/ domingo 31 de marzo de 2024

Retahíla para cinéfilos / Días de guardar con “La maravillosa historia de Henry Sugar”

No se engañe nadie, no, pensando que ha de durar lo que espera más que duró lo que vió: una historia contada en apenas 38 minutos que deja ecos para la eternidad. Pero la pequeña obra maestra que narra la vida de Henry Sugar no es solo maravillosa como entretenimiento, también es un manifiesto artístico que revela la constante superación de Wes Anderson, su director.

A través de varias voces, el filme narra la vida adulta de Henry Sugar, quien tiene todo el dinero que puede necesitar una persona para ser feliz; pero, como todo hombre millonario, esto no le quita su afición a los juegos de azar. Una mañana, como si de un milagro laico se tratara, descubre el informe de un médico sobre el extraño caso de un gurú indio capaz de ver sin usar los ojos.

Henry Sugar también descubre que el paciente desarrolló otras habilidades secretas que nunca empleó en su propio beneficio. Ante este panorama, Henry Sugar decide invertir su tiempo en aprender esa estrategia metafísica y así poder hacer trampa en los casinos de la ciudad.

Al contrario de lo que podríamos imaginar, el plan funciona. ¿Llegará un punto en que la fortuna Sugar sea suficiente para complacer a su dueño?, ¿logrará el poder de la mente modificarse entre generaciones? En 38 minutos lo sabremos.

Basado en uno de los fascinantes cuentos de Roald Dahl, “La maravillosa historia de Henry Sugar” es el mediometraje ganador de la edición 96 de los Oscar y un conmovedor recordatorio de Anderson al respecto del tiempo.

“Nunca es demasiado tarde para aprender y se nunca es demasiado breve para enseñar” es el mensaje que deja esta obra que todos deben ver por lo exquisita que resulta a la vista y al oído; es una golosina de puro arte que se saborea en breve y se recuerda para siempre.

No se engañe nadie, no, pensando que ha de durar lo que espera más que duró lo que vió: una historia contada en apenas 38 minutos que deja ecos para la eternidad. Pero la pequeña obra maestra que narra la vida de Henry Sugar no es solo maravillosa como entretenimiento, también es un manifiesto artístico que revela la constante superación de Wes Anderson, su director.

A través de varias voces, el filme narra la vida adulta de Henry Sugar, quien tiene todo el dinero que puede necesitar una persona para ser feliz; pero, como todo hombre millonario, esto no le quita su afición a los juegos de azar. Una mañana, como si de un milagro laico se tratara, descubre el informe de un médico sobre el extraño caso de un gurú indio capaz de ver sin usar los ojos.

Henry Sugar también descubre que el paciente desarrolló otras habilidades secretas que nunca empleó en su propio beneficio. Ante este panorama, Henry Sugar decide invertir su tiempo en aprender esa estrategia metafísica y así poder hacer trampa en los casinos de la ciudad.

Al contrario de lo que podríamos imaginar, el plan funciona. ¿Llegará un punto en que la fortuna Sugar sea suficiente para complacer a su dueño?, ¿logrará el poder de la mente modificarse entre generaciones? En 38 minutos lo sabremos.

Basado en uno de los fascinantes cuentos de Roald Dahl, “La maravillosa historia de Henry Sugar” es el mediometraje ganador de la edición 96 de los Oscar y un conmovedor recordatorio de Anderson al respecto del tiempo.

“Nunca es demasiado tarde para aprender y se nunca es demasiado breve para enseñar” es el mensaje que deja esta obra que todos deben ver por lo exquisita que resulta a la vista y al oído; es una golosina de puro arte que se saborea en breve y se recuerda para siempre.