Con una misa de cuerpo presente en la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad y un homenaje frente a la presidencia municipal de Huamantla, fue despedido el ciclista profesional Miguel Arroyo Rosales.
El Halcón de Huamantla, quien pereció la noche del pasado jueves por problemas de salud, recibió durante la ceremonia litúrgica un reconocimiento a su esfuerzo y a su crecimiento deportivo.
“Miguel fue inspiración de muchas generaciones, pero lograrlo no fue fácil ni lo hizo contemplando su realidad, sino entregándose en cuerpo y alma a una meta y esa es la enseñanza que nos deja y el llamado a nuestra juventud para que retomen esos valores que, pese a carencias o problemas de su entorno, salgan adelante de forma decidida, persigan sus sueños a partir de ser creativos para demostrar nuestras capacidades y dones que como seres humanos tenemos cada uno”, expresó el sacerdote.
Al término de la emotiva misa y un prolongado aplauso que retumbó en todo el templo, el cortejo fúnebre se trasladó al zócalo del “Pueblo Mágico”, donde familiares y amigos montaron dos guardias de honor y se escucharon emotivos mensajes sobre la vida del extinto ciclista tlaxcalteca que “ha emprendido la carrera más importante de su vida”.
Entre los asistentes estuvo Raúl Alcalá, el apodado Duende de Monterrey, con quien Miguel Arroyo disputó la Ruta México y comparte la distinción como uno de los más grandes ciclistas de México.
El gobierno de Huamantla ha programado un homenaje póstumo a la memoria del ciclista conocido como El Halcón de Huamantla, el próximo 7 de febrero en el Gimnasio II de la Unidad Deportiva que lleva su nombre y donde se espera la presencia de autoridades gubernamentales, personalidades deportivas, familiares y sociedad en general.
Con información de Moisés Morales
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