La pandemia de Covid-19 agravó la desigualdad social y generó un terreno fértil para que el crimen organizado enganchara a menores de edad, aseveró la directora del Centro Fray Julián Garcés Derechos Humanos y Desarrollo Local, Alejandra Méndez Serrano.
En entrevista, aseveró que en Tlaxcala el crimen organizado se desenvuelve desde el robo a combustibles y a transporte de mercancía, acciones delictivas en las cuales la mayoría de menores de edad decidieron colaborar con la delincuencia.
Explicó que los jóvenes se ven seducidos por el crimen organizado, derivado de las altas ganancias económicas ilícitas, amén de que “los niños tienen que trabajar porque a papá y a mamá no les alcanza el dinero, si hubiera condiciones dignas, no habría necesidad de eso”.
Lamentó que en Tlaxcala no haya garantía de Derechos Humanos, “pues si se quiere acceder a atención de salud de calidad, debe ser en un hospital privado, ya que en un público no hay condiciones y para ello se requiere de un ingreso extra”.
Además, resaltó que en la cultura mexicana una persona exitosa es quien tiene mucho dinero, posee mujeres y maneja carros del año, lo que a la postre redunda en el problema de trata de personas.
“En esta lógica de que todo se compra y todo se vende, las mujeres también deben venderse, pero las personas no son mercancías, pues cada individuo goza de dignidad y derechos fundamentales”, aseveró.
Por las condiciones agravadas, Méndez Serrano hizo “un llamado para que los gobiernos dejen de simular y avancen en la garantía y protección de derechos humanos”.
- De acuerdo con Alejandra Méndez, Es necesario “prevenir desde las escuelas, pero también desde casa, para que la ideología patriarcal, machista y misógina cambie y los hombres cambien sus patrones de conducta”.
Continúa leyendo: