/ domingo 15 de agosto de 2021

Convento de Tlaxcala ya luce placa como Patrimonio de la Humanidad Unesco

En su trayecto del puerto veracruzano a México-Tenochtitlán, los españoles encontraron refugio en este recinto de 1.90 hectáreas que además de ofrecer servicio religioso católico

TLAXCALA. Después de 500 años de su construcción, el Conjunto Franciscano y Catedralicio de Tlaxcala luce en su atrio alto la placa que lo declara Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y lo coloca entre la ruta de los ex conventos construidos en la Nueva España como el centro religioso de mayor trascendencia en el proceso de conquista española al servir como un espacio estratégico en la ruta Veracruz-México.

En su trayecto del puerto veracruzano a México-Tenochtitlán, los españoles encontraron refugio en este recinto de 1.90 hectáreas que además de ofrecer servicio religioso católico, era el único convento con un hospital activo lo que permitió atender a decenas de viajeros. Además de ser el centro religioso donde se realizaron los primeros bautizos de población nativa, empezando por los cuatro señoríos de Tlaxcala.

Además su modelo arquitectónico lo ubica como el primer convento construido en la Nueva España que después sirvió de ejemplo para la creación de otros espacios religiosos, sobre todo en Puebla. Por lo que su reconocimiento tardío por parte de la UNESCO era una deuda con la historia colonial del país, aseguró Gelvin Xochitemo Cervantes, perito arquitecto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien participó en la construcción del expediente para la declaratoria.

“La importancia del convento históricamente, que de acuerdo a su temporalidad es el primero que se desarrolla en esta zona, es que el primero que tiene un esquema arquitectónico que después va a derivar en la concepción de los conventos dominicos y franciscanos de la zona centro y que de aquí parte un esquema arquitectónico para el proceso evangelización.

“Es el único convento que tiene un hospital y eso implica la importancia que tenía en ese momento en la ruta México-Veracruz que pasaba por aquí, la gente llegaba al puerto de Veracruz y con la serie de enfermedades de la época, pues podía llegar aquí y era cuidada por los franciscanos, entonces se genera este tipo de hospitalidad a la mitad del camino”, confirma el especialista durante un recorrido por el convento.

Declaratoria, con recomendaciones

Luego de que en 2004, la UNESCO no aceptó al convento para incluirlo en la lista del Patrimonio Mundial por falta de documentos que aprobaran su valor histórico, el gobierno estatal se dio a la tarea de reunir el expediente histórico, arquitectónico y patrimonial del conjunto para lograr integrarlo a la declaratoria que, entre otros beneficios, le da visibilidad ante fundaciones e instituciones nacionales e internacionales para apoyar su conservación.

“Con la declaratoria comienza el verdadero reto, comienza la conservación extenuante, exhaustiva, porque a lo largo del tiempo se ha dado una conservación per se por la importancia del edifico, pero ahora comienza una responsabilidad para el pueblo de Tlaxcala de tratar de que este edificio se mantenga”, reconoció el investigador.

Una de las principales recomendaciones que hizo el comité de la UNESCO es ampliar la zona de amortiguamiento para que se pueda considerar el área del atrio bajo dentro del espacio de protección. Esta zona está ocupada por la plaza de toros y otros predios particulares, y a decir del investigador la sugerencia es garantizar su conservación, no demolerlos, luego de que estas construcciones representan el desarrollo del convento hacia el siglo XX.

Además se sugirió que para evitar un incendio como sucedió en la Catedral de Notre Dame en París o en el Templo de Santiago Apóstol de Nurio en Michoacán se cambie la instalación eléctrica de toda la catedral que se caracteriza por su techo de madera de cerca de 500 años de antigüedad.

“Los materiales de la etapa virreinal son extremadamente resistentes, la madera, piedra y adobe tienen un sentido de permanencia con una vida útil muy larga. Los edificios prehispánicos y de la etapa virreinal están pensados para irse reinventando, no se hacían en un sólo proceso sino son subsecuentes, son edificios que tardaban hasta 100 años en terminarse y además ha permanecido en uso, el convento ha tenido uso permanente y eso ha permitido su conservación continua pero es necesario evitar riesgos y estamos cambiando el cableado viejo por nuevo”, apuntó.

De convento a cárcel y museo

El conjunto conventual se construyó entre 1525 y 1527, y una de sus características más distintivas es su torre exenta. Esta es la columna donde se encuentran las campanas, pero a diferencia de otros conventos y catedrales, aquí se ubica a un costado del perímetro del convento y se une al interior de las habitaciones a través de un puente elevado, a manera de túnel, por el que apenas entra la luz a través de unas pequeñas ventanas.

De su diseño también llama la atención por el uso de la madera para el techo con una técnica de ensamble árabe. Si bien otras iglesias usaron el mismo diseño, en años de la colonia decidieron cambiarlo por el concreto y cúpulas; sin embargo, en la de Tlaxcala se conservó y es, incluso, la misma madera de hace 500 años.

“Observamos un trabajo minucioso de la madera que viene de una estrategia árabe, es un ensamblado taraceado y nos da un aspecto diferente al resto de los conventos que conocemos en el país, y esto no cambió con el transcurso del tiempo, se le fue dando mantenimiento”, apuntó el investigador al señalar que también la cubierta de oro en la capilla estilo barroco y la primera pila bautismal en la Nueva España.

Por la distribución del espacio entre el convento y el hospital, el recinto se convirtió en un cuartel yanqui, luego en una penitenciaría tras la Revolución y en la década de los 80, el INAH rescató el edificio, aún con restos de pintura mural y graffiti histórico, para abrir el Museo Regional de Tlaxcala que comparte el espacio con la Catedral, y ahora en conjunto se convirtieron en un punto turístico.

“La declaratoria de la UNESCO es un acto de justicia, pues reconocer otros conventos sin reconocer el de Tlaxcala era dejar de lado el origen de la concepción arquitectónica de los conventos. Entonces derivado de todo un estudio y una formación de un expediente se logró este reconocimiento que nos obliga a seguir trabajando”, concluyó.

TLAXCALA. Después de 500 años de su construcción, el Conjunto Franciscano y Catedralicio de Tlaxcala luce en su atrio alto la placa que lo declara Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y lo coloca entre la ruta de los ex conventos construidos en la Nueva España como el centro religioso de mayor trascendencia en el proceso de conquista española al servir como un espacio estratégico en la ruta Veracruz-México.

En su trayecto del puerto veracruzano a México-Tenochtitlán, los españoles encontraron refugio en este recinto de 1.90 hectáreas que además de ofrecer servicio religioso católico, era el único convento con un hospital activo lo que permitió atender a decenas de viajeros. Además de ser el centro religioso donde se realizaron los primeros bautizos de población nativa, empezando por los cuatro señoríos de Tlaxcala.

Además su modelo arquitectónico lo ubica como el primer convento construido en la Nueva España que después sirvió de ejemplo para la creación de otros espacios religiosos, sobre todo en Puebla. Por lo que su reconocimiento tardío por parte de la UNESCO era una deuda con la historia colonial del país, aseguró Gelvin Xochitemo Cervantes, perito arquitecto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien participó en la construcción del expediente para la declaratoria.

“La importancia del convento históricamente, que de acuerdo a su temporalidad es el primero que se desarrolla en esta zona, es que el primero que tiene un esquema arquitectónico que después va a derivar en la concepción de los conventos dominicos y franciscanos de la zona centro y que de aquí parte un esquema arquitectónico para el proceso evangelización.

“Es el único convento que tiene un hospital y eso implica la importancia que tenía en ese momento en la ruta México-Veracruz que pasaba por aquí, la gente llegaba al puerto de Veracruz y con la serie de enfermedades de la época, pues podía llegar aquí y era cuidada por los franciscanos, entonces se genera este tipo de hospitalidad a la mitad del camino”, confirma el especialista durante un recorrido por el convento.

Declaratoria, con recomendaciones

Luego de que en 2004, la UNESCO no aceptó al convento para incluirlo en la lista del Patrimonio Mundial por falta de documentos que aprobaran su valor histórico, el gobierno estatal se dio a la tarea de reunir el expediente histórico, arquitectónico y patrimonial del conjunto para lograr integrarlo a la declaratoria que, entre otros beneficios, le da visibilidad ante fundaciones e instituciones nacionales e internacionales para apoyar su conservación.

“Con la declaratoria comienza el verdadero reto, comienza la conservación extenuante, exhaustiva, porque a lo largo del tiempo se ha dado una conservación per se por la importancia del edifico, pero ahora comienza una responsabilidad para el pueblo de Tlaxcala de tratar de que este edificio se mantenga”, reconoció el investigador.

Una de las principales recomendaciones que hizo el comité de la UNESCO es ampliar la zona de amortiguamiento para que se pueda considerar el área del atrio bajo dentro del espacio de protección. Esta zona está ocupada por la plaza de toros y otros predios particulares, y a decir del investigador la sugerencia es garantizar su conservación, no demolerlos, luego de que estas construcciones representan el desarrollo del convento hacia el siglo XX.

Además se sugirió que para evitar un incendio como sucedió en la Catedral de Notre Dame en París o en el Templo de Santiago Apóstol de Nurio en Michoacán se cambie la instalación eléctrica de toda la catedral que se caracteriza por su techo de madera de cerca de 500 años de antigüedad.

“Los materiales de la etapa virreinal son extremadamente resistentes, la madera, piedra y adobe tienen un sentido de permanencia con una vida útil muy larga. Los edificios prehispánicos y de la etapa virreinal están pensados para irse reinventando, no se hacían en un sólo proceso sino son subsecuentes, son edificios que tardaban hasta 100 años en terminarse y además ha permanecido en uso, el convento ha tenido uso permanente y eso ha permitido su conservación continua pero es necesario evitar riesgos y estamos cambiando el cableado viejo por nuevo”, apuntó.

De convento a cárcel y museo

El conjunto conventual se construyó entre 1525 y 1527, y una de sus características más distintivas es su torre exenta. Esta es la columna donde se encuentran las campanas, pero a diferencia de otros conventos y catedrales, aquí se ubica a un costado del perímetro del convento y se une al interior de las habitaciones a través de un puente elevado, a manera de túnel, por el que apenas entra la luz a través de unas pequeñas ventanas.

De su diseño también llama la atención por el uso de la madera para el techo con una técnica de ensamble árabe. Si bien otras iglesias usaron el mismo diseño, en años de la colonia decidieron cambiarlo por el concreto y cúpulas; sin embargo, en la de Tlaxcala se conservó y es, incluso, la misma madera de hace 500 años.

“Observamos un trabajo minucioso de la madera que viene de una estrategia árabe, es un ensamblado taraceado y nos da un aspecto diferente al resto de los conventos que conocemos en el país, y esto no cambió con el transcurso del tiempo, se le fue dando mantenimiento”, apuntó el investigador al señalar que también la cubierta de oro en la capilla estilo barroco y la primera pila bautismal en la Nueva España.

Por la distribución del espacio entre el convento y el hospital, el recinto se convirtió en un cuartel yanqui, luego en una penitenciaría tras la Revolución y en la década de los 80, el INAH rescató el edificio, aún con restos de pintura mural y graffiti histórico, para abrir el Museo Regional de Tlaxcala que comparte el espacio con la Catedral, y ahora en conjunto se convirtieron en un punto turístico.

“La declaratoria de la UNESCO es un acto de justicia, pues reconocer otros conventos sin reconocer el de Tlaxcala era dejar de lado el origen de la concepción arquitectónica de los conventos. Entonces derivado de todo un estudio y una formación de un expediente se logró este reconocimiento que nos obliga a seguir trabajando”, concluyó.

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