/ viernes 26 de abril de 2024

Anatomía de lo social / Mis tres amigos, las pensiones y las afores

Si no queréis trabajar, necesitas trabajar para

ganar suficiente dinero para no trabajar más.

Ogden Nash


Usando el camino de siempre, iba con paso lento hacía el lugar donde me reúno con mis amigos, esta vez, sin darle mucha importancia a los problemas del tránsito de los vehículos que circulan por las calles principales de la capital, eso, sin duda, se ha normalizado en la conciencia de los ciudadanos, sin importarles la ausencia de las autoridades de vialidad, y sobre todo, la anarquía existente en el orden de las cosas, obvio, en el caso referido; de cualquier manera, caminar de un sitio a otro facilita y abrevia los tiempos que supone viajar en un vehículo.

Con esos pensamientos mantenía mi andar, cuando fui alcanzado por el amigo de la mesura, quien portaba una enorme sombrilla con la que me otorgó su protección, para juntos caminar al centro de la ciudad, donde, justamente, se encuentra el negocio ocupado para nuestras reuniones; mucho calor -me dijo-, de nada, o de muy poco, han servido las lluvias de los días anteriores, pues el calor, a la mitad del día, es insoportable; y pues necesitamos cuidarnos tomando mucha agua, aunque no nos guste, pero sirve para evitar una deshidratación. Tienes razón -le dije-, así lo hacen evidente las personas que caminan, buscando la forma de atajarse en cualquier espacio que le dé sombra y que llevan un botellín de agua en la mano…

Al punto, llegamos al establecimiento donde ya nos esperaban el resto de los amigos. Qué bueno que llegaron -dijo uno de ellos-, pedimos agua con hielos o una taza de café caliente para aligerar el calor, bueno, así dice aquí nuestro potentado amigo… Es cierto -lo interrumpió el referido-, se dice que un café caliente te ayuda para evitar una posible insolación y además te quita la sed…

Bueno, que cada quién pida lo que considere -les dije-, al fin que yo pediré mi taza de café con un vaso de agua natural para combinar; ante tan inusual solicitud, y mientras nos servían lo pedido, alzó la mano el amigo de la bonanza para poder hablar; tienes la palabra -dijimos casi al unísono-. Pues quiero que me orienten porque estoy confundido -fue el argumento de inicio-, resulta que tengo planes para jubilarme, pero no se qué debo hacer, pues se acuerdan cuando trabajé de obrero en la extinta Beneficiadora de Minerales, que se encontraba donde ahora es la Unidad Santa Cruz, luego en 1992 ingresé a una institución educativa hasta el 2001, finalmente hice un espacio hasta el 2007, cuando reinicié mis cotizaciones ante el IMSS, y bueno, a dónde debo recurrir para saber el monto de mi pensión y a partir de qué año se me considera como trabajador, con eso de las semanas cotizadas…

De qué te preocupas -dijo el amigo de la beligerancia permanente-, si en tus trabajos anteriores obtuviste buenos ingresos que te aseguraron casi de por vida tu estabilidad económica, mejor deberías de buscar la forma de multiplicar tu dinero en poner un negocio o algo parecido…

Me parece -habló el amigo de la mesura- que las preguntas de inicio nos acomodan a todos, primero, porque hace muchos años en nuestra incipiente vida laboral jamás nos cuestionamos qué sería en el futuro, hoy ya nuestro presente, sobre este tipo de condiciones, y ahora que estamos en posibilidades de pensionarnos, no sabemos qué hacer…

Pues hay que esperar -le interrumpió quien le había precedido en la palabra- la iniciativa del Ejecutivo es que todos los que ya cumplieron con las semanas cotizadas y los años de servicio tendrán la posibilidad de pensionarse al cien por ciento de acuerdo al último salario obtenido, y pues ni del tiempo ni del dinero hay que preocuparse…

Tal vez tengas razón -le refutó el interrumpido- pero sí es importante tomar en cuenta cuáles serán las reglas de la operatividad de esta iniciativa, de inicio muy cuestionada por los opositores al régimen actual de gobierno, en la actualidad todo apunta de que los beneficiarios reales de la reforma pensionaria son los trabajadores; aunque no debemos olvidar que, como en todo proceso, se deben cumplir con los requisitos correspondientes…

Es cierto -les dije-, ahora que estamos a punto del retiro, no sobra recordar nuestras omisiones y ligerezas para atender este asunto tan importante en nuestra vida económica, pues si bien es cierto que la creación del famosos Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR 92) y la creación de las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) han provocado el desconcierto y la incomodidad de muchos trabajadores, porque su incorporación a este sistema fue prácticamente obligado y en total secrecía, pues yo, por ejemplo, nunca acepté adherirme a una administradora y al final me dijeron que estaba incorporado en Sura, cuando en Tlaxcala ni siquiera existía esa oficina…

Sin duda hay mucho de qué hablar al respecto -retomó la palabra el amigo de la ecuanimidad-, pero lo cierto es que más allá de todas las malas obras realizadas por gobiernos anteriores y que, según ellos, era en beneficio de los trabajadores, sin embargo, en la realidad hay mucha oscuridad en el manejo del dinero de los trabajadores, hoy está la posibilidad de lograr una mejoría sustancial para la vida futura, no solo del trabajador, sino de sus familias, por lo tanto, sugiero preparemos de inicio documentos que acrediten la antigüedad en el trabajo, las semanas cotizadas, el último salario devengado y estar atento para que cuando se apruebe la reforma podamos hacer lo correspondiente…

Pues con la posibilidad de lo comentado porque todos tenemos ya la edad necesaria para la pensión, acordamos iniciar el proceso documental y, en su caso, buscar la asesoría de un abogado laborista, mientras tanto, ante la frescura ya de la tarde, decidimos pedir una nueva taza de café…



Si no queréis trabajar, necesitas trabajar para

ganar suficiente dinero para no trabajar más.

Ogden Nash


Usando el camino de siempre, iba con paso lento hacía el lugar donde me reúno con mis amigos, esta vez, sin darle mucha importancia a los problemas del tránsito de los vehículos que circulan por las calles principales de la capital, eso, sin duda, se ha normalizado en la conciencia de los ciudadanos, sin importarles la ausencia de las autoridades de vialidad, y sobre todo, la anarquía existente en el orden de las cosas, obvio, en el caso referido; de cualquier manera, caminar de un sitio a otro facilita y abrevia los tiempos que supone viajar en un vehículo.

Con esos pensamientos mantenía mi andar, cuando fui alcanzado por el amigo de la mesura, quien portaba una enorme sombrilla con la que me otorgó su protección, para juntos caminar al centro de la ciudad, donde, justamente, se encuentra el negocio ocupado para nuestras reuniones; mucho calor -me dijo-, de nada, o de muy poco, han servido las lluvias de los días anteriores, pues el calor, a la mitad del día, es insoportable; y pues necesitamos cuidarnos tomando mucha agua, aunque no nos guste, pero sirve para evitar una deshidratación. Tienes razón -le dije-, así lo hacen evidente las personas que caminan, buscando la forma de atajarse en cualquier espacio que le dé sombra y que llevan un botellín de agua en la mano…

Al punto, llegamos al establecimiento donde ya nos esperaban el resto de los amigos. Qué bueno que llegaron -dijo uno de ellos-, pedimos agua con hielos o una taza de café caliente para aligerar el calor, bueno, así dice aquí nuestro potentado amigo… Es cierto -lo interrumpió el referido-, se dice que un café caliente te ayuda para evitar una posible insolación y además te quita la sed…

Bueno, que cada quién pida lo que considere -les dije-, al fin que yo pediré mi taza de café con un vaso de agua natural para combinar; ante tan inusual solicitud, y mientras nos servían lo pedido, alzó la mano el amigo de la bonanza para poder hablar; tienes la palabra -dijimos casi al unísono-. Pues quiero que me orienten porque estoy confundido -fue el argumento de inicio-, resulta que tengo planes para jubilarme, pero no se qué debo hacer, pues se acuerdan cuando trabajé de obrero en la extinta Beneficiadora de Minerales, que se encontraba donde ahora es la Unidad Santa Cruz, luego en 1992 ingresé a una institución educativa hasta el 2001, finalmente hice un espacio hasta el 2007, cuando reinicié mis cotizaciones ante el IMSS, y bueno, a dónde debo recurrir para saber el monto de mi pensión y a partir de qué año se me considera como trabajador, con eso de las semanas cotizadas…

De qué te preocupas -dijo el amigo de la beligerancia permanente-, si en tus trabajos anteriores obtuviste buenos ingresos que te aseguraron casi de por vida tu estabilidad económica, mejor deberías de buscar la forma de multiplicar tu dinero en poner un negocio o algo parecido…

Me parece -habló el amigo de la mesura- que las preguntas de inicio nos acomodan a todos, primero, porque hace muchos años en nuestra incipiente vida laboral jamás nos cuestionamos qué sería en el futuro, hoy ya nuestro presente, sobre este tipo de condiciones, y ahora que estamos en posibilidades de pensionarnos, no sabemos qué hacer…

Pues hay que esperar -le interrumpió quien le había precedido en la palabra- la iniciativa del Ejecutivo es que todos los que ya cumplieron con las semanas cotizadas y los años de servicio tendrán la posibilidad de pensionarse al cien por ciento de acuerdo al último salario obtenido, y pues ni del tiempo ni del dinero hay que preocuparse…

Tal vez tengas razón -le refutó el interrumpido- pero sí es importante tomar en cuenta cuáles serán las reglas de la operatividad de esta iniciativa, de inicio muy cuestionada por los opositores al régimen actual de gobierno, en la actualidad todo apunta de que los beneficiarios reales de la reforma pensionaria son los trabajadores; aunque no debemos olvidar que, como en todo proceso, se deben cumplir con los requisitos correspondientes…

Es cierto -les dije-, ahora que estamos a punto del retiro, no sobra recordar nuestras omisiones y ligerezas para atender este asunto tan importante en nuestra vida económica, pues si bien es cierto que la creación del famosos Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR 92) y la creación de las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) han provocado el desconcierto y la incomodidad de muchos trabajadores, porque su incorporación a este sistema fue prácticamente obligado y en total secrecía, pues yo, por ejemplo, nunca acepté adherirme a una administradora y al final me dijeron que estaba incorporado en Sura, cuando en Tlaxcala ni siquiera existía esa oficina…

Sin duda hay mucho de qué hablar al respecto -retomó la palabra el amigo de la ecuanimidad-, pero lo cierto es que más allá de todas las malas obras realizadas por gobiernos anteriores y que, según ellos, era en beneficio de los trabajadores, sin embargo, en la realidad hay mucha oscuridad en el manejo del dinero de los trabajadores, hoy está la posibilidad de lograr una mejoría sustancial para la vida futura, no solo del trabajador, sino de sus familias, por lo tanto, sugiero preparemos de inicio documentos que acrediten la antigüedad en el trabajo, las semanas cotizadas, el último salario devengado y estar atento para que cuando se apruebe la reforma podamos hacer lo correspondiente…

Pues con la posibilidad de lo comentado porque todos tenemos ya la edad necesaria para la pensión, acordamos iniciar el proceso documental y, en su caso, buscar la asesoría de un abogado laborista, mientras tanto, ante la frescura ya de la tarde, decidimos pedir una nueva taza de café…