/ miércoles 13 de noviembre de 2019

Visión Empresarial | La ilusión del cambio

Todos los mexicanos hemos esperado por muchos años, que las promesas de campaña hechas en tiempos electorales, se cumplan. En cada inicio de administración municipal, estatal o federal se tiene la expectativa transformada en ilusión para que muchos ciudadanos digan “éste es el bueno”, “no puede haber uno más malo que el anterior”. Sin embargo, lo que hoy se aprovecha de los ciudadanos, es aquella ilusión de querer tener un mejor México, mejores oportunidades para nuestras familias, para nuestros hijos e incluso para uno mismo, es decir, esa esperanza de tener una vida mejor

Así que en cada inicio de administración hay un cambio de rumbo, nuevas metas, nuevas ilusiones y muchas ganas de cambiar la realidad que dejó el anterior gobernante; por lo que en cada informe de resultados y al término de la administración, las autoridades municipales, estatales o la federal presumen cifras “nunca antes vistas”, “nunca antes alcanzadas” y los ciudadanos seguimos sin ver avances tangibles y sin contar con un proyecto como nación a largo plazo, donde cada entidad federativa junto con sus municipios hagan eco para alcanzar ese proyecto de nación, vivimos en la era de la justificación, de que todo se ha hecho mal. Lo cierto, es que los problemas continúan, no se llega a la meta; hoy vivimos al borde de una inseguridad desmedida, donde se dan ejecuciones de vidas inocentes, con un crecimiento económico cero, con incertidumbre social de lo que vendrá, tenemos un país lleno de polarizaciones, de caprichos, de simulaciones y opacidades.

Por ello, los ciudadanos deben ir más allá de aceptar una beca, la cual de entrada es valiosa pero no suficiente, necesitamos que el contrato social entre los ciudadanos y el Estado se cumpla, es decir, que existan las condiciones necesarias y suficientes para tener un bienestar económico y social garantizado, por ejemplo, la provisión de bienes y servicios públicos sean de calidad para que el ciudadano no tenga que asumir dicha responsabilidad y sustituir lo público por lo privado, como: comprar agua embotellada para consumo humano por que desconfía del agua potable de la red pública, pagar por la recolección de basura porque el recolector público es ineficiente, acudir a servicios médicos privados porque los públicos son precarios, contratar seguridad privada o comprar sistemas de seguridad porque la pública no garantiza lo suficiente y así se hace con la educación, con la diversión, con el transporte, etc. De esta manera, los ciudadanos que tienen un mayor bienestar económico destinan una parte de sus ingresos para sustituir lo público con lo privado, mientras que aquellos que no tienen mejores condiciones económicas tienen que aceptar bienes y servicios públicos deficientes. De esta forma, ante el silencio o nulo reclamo de los ciudadanos, ya sea porque se han conformado por hacer uso de lo privado o de aceptar lo público, las autoridades no hacen lo posible por mejorar y fortalecer ese contrato social.

La confianza en las instituciones es escasa y se ha deteriorado estos últimos años, así lo indica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) en su informe sobre el contrato social para América Latina y el Caribe. Por tanto, sin confianza, los ciudadanos consideran que no tiene sentido comprometerse con ciertas obligaciones como el pago de impuestos.

Por lo cual, resulta relevante que los ciudadanos desde ahora, observemos el desempeño y resultados de nuestros servidores públicos, porque seguramente estos querrán seguir en el servicio público para mantenerse en el poder, sin dar muestras de tener un plan de desarrollo a largo plazo. Los ciudadanos debemos informarnos de las cifras de nuestros municipios, del estado y de nuestro país, no sólo en términos porcentuales sino con valores absolutos. Conocer datos como aquel que indica que la probabilidad de que se denuncie y esclarezca un delito en México es de 1.3 por ciento o que el 93.2 por ciento de los delitos cometidos en el país no se denuncian, es decir, quedan impunes.

Es menester que al conocer datos sobre nuestro entorno, la población exija una mayor rendición de cuentas y resultados tangibles al servidor público. Debemos, analizar más a las personas que queremos que sean nuestras autoridades. Se requiere de mayor confianza en las instituciones y en el país. ¿A qué nos comprometemos todos? a ¿dónde queremos ir como nación?

* Presidente de la COPARMEX Tlaxcala.

Facebook: @NoeAltamiranoIslas

Twitter: @Noe_Altamirano_

Todos los mexicanos hemos esperado por muchos años, que las promesas de campaña hechas en tiempos electorales, se cumplan. En cada inicio de administración municipal, estatal o federal se tiene la expectativa transformada en ilusión para que muchos ciudadanos digan “éste es el bueno”, “no puede haber uno más malo que el anterior”. Sin embargo, lo que hoy se aprovecha de los ciudadanos, es aquella ilusión de querer tener un mejor México, mejores oportunidades para nuestras familias, para nuestros hijos e incluso para uno mismo, es decir, esa esperanza de tener una vida mejor

Así que en cada inicio de administración hay un cambio de rumbo, nuevas metas, nuevas ilusiones y muchas ganas de cambiar la realidad que dejó el anterior gobernante; por lo que en cada informe de resultados y al término de la administración, las autoridades municipales, estatales o la federal presumen cifras “nunca antes vistas”, “nunca antes alcanzadas” y los ciudadanos seguimos sin ver avances tangibles y sin contar con un proyecto como nación a largo plazo, donde cada entidad federativa junto con sus municipios hagan eco para alcanzar ese proyecto de nación, vivimos en la era de la justificación, de que todo se ha hecho mal. Lo cierto, es que los problemas continúan, no se llega a la meta; hoy vivimos al borde de una inseguridad desmedida, donde se dan ejecuciones de vidas inocentes, con un crecimiento económico cero, con incertidumbre social de lo que vendrá, tenemos un país lleno de polarizaciones, de caprichos, de simulaciones y opacidades.

Por ello, los ciudadanos deben ir más allá de aceptar una beca, la cual de entrada es valiosa pero no suficiente, necesitamos que el contrato social entre los ciudadanos y el Estado se cumpla, es decir, que existan las condiciones necesarias y suficientes para tener un bienestar económico y social garantizado, por ejemplo, la provisión de bienes y servicios públicos sean de calidad para que el ciudadano no tenga que asumir dicha responsabilidad y sustituir lo público por lo privado, como: comprar agua embotellada para consumo humano por que desconfía del agua potable de la red pública, pagar por la recolección de basura porque el recolector público es ineficiente, acudir a servicios médicos privados porque los públicos son precarios, contratar seguridad privada o comprar sistemas de seguridad porque la pública no garantiza lo suficiente y así se hace con la educación, con la diversión, con el transporte, etc. De esta manera, los ciudadanos que tienen un mayor bienestar económico destinan una parte de sus ingresos para sustituir lo público con lo privado, mientras que aquellos que no tienen mejores condiciones económicas tienen que aceptar bienes y servicios públicos deficientes. De esta forma, ante el silencio o nulo reclamo de los ciudadanos, ya sea porque se han conformado por hacer uso de lo privado o de aceptar lo público, las autoridades no hacen lo posible por mejorar y fortalecer ese contrato social.

La confianza en las instituciones es escasa y se ha deteriorado estos últimos años, así lo indica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) en su informe sobre el contrato social para América Latina y el Caribe. Por tanto, sin confianza, los ciudadanos consideran que no tiene sentido comprometerse con ciertas obligaciones como el pago de impuestos.

Por lo cual, resulta relevante que los ciudadanos desde ahora, observemos el desempeño y resultados de nuestros servidores públicos, porque seguramente estos querrán seguir en el servicio público para mantenerse en el poder, sin dar muestras de tener un plan de desarrollo a largo plazo. Los ciudadanos debemos informarnos de las cifras de nuestros municipios, del estado y de nuestro país, no sólo en términos porcentuales sino con valores absolutos. Conocer datos como aquel que indica que la probabilidad de que se denuncie y esclarezca un delito en México es de 1.3 por ciento o que el 93.2 por ciento de los delitos cometidos en el país no se denuncian, es decir, quedan impunes.

Es menester que al conocer datos sobre nuestro entorno, la población exija una mayor rendición de cuentas y resultados tangibles al servidor público. Debemos, analizar más a las personas que queremos que sean nuestras autoridades. Se requiere de mayor confianza en las instituciones y en el país. ¿A qué nos comprometemos todos? a ¿dónde queremos ir como nación?

* Presidente de la COPARMEX Tlaxcala.

Facebook: @NoeAltamiranoIslas

Twitter: @Noe_Altamirano_

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