/ sábado 3 de febrero de 2024

Retahíla para cinéfilos | “Poor things”, la reina en cartelera

Rodeada de estrenos menores, “Poor things” llegó finalmente a las salas de cine mexicanas para convertirse en la reina de la cartelera y una de las favoritas para los premios de la Academia, pues la cinta, dirigida por el elogiado griego Giórgos Lánthimos y protagonizada impecablemente por Emma Stone, es un regalo a la sensibilidad estética.

Ubicada en un mundo ficticio, la historia sigue a la hermosa Bella Baxter, una joven suicida que vuelve a la vida por obra de un científico obsesionado con la experimentación biológica, el Dr. Godwin.

Al perder sus recuerdos y comenzar de cero, Bella Baxter actúa como una invitada en la Tierra donde comienza su inocente aventura de descubrir el mundo en el cuerpo de una adulta.

Uno de sus primeros hallazgos es el placer sexual, el cual se convierte en el hilo conductor de la película, su don y maldición al mismo tiempo.

Sedienta de libertad, Bella Baxter huye de casa con un abogado y comienza a habitar múltiples escenarios que le permiten adentrarse profundizar la autoexploración y el reconocimiento del deseo ante cada estímulo sensorial que se presenta.

Este viaje, más que unas vacaciones fuera de casa, se convierten en uno de los logros más significativos del cine contemplativo por su perfecta representación del existencialismo, aquella corriente filosófica que persigue el conocimiento de la realidad a través de la experiencia inmediata de la propia existencia, pero además con una dosis brutal de epicureísmo, cuyo máximo objetivo es buscar un placer modesto y duradero.

Su contenido es puro y auténtico, un guion lleno de sorpresas que se acompaña de un trabajo audiovisual invaluable.

La fotografía, extremadamente barroca y terriblemente humana, es incomparable con algo que se haya visto antes. De hecho, todo el diseño de producción es cuidado hasta en los mínimos detalles.

Tan solo en el uso y ausencia de colores se puede identificar un momento diferente en la percepción de nuestra protagonista. En el laboratorio y el mundo de la ciencia todo es oscuridad, pero en el exterior, brilla cada fibra del vestuario.

La banda sonora perturba y maravilla con su sinfónica manera de desarrollar transiciones y poner en jaque las creencias del espectador.

En conclusión, “Pobres Criaturas”, como se acreditó en español, es emotiva, valiente y divertida. Lo único terrible de la obra de Giórgos Lánthimos es que tardaremos mucho en ver otra maravilla así en cines.


Rodeada de estrenos menores, “Poor things” llegó finalmente a las salas de cine mexicanas para convertirse en la reina de la cartelera y una de las favoritas para los premios de la Academia, pues la cinta, dirigida por el elogiado griego Giórgos Lánthimos y protagonizada impecablemente por Emma Stone, es un regalo a la sensibilidad estética.

Ubicada en un mundo ficticio, la historia sigue a la hermosa Bella Baxter, una joven suicida que vuelve a la vida por obra de un científico obsesionado con la experimentación biológica, el Dr. Godwin.

Al perder sus recuerdos y comenzar de cero, Bella Baxter actúa como una invitada en la Tierra donde comienza su inocente aventura de descubrir el mundo en el cuerpo de una adulta.

Uno de sus primeros hallazgos es el placer sexual, el cual se convierte en el hilo conductor de la película, su don y maldición al mismo tiempo.

Sedienta de libertad, Bella Baxter huye de casa con un abogado y comienza a habitar múltiples escenarios que le permiten adentrarse profundizar la autoexploración y el reconocimiento del deseo ante cada estímulo sensorial que se presenta.

Este viaje, más que unas vacaciones fuera de casa, se convierten en uno de los logros más significativos del cine contemplativo por su perfecta representación del existencialismo, aquella corriente filosófica que persigue el conocimiento de la realidad a través de la experiencia inmediata de la propia existencia, pero además con una dosis brutal de epicureísmo, cuyo máximo objetivo es buscar un placer modesto y duradero.

Su contenido es puro y auténtico, un guion lleno de sorpresas que se acompaña de un trabajo audiovisual invaluable.

La fotografía, extremadamente barroca y terriblemente humana, es incomparable con algo que se haya visto antes. De hecho, todo el diseño de producción es cuidado hasta en los mínimos detalles.

Tan solo en el uso y ausencia de colores se puede identificar un momento diferente en la percepción de nuestra protagonista. En el laboratorio y el mundo de la ciencia todo es oscuridad, pero en el exterior, brilla cada fibra del vestuario.

La banda sonora perturba y maravilla con su sinfónica manera de desarrollar transiciones y poner en jaque las creencias del espectador.

En conclusión, “Pobres Criaturas”, como se acreditó en español, es emotiva, valiente y divertida. Lo único terrible de la obra de Giórgos Lánthimos es que tardaremos mucho en ver otra maravilla así en cines.