Garzas blancas y grises que alcanzan hasta un metro de altura y viven en los humedales de presas, jagüeyes y lagunas de Tlaxcala, están desapareciendo. Solo algunos ejemplares son observados en las inmediaciones de agua almacenada, como en la presa Atlangatepec.
Ahí, ya son contados las imponentes aves que alzan el vuelo sobre el espejo de agua, pues la caza ilegal para disecarlas es una práctica común. Una vez que pobladores del lugar matan con rifles a las aves (patos y garzas) las venden entre 800 y mil pesos cada una.
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Por ello, grupos de ecologistas de Tlaxco y Atlangatepec solicitaron la intervención del alcalde de Atlangatepec, Alfredo Ponce Hernández, para que a través del área de Ecología y Medio Ambiente, cuiden y conserven las aves migratorias y locales que anidan en la presa.
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Dijeron que como no existe vigilancia de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente es común la caza y pesca de especies en extinción, como el ajolote y patos migratorios.
Recalcaron que el tráfico ilegal de vida silvestre tiene varias implicaciones en los ecosistemas.
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DAÑOS IRREVERSIBLES
Ejemplificaron que entre las consecuencias está la extinción de fauna, reducción del tamaño corporal de especies-presa.
Además, cambios en las características demográficas de las especies cazadas y perturbación de las funciones ecosistémicas.
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