Exhiben en casa de “El Pana” artículos del extinto torero

Redacción El Sol de Tlaxcala

  · jueves 1 de diciembre de 2016

Foto: EL SOL DE TLAXCALA

La idea inició como una ofrenda en recuerdo del torerode Apizaco, ahora se podría convertir en un museo

La casa que aún guarda el aroma y solera en la ciudadtlaxcalteca de Apizaco, en la colonia Santa Anita, del matadorRodolfo Rodríguez “El Pana”, abrió sus puertas para exhibirlos artículos personales del mítico torero tlaxcalteca.

La idea comenzó como una ofrenda en recuerdo del torero deApizaco, pero el público sigue asistiendo con en buen número demanera continua.

Por lo que el proyecto podría crecer a convertir la casa delmatador Rodolfo Rodríguez “El Pana” a un museo dedicado demanera exclusiva.

https://cdn.oem.com.mx/elsoldetlaxcala/2016/12/Pana2.jpg

“De cuerdo mediocre, a loco genial”

Con el respeto y veneración de quienes recuerdan a susdifuntos, la familia del matador “El Pana” colocó una ofrendarecordando su memoria. Pero el público corrió la voz y aunque eltiempo sigue su camino, la exhibición se mantiene, dejando en losaficionados chicos y grandes, el recuerdo del quinto matador detoros mexicano que muere en el ejercicio de su actividad.

Rodolfo Rodríguez se autoproclamó “el último romántico”y paulatinamente, en la casa de Doña Licha fueron apareciendo losartículos personales del torero, hoy convertido en leyenda.

Aquel vestido verde y plata, inconfundible con el que buscandola gloria encontró la muerte. Su capote de paseo, con el que dejósus huellas de ese caminar cansino a la hora del paseíllo.Montera, capote y estoques. Todos sus artículos evocando a lamemoria de aquél hombre que “cansado se ser un cuerdo mediocre,se convirtió en un loco genial”, dicho en sus propias palabrasen entrevista realizada en meses pasados.

“El último romántico”

“El último romántico”, así se autodefinió RodolfoRodríguez “El Pana”, pero la afición lo recuerda no solo porsus aportaciones a la fiesta brava con invenciones de capote como“la veleta”, “la tlaxcalteca” o “el molino” entreotros, muleta y el muy famoso par de “calafia” (llamado asípor la plaza donde por primera vez ejecutara esta suerte debanderillas); sino por su habilidad para declamar, tocar laguitarra y su amplia cultura, puesto que gustaba de la asidualectura. Polémico, siempre vestido de traje de calle con un clavela la solapa y sombrero cordobés.

El apodo de “El Pana” le vino por el último oficio quepracticara antes de dedicarse a los toros: panadero.

Irónicamente, el toro que le provocó la muerte se llamó“pan francés” de la ganadería de Guadiana. Murió a los 64años de edad, después de la terrible voltereta que le provocarael astado en la plaza de Ciudad Lerdo en Durango, tras unaconvalecencia de 32 días. Y como si de ironías de la vida setratara, el matador sostenía con orgullo que “había sido unobrero más para abrirse paso en la vida”, curiosamente elúltimo toro que mató se llamó, precisamente “obrero”.

Ahora, la casa de este mítico matador tlaxcalteca convertido enleyenda, será un museo donde su memoria permanecerá viva.