/ miércoles 1 de junio de 2022

Resiliencia | Identidad digital

La identidad digital, también conocida como identidad 2.0, es todo aquello que nos identifica en el entorno online, en la red, además de que conservamos los mismos datos que nos identifican en el mundo offline, nuestra identidad personal se ve completada a través de todo lo que hacemos; comentarios en publicaciones, likes en Facebook, retweets, fotos en Instagram, peticiones que firmamos en Change.org, etc.

Nuestra identidad personal en el mundo analógico está formada en base a una serie de rasgos característicos nombre y apellidos, fecha de nacimiento, sexo, nivel de estudios, etc., algunos de estos rasgos se recogen en nuestro DNI, que es un elemento asociado a nuestra identidad analógica, sin embargo en el entorno digital, cada uno de nosotros conserva esos mismos datos identificativos, pero nuestra identidad 2.0 también se forma en base a todas nuestras acciones en internet y todo ese conjunto de acciones online contribuyen a formar la percepción que los demás tienen sobre cada uno de nosotros, en un contexto en el que el robo de identidad digital está a la orden del día.

La identidad digital es la versión en Internet de nuestra identidad física y está compuesta por una gran cantidad de datos que proporcionamos en la red: datos personales, bancarios, fotografías, preferencias a la hora de comprar online, correo electrónico, etc. y además, no es uniforme, ya que compartimos distintos atributos en diferentes plataformas, es decir, no aparecen los mismos datos sobre nosotros en nuestro perfil de LinkedIn que en el de Twitter, o en el de la página del supermercado donde hacemos la compra online.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ha ido identificando una serie de características con el objetivo de poder definir mejor el concepto de identidad digital y comprender su dimensión: se considera que es social: ya que se construye navegando por las redes sociales a partir del reconocimiento de los demás, sin ni siquiera comprobar si esa identidad es real o no; es subjetiva: porque depende de cómo el resto de usuarios perciban a esa persona a través de las informaciones que ella misma ha generado; es valiosa: ya que en numerosas ocasiones se investiga la información disponible en redes sociales de un/a candidata/o por parte de las empresas o dependencia para tomar decisiones de contratar o no; es indirecta: ya que no permite conocer a la persona directamente, sino únicamente las referencias publicadas sobre ella en el ámbito online; es compuesta: ya que se construye a través de las aportaciones de la misma persona, pero también de las de otras personas sin necesidad de contar con su consentimiento; es real: toda vez que nuestra información digital puede producir efectos positivos y negativos en el mundo real; es contextual: puesto que es importante valorar la necesidad o no de mantener identidades separadas en función del contexto, ya que la divulgación de información en un contexto erróneo puede tener un impacto negativo en nuestra identidad digital y; finalmente es dinámica: porque siempre está en constante cambio o modificación.

Con el desarrollo de internet y que cada vez realizamos más compras online y accedemos a muchos servicios a través de la red, operaciones bancarias desde la App móvil de tu banco es cada vez más común, ello es sin duda un gran avance, pero también supone retos importantes en cuanto a la seguridad de nuestra identidad digital y a la privacidad de nuestros datos personales en la red.

La privacidad y la protección de datos personales además de ser un derecho humano es un factor de protección ante situaciones por lo que afecta a algo tan importante como la identidad y reputación digital, además el fomento de la cultura de la privacidad es importante en ese sentido, uno de los principales retos es desarrollar sistemas para que cualquier persona pueda demostrar su identidad personal en el ámbito digital, es decir, que cada quién pueda probar que es quien afirma ser cuando quiera comprar o acceder a un servicio online, es por ello que surgen los conceptos de identificación y autenticación (o autentificación) online, mientras que identificarse es decir quién eres, autenticarte es demostrar que eres quien dices ser, normalmente, para acceder a un servicio online, te identificas a través de tu nombre y/o email, y te auténticas a través de tu contraseña.

Dado el aumento de la ciberdelincuencia en los últimos años y en concreto el robo de identidades digitales, los sistemas de autenticación se están volviendo cada vez más sofisticados, un ejemplo de ello sería el sistema de reconocimiento facial de Apple, Face ID, este sistema cambia la huella dactilar por el rostro para que los usuarios de iPhone se puedan autenticar y acceder a su terminal, verificar pagos con Apple Pay o pagar en la App Store, últimamente el robo de identidad digital es uno de los ciberdelitos más frecuentes, si te roban tu identidad digital, además de que pueden acceder a tus cuentas bancarias o realizar compras en tu nombre, también puede dañar tu reputación en las redes sociales.

El robo de identidades digitales está a la orden del día y nos puede pasar en cualquier momento, por ello, debemos poner en práctica lo siguiente: NO utilices redes wi-fi desprotegidas o públicas, las redes gratuitas que ofrecen en bares, restaurantes o cafeterías, o las públicas no suelen tener cifrado WPA o WEP, con lo cual no son seguras; NO utilices páginas web desprotegidas, incluso a pesar de que puedas estar usando una wi-fi privada, también es importante que sólo navegues por páginas web que utilicen el Protocolo Seguro de Transferencia de Hipertexto (https); utiliza contraseñas seguras y cámbialas regularmente; actualiza tu software regularmente, tanto si utilizas Windows como Mac; repasa los permisos y las políticas de privacidad, actualmente todas te permiten que controles lo que quieres que se publique sobre ti; monitorea tu nombre regularmente, probablemente ya habrás buscado alguna vez tu nombre en Google para ver lo que el buscador sabe sobre ti y lo que puede saber todo el mundo, es recomendable hacerlo cada cierto tiempo, para comprobar que tú sigues teniendo el control de todo lo que aparece sobre ti en la red.

La identidad digital, también conocida como identidad 2.0, es todo aquello que nos identifica en el entorno online, en la red, además de que conservamos los mismos datos que nos identifican en el mundo offline, nuestra identidad personal se ve completada a través de todo lo que hacemos; comentarios en publicaciones, likes en Facebook, retweets, fotos en Instagram, peticiones que firmamos en Change.org, etc.

Nuestra identidad personal en el mundo analógico está formada en base a una serie de rasgos característicos nombre y apellidos, fecha de nacimiento, sexo, nivel de estudios, etc., algunos de estos rasgos se recogen en nuestro DNI, que es un elemento asociado a nuestra identidad analógica, sin embargo en el entorno digital, cada uno de nosotros conserva esos mismos datos identificativos, pero nuestra identidad 2.0 también se forma en base a todas nuestras acciones en internet y todo ese conjunto de acciones online contribuyen a formar la percepción que los demás tienen sobre cada uno de nosotros, en un contexto en el que el robo de identidad digital está a la orden del día.

La identidad digital es la versión en Internet de nuestra identidad física y está compuesta por una gran cantidad de datos que proporcionamos en la red: datos personales, bancarios, fotografías, preferencias a la hora de comprar online, correo electrónico, etc. y además, no es uniforme, ya que compartimos distintos atributos en diferentes plataformas, es decir, no aparecen los mismos datos sobre nosotros en nuestro perfil de LinkedIn que en el de Twitter, o en el de la página del supermercado donde hacemos la compra online.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ha ido identificando una serie de características con el objetivo de poder definir mejor el concepto de identidad digital y comprender su dimensión: se considera que es social: ya que se construye navegando por las redes sociales a partir del reconocimiento de los demás, sin ni siquiera comprobar si esa identidad es real o no; es subjetiva: porque depende de cómo el resto de usuarios perciban a esa persona a través de las informaciones que ella misma ha generado; es valiosa: ya que en numerosas ocasiones se investiga la información disponible en redes sociales de un/a candidata/o por parte de las empresas o dependencia para tomar decisiones de contratar o no; es indirecta: ya que no permite conocer a la persona directamente, sino únicamente las referencias publicadas sobre ella en el ámbito online; es compuesta: ya que se construye a través de las aportaciones de la misma persona, pero también de las de otras personas sin necesidad de contar con su consentimiento; es real: toda vez que nuestra información digital puede producir efectos positivos y negativos en el mundo real; es contextual: puesto que es importante valorar la necesidad o no de mantener identidades separadas en función del contexto, ya que la divulgación de información en un contexto erróneo puede tener un impacto negativo en nuestra identidad digital y; finalmente es dinámica: porque siempre está en constante cambio o modificación.

Con el desarrollo de internet y que cada vez realizamos más compras online y accedemos a muchos servicios a través de la red, operaciones bancarias desde la App móvil de tu banco es cada vez más común, ello es sin duda un gran avance, pero también supone retos importantes en cuanto a la seguridad de nuestra identidad digital y a la privacidad de nuestros datos personales en la red.

La privacidad y la protección de datos personales además de ser un derecho humano es un factor de protección ante situaciones por lo que afecta a algo tan importante como la identidad y reputación digital, además el fomento de la cultura de la privacidad es importante en ese sentido, uno de los principales retos es desarrollar sistemas para que cualquier persona pueda demostrar su identidad personal en el ámbito digital, es decir, que cada quién pueda probar que es quien afirma ser cuando quiera comprar o acceder a un servicio online, es por ello que surgen los conceptos de identificación y autenticación (o autentificación) online, mientras que identificarse es decir quién eres, autenticarte es demostrar que eres quien dices ser, normalmente, para acceder a un servicio online, te identificas a través de tu nombre y/o email, y te auténticas a través de tu contraseña.

Dado el aumento de la ciberdelincuencia en los últimos años y en concreto el robo de identidades digitales, los sistemas de autenticación se están volviendo cada vez más sofisticados, un ejemplo de ello sería el sistema de reconocimiento facial de Apple, Face ID, este sistema cambia la huella dactilar por el rostro para que los usuarios de iPhone se puedan autenticar y acceder a su terminal, verificar pagos con Apple Pay o pagar en la App Store, últimamente el robo de identidad digital es uno de los ciberdelitos más frecuentes, si te roban tu identidad digital, además de que pueden acceder a tus cuentas bancarias o realizar compras en tu nombre, también puede dañar tu reputación en las redes sociales.

El robo de identidades digitales está a la orden del día y nos puede pasar en cualquier momento, por ello, debemos poner en práctica lo siguiente: NO utilices redes wi-fi desprotegidas o públicas, las redes gratuitas que ofrecen en bares, restaurantes o cafeterías, o las públicas no suelen tener cifrado WPA o WEP, con lo cual no son seguras; NO utilices páginas web desprotegidas, incluso a pesar de que puedas estar usando una wi-fi privada, también es importante que sólo navegues por páginas web que utilicen el Protocolo Seguro de Transferencia de Hipertexto (https); utiliza contraseñas seguras y cámbialas regularmente; actualiza tu software regularmente, tanto si utilizas Windows como Mac; repasa los permisos y las políticas de privacidad, actualmente todas te permiten que controles lo que quieres que se publique sobre ti; monitorea tu nombre regularmente, probablemente ya habrás buscado alguna vez tu nombre en Google para ver lo que el buscador sabe sobre ti y lo que puede saber todo el mundo, es recomendable hacerlo cada cierto tiempo, para comprobar que tú sigues teniendo el control de todo lo que aparece sobre ti en la red.