/ miércoles 30 de octubre de 2019

Protestas en Chile

Las manifestaciones de protesta en Chile a lo largo de estos días han venido en aumento, miles de chilenos han salido a la calle para protestar por la desigualdad y exigir la puesta en marcha de profundas reformas sociales, protestas que ellos mismos han llamado “transversales”, ya que participa gente de todas las clases sociales, en las que los manifestantes acusan tanto a líderes de izquierda, de derecha o del centro, de no haber construido una sociedad con mayor justicia social.

Según diversos analistas, había una expectativa entre los chilenos de que la riqueza que mostraban los indicadores macroeconómicos y el aparente crecimiento de sus empresas repercutiera en todos los sectores, lamentablemente la realidad del país era otra, sin importar cuanto tiempo y esfuerzo tuviera una persona al desempeñar su trabajo, sus posibilidades de llegar a ser rico eran mínimas.

En los últimos 30 años el crecimiento de la clase media y el esperado ingreso personal de los chilenos no ha sido suficiente para reducir la marcada diferencia salarial entre ricos y pobres, situación similar a lo que ha sucedido en México y en el resto de América Latina, incluso en los países desarrollados. Sin importar cuanto trabaje una persona, sus posibilidades de llegar a tener un ingreso razonablemente satisfactorio para cubrir todas sus necesidades son muy reducidas en un modelo económico mundial en el que la mayor parte de la pequeña y mediana empresa cierra sus puertas antes de cumplir dos años de operaciones.

Existen varias hipótesis que tratan de explicar lo anterior, una de ellas señala que debido al desarrollo de nuevas tecnologías y ante la creación de los tratados de libre comercio entre distintos países del mundo, las grandes empresas que demandan mayor mano de obra para la elaboración de sus productos, hayan optado por la deslocalización industrial ante la apertura al comercio internacional de China, India y otras economías emergentes. Dicho de otro modo, a partir de que se popularizan los tratados de libre comercio en los años 90, el trabajador ya no está en competencia con su vecino o paisano, sino con una persona que puede vivir sin problemas en su país con 5 ó 10 dólares al día con un nivel de vida totalmente precario.

Lo anterior provoca la pérdida del poder de negociación de los trabajadores, así́ como del aumento de la concentración industrial y del poder de mercado. Cuando un sindicato o grupo de trabajadores se encuentran con que la fábrica va a cerrar porque en otro país los costos de producción son mucho menores, no hay mucho qué hacer o discutir al respecto. En la huelga de General Motors, uno de los puntos del sindicato era impedir el cierre de dos plantas de producción en EU. Finalmente, después de un mes de huelga, situación que no ocurría desde hace doce años, no pudieron impedir dicho cierre el cual se llevará a cabo en 2020, con los despidos masivos que ello significa y la reducción de afiliados y el claro mensaje para la clase trabajadora de que afiliarse a un sindicato no es garantía de tener un trabajo durante los próximos 10 ó 15 años, como era antes.

Otra hipótesis, sin duda alarmante, reconoce al auge tecnológico como una causa importante, seis de las mayores empresas del mundo pertenecen a este sector, cuando alguna de ellas llega a cualquier país, por su tamaño y avances constantes, eliminan a cientos de empresas locales y a sus miles de trabajadores, la empresa matriz contratará en su país de origen a poco más de 30 trabajadores y ahí, en su país harán el trabajo que antes hacían miles en el país donde se instaló. En consecuencia, ahora las empresas pueden dedicar más recursos para inversiones en nuevas tecnologías y eliminar la carga laboral sin importarles los niveles de desempleo y desajustes en las economías locales que ellas mismas provoquen.

Estas dos hipótesis nos llevan a pensar que cuando se revisan los aumentos salariales al paso de los años, encontramos que mientras más automatizado se encuentra el sector los sueldos se han rezagado más, lamentablemente estos efectos se ven reflejados además en las economías más poderosas del mundo.

Algunos analistas han sugerido que estas manifestaciones están siendo financiadas por países como Cuba o Venezuela, puede que tengan algo de razón, pero en el fondo saben que cuando en esas marchas participan más de un millón de personas de todos los estratos sociales, ya debemos pensar en un movimiento con raíces sociales altamente sensibles.

México no está exento de vivir una situación similar, por ello, quienes hoy gobiernan el país debieran sin duda revisar, evaluar y en su caso replantear sus políticas económicas, sociales y de seguridad que establecieron al inicio de su administración tomando en cuenta a todos los sectores y estratos sociales de nuestra gran nación.

Facebook: Juan Corral Mier

Twitter: @JuanCorralMier

Las manifestaciones de protesta en Chile a lo largo de estos días han venido en aumento, miles de chilenos han salido a la calle para protestar por la desigualdad y exigir la puesta en marcha de profundas reformas sociales, protestas que ellos mismos han llamado “transversales”, ya que participa gente de todas las clases sociales, en las que los manifestantes acusan tanto a líderes de izquierda, de derecha o del centro, de no haber construido una sociedad con mayor justicia social.

Según diversos analistas, había una expectativa entre los chilenos de que la riqueza que mostraban los indicadores macroeconómicos y el aparente crecimiento de sus empresas repercutiera en todos los sectores, lamentablemente la realidad del país era otra, sin importar cuanto tiempo y esfuerzo tuviera una persona al desempeñar su trabajo, sus posibilidades de llegar a ser rico eran mínimas.

En los últimos 30 años el crecimiento de la clase media y el esperado ingreso personal de los chilenos no ha sido suficiente para reducir la marcada diferencia salarial entre ricos y pobres, situación similar a lo que ha sucedido en México y en el resto de América Latina, incluso en los países desarrollados. Sin importar cuanto trabaje una persona, sus posibilidades de llegar a tener un ingreso razonablemente satisfactorio para cubrir todas sus necesidades son muy reducidas en un modelo económico mundial en el que la mayor parte de la pequeña y mediana empresa cierra sus puertas antes de cumplir dos años de operaciones.

Existen varias hipótesis que tratan de explicar lo anterior, una de ellas señala que debido al desarrollo de nuevas tecnologías y ante la creación de los tratados de libre comercio entre distintos países del mundo, las grandes empresas que demandan mayor mano de obra para la elaboración de sus productos, hayan optado por la deslocalización industrial ante la apertura al comercio internacional de China, India y otras economías emergentes. Dicho de otro modo, a partir de que se popularizan los tratados de libre comercio en los años 90, el trabajador ya no está en competencia con su vecino o paisano, sino con una persona que puede vivir sin problemas en su país con 5 ó 10 dólares al día con un nivel de vida totalmente precario.

Lo anterior provoca la pérdida del poder de negociación de los trabajadores, así́ como del aumento de la concentración industrial y del poder de mercado. Cuando un sindicato o grupo de trabajadores se encuentran con que la fábrica va a cerrar porque en otro país los costos de producción son mucho menores, no hay mucho qué hacer o discutir al respecto. En la huelga de General Motors, uno de los puntos del sindicato era impedir el cierre de dos plantas de producción en EU. Finalmente, después de un mes de huelga, situación que no ocurría desde hace doce años, no pudieron impedir dicho cierre el cual se llevará a cabo en 2020, con los despidos masivos que ello significa y la reducción de afiliados y el claro mensaje para la clase trabajadora de que afiliarse a un sindicato no es garantía de tener un trabajo durante los próximos 10 ó 15 años, como era antes.

Otra hipótesis, sin duda alarmante, reconoce al auge tecnológico como una causa importante, seis de las mayores empresas del mundo pertenecen a este sector, cuando alguna de ellas llega a cualquier país, por su tamaño y avances constantes, eliminan a cientos de empresas locales y a sus miles de trabajadores, la empresa matriz contratará en su país de origen a poco más de 30 trabajadores y ahí, en su país harán el trabajo que antes hacían miles en el país donde se instaló. En consecuencia, ahora las empresas pueden dedicar más recursos para inversiones en nuevas tecnologías y eliminar la carga laboral sin importarles los niveles de desempleo y desajustes en las economías locales que ellas mismas provoquen.

Estas dos hipótesis nos llevan a pensar que cuando se revisan los aumentos salariales al paso de los años, encontramos que mientras más automatizado se encuentra el sector los sueldos se han rezagado más, lamentablemente estos efectos se ven reflejados además en las economías más poderosas del mundo.

Algunos analistas han sugerido que estas manifestaciones están siendo financiadas por países como Cuba o Venezuela, puede que tengan algo de razón, pero en el fondo saben que cuando en esas marchas participan más de un millón de personas de todos los estratos sociales, ya debemos pensar en un movimiento con raíces sociales altamente sensibles.

México no está exento de vivir una situación similar, por ello, quienes hoy gobiernan el país debieran sin duda revisar, evaluar y en su caso replantear sus políticas económicas, sociales y de seguridad que establecieron al inicio de su administración tomando en cuenta a todos los sectores y estratos sociales de nuestra gran nación.

Facebook: Juan Corral Mier

Twitter: @JuanCorralMier

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