prometeo”
Pintado en 1930 se trata del primer gran mural que pintó Orozco en Estados Unidos. Simboliza un momento significativo de interacción e intercambio entre Los Ángeles y América Latina.
“El hombre en llamas”
Fue pintado entre 1938 y 1939 en el techo del Hospicio Cabañas en Guadalajara, y representa la cultura prehispánica: desde sus ritos, costumbres y aquellos sangrientos sacrificios que se realizaban en aquella época.
“Katharsis”
Es una de las obras más reconocidas del muralista y se encuentra en el Palacio de Bellas Artes. Expresa el odio por la crueldad y corrupción de la sociedad moderna.
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