El Carnaval de Tlaxcala comenzó a celebrarse en 1699. Durante tres siglos, la forma de vivir esta fiesta ha registrado algunas variantes, desde el número de danzantes y la forma de los trajes, hasta la adición de mujeres a las camadas.
Uno de los más notorios cambios es la cantidad de lentejuelas usadas en las capas de los charros. En un principio, estas prendas eran decoradas con bordados alusivos a la naturaleza y a los símbolos patrios. En los años 40 y 50, también se añadían algunas lentejuelas, tal como se describe en el libro “una que otra lentejuela”, de Víctor Montero Morales.
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Estos coloridos adornos tienen dos posibles significados: pueden simbolizar la lluvia; y evocar los manantiales que existieron en la región sur del estado hasta antes de 1960.
Fotografías de la época dan cuenta de este sobrio adorno en las capas, no obstante, en los últimos años lo que más destaca en el traje de los charros son las lentejuelas, además, la decoración actual abarca personajes tan variados como la Santa Muerte, Mickey Mouse y Pocoyo.
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EL ANIMAL DISECADO
Un elemento que se ha ido perdiendo en este festejo son los animales disecados que cargaban algunos huehues. Generalmente eran ardillas, cacomixtles o tlacuaches y los danzantes los usaban para espantar a las mujeres y niños.
Además, tocaban las puertas de las casas y decían estos versos, con la finalidad de obtener algo para comer
-“Un tamalito pa’ mi animalito”
-“Un tamalito pa’ mis hermanitos”
Cuando eran obsequiados con comida, la envolvían en su capa.
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Actualmente, es poco común ver estos animales disecados, en todo caso, algunos danzantes portan animales de juguete, hechos de plástico o peluche y también son usados para asustar a los asistentes.
LAS CAMADAS
En San Cosme Mazatecochco, San Francisco Papalotla y San Miguel Tenancingo participan en el Carnaval con cuadrillas o camadas conformadas por charros, vasarios y doncellas; la cantidad de integrantes varía de acuerdo al tamaño o la antigüedad que tenga el barrio: puede tener desde 30 hasta más de 300 integrantes.
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Al son de la música de viento y engalanados con sus coloridos trajes, los danzantes en estos municipios interpretan: La marcha, La primera, La segunda (Danza de las Rosas), La tercera (Danza de la estrella), El jarabe inglés, La muñeca, La culebra, La lancera y La 5 de mayo.
LOS CHARROS
Estos personajes son de los más vistosos en las fiestas carnestolendas; con su penacho de plumas de avestruz, máscara de madera, capa bordada con lentejuelas, chivarras (cueros para protegerse de los cuartazos), botas, pantalón y chaleco, destacan entre los danzantes. Algunos de estos trajes pueden llegar a costar más de cien mil pesos mexicanos.
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VASARIOS
La vestimenta de estas figuras del Carnaval varía en cada camada: Panzacola, Tenancingo y Mazatecochco utilizan colores llamativos; la máscara no es requisito para ellos.
LA NANA
Este personaje es entrañable para quienes acuden a ver el Carnaval. Se trata de un hombre disfrazado de mujer, con un vestido en corte sastre, sombrero de charro de Jalisco y una máscara con rasgos femeninos. Es más común verlo en Papalotla, ya que en Mazatecochco y Tenancingo dejó de ser un personaje usual desde 1980, por la incorporación de mujeres en las cuadrillas, quienes asumen ese papel.
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DONCELLAS
Son mujeres (generalmente jóvenes), ataviadas con colores muy atractivos, a juego con los trajes de vasario de su respectiva cuadrilla.
OTROS PERSONAJES
Los toreros de Tenancingo, los payasos de Mazatecochco, los casamenteros y las locas (varones disfrazados de mujer con vestimenta provocativa), se han ido sumando en las últimas décadas a la fiesta más grande de Tlaxcala.
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LA ELABORACIÓN DE LOS TRAJES
Hombres y mujeres, danzantes o no, trabajan a la par en la confección de los vestuarios para el Carnaval. Las familias aprovechan esos momentos para fomentar la convivencia entre generaciones, donde los más jóvenes van aprendiendo las habilidades para el bordado, que ha perdurado pese a la manufactura industrial. La hechura de una capa demora entre tres y ocho meses, dependiendo del tamaño de la misma. Los materiales usados en las capas son: tela granite, hilo de algodón, aros, agujas, lentejuela, chaquira, hilaza para las puntas y terciopelo u organza para el forro.
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En la actualidad, la tecnología permite realizar este trabajo en menos tiempo, con maquinaria especializada y por un menor costo, sin embargo, estos trajes no se consideran artesanales. Por ello, muchos danzantes prefieren bordar sus propias capas o encargarlas con artesanos, ya que así cada pieza es única y especial.
DATO: El personaje de la Nana (hombre disfrazado de mujer) dejó de ser usual desde 1980, por la incorporación de mujeres en las cuadrillas, quienes asumen ese papel.
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