Autoridades solo saben que respondía al nombre de Sonia N., pareja sentimental de José N., un sujeto conocido como “El Chabelo”, a quien conoció hace algunos meses y no tenía ni ocho semanas de vivir con él.
La historia de esa relación tuvo un trágico final la madrugada del domingo 9 de junio, al ser Sonia brutalmente golpeada y privada de la vida en un domicilio ubicado en la Privada Reforma de la colonia Guadalupe de Acuitlapilco, en la ciudad capital, ante la inocente mirada de su pequeña hija de no más de seis años de edad.
LA HISTORIA
El fallecimiento de Sonia N. fue reportado a las autoridades alrededor de las 10:00 horas por vecinos que vieron llorar a la niña fuera de su casa y de inmediato la custodiaron.
La niña solo balbuceaba la palabra “mamá”, lo que provocó la curiosidad de los vecinos que al entrar a la vivienda vieron en una cama la horrorosa escena.
Sonia estaba recostada en un colchón lleno de sangre y tenía la cabeza destrozada.
Un vecino narró a El Sol de Tlaxcala que minutos antes del hallazgo vio salir al presunto homicida al que conocen con el apodo de “El Caracol”, hoy prófugo de la justicia.
Incluso, recuerda que intercambiaron un saludo a lo lejos como cotidianamente lo hacían, sin imaginar el violento escenario suscitado a unos cuantos metros de su vivienda.
Otro vecino que accedió a dialogar con El Sol de Tlaxcala recordó que alrededor de las 03:00 de la madrugada del domingo escuchó el constante sonido de la motocicleta de “El Chabelo”, por lo que ahora intuye que eran intentos para sacar el cadáver de la casa y tirarlo lejos.
Molestó, recordó que no era la primera vez que Sonia había sido violentada por su pareja, pero “quizá la necesidad la hizo aguantar los golpes e insultos porque cuando se juntaron ya traía una niña en brazos”.
“Pero esta vez se le pasó la mano”, expresó el vecino que prefirió omitir su nombre y reveló que posiblemente eso se debió a un trastorno porque “El Caracol”, de 22 años de edad, consumía estupefacientes.
EL AGRESOR Y SU FAMILIA
“Chabelo” o “El Caracol” llegó a vivir junto con su hermano Clemente N. y su mamá conocida como “Mari” cuando era apenas un niño.
Los vecinos desconocen con exactitud su lugar de origen, pero por la poca información que tenían saben que la familia era de Zacatlán.
Ninguno de los hijos de doña “Mari” tenía un empleo formal y “hacían de todo, albañilería, panadería o de peones en el campo”, mientras que ella vivía en un domicilio cercano a donde su hijo cometió el crimen.
De hecho, los vecinos reprobaron que la mamá del presunto asesino esté en libertad y no sea investigada, pues tienen conocimiento que permitió que su hijo menor huyera una vez que había consumado el crimen y, peor, aún, ahora evite dar información que permita a las autoridades dar con el paradero de su hijo.
CUSTODIAN LA ESCENA DEL CRIMEN
La precaria vivienda a la que Sandra y su pequeña hija llegaron hace aproximadamente dos meses para formar una familia con “El Chabelo”, permanece desde la mañana del domingo acordonada y vigilada por policías municipales de Tlaxcala.
La puerta está cerrada y, además de algunos árboles, en el patio de tierra rodeado de una improvisada malla solo se alcanza a notar un tendedero con las calcetas de la niña que quedó huérfana y actualmente ya está en custodia del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia. También permanece amarrado un perro.
Los vecinos intentan hacer una vida normal, pero hasta hoy no dan crédito a lo acontecido a pocos metros de sus casas, por eso exigen a las autoridades hacer justicia por la muerte de Sonia y de su pequeña hija, por ser una mártir más de la violencia que existe hacia las mujeres.
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