Los mexicanos se declaran hoy en día con las peores posibilidades para ahorrar de los últimos ocho años.
De a acuerdo con datos ajustados por estacionalidad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), resulta que durante abril pasado el indicador que mide las posibilidades que aprecian los ciudadanos para ahorrar alguna parte de sus ingresos se desplomó 3.9 por ciento a tasa anual, el mayor descalabro desde la caída de 5.0 que se registró en enero de 2010.
Y lo anterior, porque la pérdida de dos por ciento que registró el poder adquisitivo de la población durante 2017, resultado de la mayor alza en 17 años que reportó la inflación (6.77 por ciento), presionó la economía familiar y con ello se recortaron las posibilidades para destinar una parte de los ingresos al ahorro, explicó Leticia Armenta, directora del Centro de Estudios Económicos del Tecnológico de Monterrey.
“El incremento de precios ha golpeado la economía familiar y con ello las posibilidades de ahorrar”, enfatizó.
De acuerdo con la última edición de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, sólo el 44 por ciento de la población adulta (equivalente a 33.6 millones de personas, ahorran en México.
Según datos del INEGI, el indicador que mide las posibilidades que tienen los mexicanos para ahorrar alguna parte de sus ingresos acumuló tres caídas mensuales, lo que representó su peor racha desde 2014, cuando se alcanzaron a acumular cinco descensos consecutivos.
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), advierte que México reporta los niveles más bajos en materia de ahorro, lo que representa un alto riesgo para las futuras generaciones por los bajos niveles de pensiones que recibirán: En promedio una tercera parte de su último salario.
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), advierte que en México, uno de los aspectos “más preocupantes” es la escasa cultura de ahorro que existe entre la población.
Por ello, el instituto recomienda que la población asuma el hábito de ahorrar “todos los días” y destinar una porción (entre el cinco o 10 por ciento), del ingreso disponible, lo cual permitirá, por ejemplo, contar con recursos para hacer frente a una emergencia o pagar el enganche de una casa o un auto.
Leticia Armenta, especialista del Tecnológico de Monterrey, apunta que un factor que desinhibe el interés de los mexicanos por ahorrar son los bajos rendimientos que otorga la banca comercial.
Y lo anterior, porque mientras que las tasas activas (las que se aplican para créditos), alcanzan niveles de más de 50 por ciento anual, las pasivas (las que pagan las entidades financieras por el dinero que ahorran sus clientes), pagan hasta 12 por ciento, es decir, prácticamente sólo para que el recurso en cuestión no pierda el valor correspondiente a la inflación.
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