/ domingo 23 de julio de 2023

Secreto a voces | El intento de asesinato de Maduro (XXXIX)

Dice Andrés Oppenheimer, en su texto titulado ¡Crear o morir! que las nuevas tecnologías bien pueden servir para buenas acciones o no tan buenas. Un “dron” que sobrevuela un estadio es útil para difundir las imágenes de las multitudes concentradas en torno a un espectáculo deportivo; también pueden usarse para trasladar una pizza a un cliente desde el negocio que la produce hasta el lugar que habita quien la demanda; sin embargo, puede igualmente para trasladar explosivos y dar muerte a una persona o líder político. El punto es que la tecnología y el uso que se le otorga depende de seres humanos y de manera particular de quienes poseen los recursos para adquirirla y adoptarla a sus necesidades o intereses.

Contextualicemos la situación de Venezuela. Maduro, el presidente que sustituyó a Chávez, luego de su muerte, abrió una coyuntura política que la oposición no quiso dejar escapar bajo la idea de que “no hay chavismo sin Chávez”. Hubo cierta actitud de menosprecio, de parte de la derecha venezolana, a quien Chávez consideró el continuador de su legado político una vez que él, como finamente ocurrió, se enfrentara a una intervención quirúrgica en Cuba, en donde se trataba de un cáncer maligno que no superó. Los políticos del círculo chavista así lo reconocen y respetaron la decisión en torno a Maduro, tal vez no sin enojos. La oposición no creía que un líder como Maduro, sin carisma (decían) y sin educación universitaria, pudiera asumir la tarea de dirigir un país, por lo que consideraron que era el momento de terminar con el chavismo, que se deduce de sus prácticas.

Las condiciones macroeconómicas no eran propicias, desde 2008, cuando Chávez era presidente. Venezuela es una economía que vive de la renta que deja el petróleo. Cuando Chávez llega al poder en 1998 el precio del petróleo pasa de 9,38 dólares a 129.54. En ocho años logró el gobierno local ingresos extraordinarios que ayudaron a consolidar una fuerte base social. Entre 2015 y 2019, Venezuela perdió el 99 por ciento del volumen de sus ingresos en divisas, de acuerdo a una declaración de Maduro. 30 mil millones de dólares por año dejó de recibir por concepto de ingresos externos. De cada cien dólares que obtenía en 2014 logra menos uno. Los ingresos pasaron de 56 mil millones en 2013 a 400 millones en 2019 (France 24: 30/09/2020). A las condiciones económicas y políticas que vive Venezuela se suma el triunfo de Donad Trump, como presidente de los Estados Unidos, cuyo gobierno inicia en 2017.

La oposición creyó que era el momento de actuar, porque la muerte de Chávez y las condiciones económicas tuvieron un impacto en la población, no toda, pero hubo un efecto. En 2015 la oposición gana la mayoría en la Asamblea Nacional. La Asamblea fue utilizada por la oposición como un instrumento para cumplir propósitos políticos: destituir al presidente Maduro y terminar con el chavismo. No pudo y ahogó a Venezuela durante cuatro meses en violentos enfrentamientos que concluyeron en abril, de 2017. El gobierno, decidió llamar a constituir una Asamblea Constituyente que le arrebató el poder a la Asamblea Nacional. La asamblea quedó anulada como poder y, con ello, casi en automático, la violencia sociopolítica terminó. La oposición no quiso participar en los comicios de 2018 que Maduro gana ampliamente.

Para analizar el atentado debemos contemplar la relación de Venezuela con Colombia. La derecha venezolana ha contado con el apoyo de gobiernos latinoamericanos y muy especialmente del colombiano. Como se sabe Colombia y Venezuela son naciones que consiguieron la independencia de la espada de Simón Bolívar. Llegaron a formar parte de una misma nación y solamente por los intereses de las élites de uno y otro lugar es la causa de que ahora forman parte de dos naciones distintas. Colombia, ahora, es el lugar en donde EU tiene bases militares como resultado de la supuesta lucha contra el narcotráfico.

Los presidentes de ese país tienen la idea de que el gobierno chavista apoyó a la guerrilla colombiana. Las élites colombianas han visto a la revolución venezolana como una amenaza para sus propios intereses. Evidencias no han mostrado, pero lo cierto es que las élites que han gobernado a ese país ven con preocupación lo que ocurre en Venezuela, porque puede irradiar al pueblo colombiano. El triunfo de Petro ha cambiado las relaciones, pero esa historia es más reciente no del momento del atentado. Los gobiernos colombianos han sido gobiernos sometidos a la tutela estadounidense y siguen sus políticas contra cualquier movimiento de resistencia que pueda emerger en Latinoamérica y el mundo contra EU. Y han intervenido en Venezuela apoyando a la oposición al chavismo, como se ha expuesto en anteriores entregas.

Era el sábado 4 de agosto de 2018, a las 17:41 horas, dos drones DJI M600 cargados con un kilo de explosivos C4, cuya explosión habría causado daños en un radio de 50 metros. Eran dos, uno de ellos logró ser desviado cuando volaba sobre la tarima en donde se encontraba el presidente y estalló lejos del lugar al que estaba destinado. El segundo dron perdió el control y estalló cerca de un edificio de departamentos. Iban dirigidos a Maduro que realizaba la conmemoración del 81 aniversario de la creación de la Guardia Nacional Bolivariana, en la avenida Bolivar, una de las avenidas más importantes de Caracas, la capital venezolana. En este evento, se encontraban también representantes de otros poderes de Venezuela. Mientras Maduro ofrecía su discurso los drones hicieron explosión e integrantes de los servicios de seguridad y del ejército cubrieron al presidente con mantas anti balas.

De acuerdo a declaraciones a la cadena CNN el aparente organizador del atentado (no dudo que preparadas para desviar la atención acerca de los verdaderos responsables del atentado, pero que suministran algún material importante), el supuesto organizador muestra evidencias a la cadena de la preparación del ataque si se hace una lectura cuidadosa: deslinda al gobierno colombiano del incidente, explicando que lo organizaron desertores del ejército venezolano, con toda la intención de desviar la intención y generar la idea de que el ejército se opone al gobierno, además sugiere que eran artefactos chinos, no estadounidenses. Aquí lo interesante es que se consulta a integrantes de los servicios de inteligencia estadounidense que declaran que el suceso fue real y que efectivamente había ocurrido, pero que había salido mal (CNN: “Detalles exclusivos del plan para asesinar a Maduro con drones en agosto”: 14/03/2019).

Los intentos de magnicidio en la vida política venezolana se remontan a 1950 cuando los drones todavía no se inventaban. De un atentado fue víctima Carlos Delgado Chalbaud, quien presidía la Junta Militar en 1950. Más tarde se intentó el asesinato de Rómulo Betancourt, en 1950, pero salió ileso (ver: Alicia Hernández. “¿Quién atentó contra Maduro? La resistencia civil, el chavismo o el ejército”: 07/08/2018. Diario El Confidencial). Maduro había denunciado 15 intentos de querer asesinarlo (ver Infobae, 22/02/2015). Las declaraciones de Maduro después del intento de asesinarlo fueron contundentes. Hizo responsable al presidente de Colombia Juan Manuel Santos y a la oposición venezolana. De este intento de magnicidio fueron detenidas 14 personas, de las que el presidente Maduro debió tener información inmediata.

Cuando Trump llegó al poder dijo que sobre el caso Venezuela todas las opciones para derrotar al gobierno chavista estaban sobre la mesa. A los atentados le siguieron los intentos de invasión como veremos en próximas entregas (Continuará).

Dice Andrés Oppenheimer, en su texto titulado ¡Crear o morir! que las nuevas tecnologías bien pueden servir para buenas acciones o no tan buenas. Un “dron” que sobrevuela un estadio es útil para difundir las imágenes de las multitudes concentradas en torno a un espectáculo deportivo; también pueden usarse para trasladar una pizza a un cliente desde el negocio que la produce hasta el lugar que habita quien la demanda; sin embargo, puede igualmente para trasladar explosivos y dar muerte a una persona o líder político. El punto es que la tecnología y el uso que se le otorga depende de seres humanos y de manera particular de quienes poseen los recursos para adquirirla y adoptarla a sus necesidades o intereses.

Contextualicemos la situación de Venezuela. Maduro, el presidente que sustituyó a Chávez, luego de su muerte, abrió una coyuntura política que la oposición no quiso dejar escapar bajo la idea de que “no hay chavismo sin Chávez”. Hubo cierta actitud de menosprecio, de parte de la derecha venezolana, a quien Chávez consideró el continuador de su legado político una vez que él, como finamente ocurrió, se enfrentara a una intervención quirúrgica en Cuba, en donde se trataba de un cáncer maligno que no superó. Los políticos del círculo chavista así lo reconocen y respetaron la decisión en torno a Maduro, tal vez no sin enojos. La oposición no creía que un líder como Maduro, sin carisma (decían) y sin educación universitaria, pudiera asumir la tarea de dirigir un país, por lo que consideraron que era el momento de terminar con el chavismo, que se deduce de sus prácticas.

Las condiciones macroeconómicas no eran propicias, desde 2008, cuando Chávez era presidente. Venezuela es una economía que vive de la renta que deja el petróleo. Cuando Chávez llega al poder en 1998 el precio del petróleo pasa de 9,38 dólares a 129.54. En ocho años logró el gobierno local ingresos extraordinarios que ayudaron a consolidar una fuerte base social. Entre 2015 y 2019, Venezuela perdió el 99 por ciento del volumen de sus ingresos en divisas, de acuerdo a una declaración de Maduro. 30 mil millones de dólares por año dejó de recibir por concepto de ingresos externos. De cada cien dólares que obtenía en 2014 logra menos uno. Los ingresos pasaron de 56 mil millones en 2013 a 400 millones en 2019 (France 24: 30/09/2020). A las condiciones económicas y políticas que vive Venezuela se suma el triunfo de Donad Trump, como presidente de los Estados Unidos, cuyo gobierno inicia en 2017.

La oposición creyó que era el momento de actuar, porque la muerte de Chávez y las condiciones económicas tuvieron un impacto en la población, no toda, pero hubo un efecto. En 2015 la oposición gana la mayoría en la Asamblea Nacional. La Asamblea fue utilizada por la oposición como un instrumento para cumplir propósitos políticos: destituir al presidente Maduro y terminar con el chavismo. No pudo y ahogó a Venezuela durante cuatro meses en violentos enfrentamientos que concluyeron en abril, de 2017. El gobierno, decidió llamar a constituir una Asamblea Constituyente que le arrebató el poder a la Asamblea Nacional. La asamblea quedó anulada como poder y, con ello, casi en automático, la violencia sociopolítica terminó. La oposición no quiso participar en los comicios de 2018 que Maduro gana ampliamente.

Para analizar el atentado debemos contemplar la relación de Venezuela con Colombia. La derecha venezolana ha contado con el apoyo de gobiernos latinoamericanos y muy especialmente del colombiano. Como se sabe Colombia y Venezuela son naciones que consiguieron la independencia de la espada de Simón Bolívar. Llegaron a formar parte de una misma nación y solamente por los intereses de las élites de uno y otro lugar es la causa de que ahora forman parte de dos naciones distintas. Colombia, ahora, es el lugar en donde EU tiene bases militares como resultado de la supuesta lucha contra el narcotráfico.

Los presidentes de ese país tienen la idea de que el gobierno chavista apoyó a la guerrilla colombiana. Las élites colombianas han visto a la revolución venezolana como una amenaza para sus propios intereses. Evidencias no han mostrado, pero lo cierto es que las élites que han gobernado a ese país ven con preocupación lo que ocurre en Venezuela, porque puede irradiar al pueblo colombiano. El triunfo de Petro ha cambiado las relaciones, pero esa historia es más reciente no del momento del atentado. Los gobiernos colombianos han sido gobiernos sometidos a la tutela estadounidense y siguen sus políticas contra cualquier movimiento de resistencia que pueda emerger en Latinoamérica y el mundo contra EU. Y han intervenido en Venezuela apoyando a la oposición al chavismo, como se ha expuesto en anteriores entregas.

Era el sábado 4 de agosto de 2018, a las 17:41 horas, dos drones DJI M600 cargados con un kilo de explosivos C4, cuya explosión habría causado daños en un radio de 50 metros. Eran dos, uno de ellos logró ser desviado cuando volaba sobre la tarima en donde se encontraba el presidente y estalló lejos del lugar al que estaba destinado. El segundo dron perdió el control y estalló cerca de un edificio de departamentos. Iban dirigidos a Maduro que realizaba la conmemoración del 81 aniversario de la creación de la Guardia Nacional Bolivariana, en la avenida Bolivar, una de las avenidas más importantes de Caracas, la capital venezolana. En este evento, se encontraban también representantes de otros poderes de Venezuela. Mientras Maduro ofrecía su discurso los drones hicieron explosión e integrantes de los servicios de seguridad y del ejército cubrieron al presidente con mantas anti balas.

De acuerdo a declaraciones a la cadena CNN el aparente organizador del atentado (no dudo que preparadas para desviar la atención acerca de los verdaderos responsables del atentado, pero que suministran algún material importante), el supuesto organizador muestra evidencias a la cadena de la preparación del ataque si se hace una lectura cuidadosa: deslinda al gobierno colombiano del incidente, explicando que lo organizaron desertores del ejército venezolano, con toda la intención de desviar la intención y generar la idea de que el ejército se opone al gobierno, además sugiere que eran artefactos chinos, no estadounidenses. Aquí lo interesante es que se consulta a integrantes de los servicios de inteligencia estadounidense que declaran que el suceso fue real y que efectivamente había ocurrido, pero que había salido mal (CNN: “Detalles exclusivos del plan para asesinar a Maduro con drones en agosto”: 14/03/2019).

Los intentos de magnicidio en la vida política venezolana se remontan a 1950 cuando los drones todavía no se inventaban. De un atentado fue víctima Carlos Delgado Chalbaud, quien presidía la Junta Militar en 1950. Más tarde se intentó el asesinato de Rómulo Betancourt, en 1950, pero salió ileso (ver: Alicia Hernández. “¿Quién atentó contra Maduro? La resistencia civil, el chavismo o el ejército”: 07/08/2018. Diario El Confidencial). Maduro había denunciado 15 intentos de querer asesinarlo (ver Infobae, 22/02/2015). Las declaraciones de Maduro después del intento de asesinarlo fueron contundentes. Hizo responsable al presidente de Colombia Juan Manuel Santos y a la oposición venezolana. De este intento de magnicidio fueron detenidas 14 personas, de las que el presidente Maduro debió tener información inmediata.

Cuando Trump llegó al poder dijo que sobre el caso Venezuela todas las opciones para derrotar al gobierno chavista estaban sobre la mesa. A los atentados le siguieron los intentos de invasión como veremos en próximas entregas (Continuará).