La famosa parada de La Virgen, la que está sobre la avenida Independencia, en la capital de Tlaxcala, es nombrada así por la imagen de la Nuestra Señora de Ocotlán ubicada en ese transitado sitio.
Pero ¿sabes por qué esa imagen fue colocada ahí? Aquí te lo contamos.
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La tradicional oral cuenta que en tiempos de la Revolución Mexicana, cuando el gobierno en turno quería desaparecer el clero, los templos, capillas y sitios de culto religioso de Tlaxcala no quedaron exentos de los ataques.
Antonio Hernández Coca, integrante de la Sociedad de Caballeros de la Virgen de Ocotlán, relató que por ahí de 1915 iniciaron los embates y que uno de los más afectados fue la Basílica de Ocotlán no solo por revolucionarios, sino también por vándalos que aprovecharon la situación.
Hace algún tiempo contó a El Sol de Tlaxcala que las agresiones no se limitaron a provocar daños materiales, pues incluso fueron asesinados un párroco y un vicario del templo.
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EL BALAZO QUE LA VIRGEN RECIBIÓ EN EL HOMBRO
Por otro lado, el historiador Alberto Hernández platicó a este Diario sobre uno de los ataques que en esa época sufrió la Virgen de Ocotlán, y de la bala que atravesó su hombro izquierdo, orificio que puede ser percibido actualmente.
Detalló que durante los conflictos ocurridos entre las distintas facciones revolucionarias, la Ciudad de Tlaxcala fue atacada por tropas de Domingo Arenas y que al no poder tomar la ciudad entonces las tropas arenistas atacaron el santuario que era defendido por un destacamento militar carrancista.
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Comentó que resultado de esos embates fue el asesinato de los dos sacerdotes encargados de cuidar la imagen de la Virgen y el Santuario; sin embargo, hay dos versiones sobre el motivo de esos asesinatos.
Contó que una señala que los padres entregaron a los "arenistas" a los soldados "carrancistas" que cuidaban del templo; mientras que la otra relata que los "arenistas" arribaron a Ocotlán y mataron a los soldados que protegían el Santuario, y que por eso los "carrancistas" se enfurecieron.
Esos hechos llegan a oídos de los jefes militares Carlos Hernández de Lara, Romualdo Sánchez y Asención Tépal, quienes llegaron a Ocotlán y únicamente encontraron a los dos sacerdotes que cuidaban del templo, Cayetano Flores y Miguel Fernández de Lara, y los fusilaron, contó.
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Después, añadió, entraron a la iglesia y abrieron fuego contra la imagen de la Virgen de Ocotlán, no sin antes hacer mofa de ella.
"¿Crees en esa muñeca? ¿A qué no le tiras?, preguntó Ascensión Tépal. ¡Cómo no!, respondió Romualdo Sánchez al tiempo que disparó a la altura del pecho de la imagen", relató Alberto Hernández.
Agregó que también disparó Tépal, haciendo un orificio al cristal del altar, y que por eso su culto fue suspendido hasta 1917. Los hechos ocurrieron el 30 de mayo de 1915.
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LA PROTECCIÓN DE LA VIRGEN
Tras ese ataque católicos y sacerdotes de Tlaxcala encabezados por el padre Rojas (párroco del barrio de Tlacomulco) organizaron a varios jóvenes para que cuidaran de la imagen de la Virgen de Ocotlán y también su templo, según Antonio Hernández Coca.
Parte de la responsabilidad asumida por los jóvenes fue evitar que la Virgen fuera trasladada a Puebla, pues hasta antes de 1959 Tlaxcala formaba parte de la Diócesis de Puebla, y con el argumento de protegerla de las agresiones de la época, autoridades eclesiásticas solicitaron su traslado al vecino estado.
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Sin embargo, el pueblo de Tlaxcala no estaba de acuerdo con esa decisión, y lo impidió.
EL MONUMENTO DE LA VIRGEN
En una única ocasión en que las autoridades religiosas intentaron llevársela a Puebla, justo a la salida de la comunidad de Ocotlán, dicen que por obra milagrosa la imagen se zafó de la carreta en la que era trasladada y entonces los jóvenes encargados de su protección, junto con el pueblo, la rescataron y la regresaron a la iglesia de Ocotlán.
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En ese sitio donde ocurrió el rescate (lo que hoy es la avenida Independencia esquina con avenida Ocotlán-Chiautempan, en el municipio capitalino) y en memoria a ese acontecimiento, fue colocado un monumento a la Virgen de Ocotlán.
RESGUARDAN LA IMAGEN
Ante la insistencia de la Diócesis de Puebla de querer llevarse la imagen a la vecina entidad, la imagen fue escondida por los pobladores por más de un año en una excavación hecha en la iglesia de la Santísima Trinidad, en la capital, y en ese tiempo fue custodiada por los Jóvenes de la Virgen de Ocotlán para devolverla a la Basílica cuando terminó la Revolución Mexicana.
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