/ domingo 25 de diciembre de 2016

Alistan nueva imagen de la Torre Latinoamericana

Desde su inauguración, el 30 de abril de 1956, la TorreLatinoamericana, obra ejemplar de la ingeniería mexicana, ha sidoimagen icónica de la Ciudad de México y con seis décadas de vidabusca renovarse para convertirse en un edificio moderno y serorgullo de los mexicanos.

Así lo aseguró Rodrigo Amerlinck Assereto, presidente delConsejo de la Torre Latinoamericana, quien comentó a Notimex queel inmueble catalogado como monumento artístico por el InstitutoNacional de Bellas Artes (INBA) tiene en pie un proyecto derenovación exterior.

Para ello, aclaró, requieren de un permiso de parte delgobierno de la ciudad, el cual no ha sido otorgado, aunque ya secuenta con los correspondientes de los institutos nacionales deBellas Artes y de Antropología e Historia (INAH).

El también fotógrafo destacó que el edificio ubicado en elcruce de Eje Central Lázaro Cárdenas y calle Madero, en el CentroHistórico de esta capital, fue el más alto de la ciudad desde suedificación, en 1956, hasta 1972, año en el que se completó elWorld Trade Center, entonces Hotel de México.

No obstante, hoy por hoy es un claro ejemplo de la ingenieríamoderna, de la tecnología y de la ingeniería mexicana cuando seapoya con lo mejor que existe en el mundo, subrayó AmerlinckAssereto.

Con una altura de 182 metros, desde el suelo hasta la punta desu antena, es primo del Empire State Building, toda vez que lamisma compañía de acero que realizó la estructura delrascacielos neoyorquino hizo lo mismo en México para levantar estamonumental obra de 44 pisos y 25 mil toneladas de peso.

El edificio, catalogado como el sexto rascacielos más altoentre 1933 y 1960, sirvió como ejemplo para la cimentación yconstrucción de futuros edificios en el mundo, toda vez que seedificó en una zona de alto riesgo sísmico, puntualizó.

“Se buscó a los mejores ingenieros del mundo, entre ellosLeonardo Zeevaert y Augusto H. Álvarez, quien hizo un diseñodinámico y una estructura flexible”, dijo el también promotorcultural, quien agregó que la torre es en pleno siglo XXI unedificio seguro.

“Es el único edificio grande de México que ha sido probadoen dos sismos fuertes (1957 y 1985) y sin daños. Tenemos unsistema de vibración con el que se puede inyectar agua delsótano, aumentar la presión de un lado, bajarla del otro, colocaragua en las cisternas para aumentar el peso”, explicó.

Reveló que en caso de sismo, el movimiento de la torre “haceque absorba gran parte del movimiento de la fuerza (telúrica),entonces se hizo el cálculo para que el edificio oscilara no en elprimer modo de oscilación sino en el segundo, que es uno deintermedia, y eso hace que los desplazamientos no sean tangrandes”.

Además, continuó, “la fachada de cristal se hizo a manera deque las ventanas tuvieran movimiento y absorbieran eldesplazamiento que había entre un piso y otro. Esa es la razónpor la que no se han roto los vidrios del edificio durante lossismos”, señaló.

De igual manera, habló de la complejidad del mayor edificio delplaneta al sur del paralelo 33 norte hasta 1973, al momento de suconstrucción.

“Estamos hablando de una estructura de acero, la cual pesacuatro mil toneladas, se hizo en Houston (Texas), se trajo aMéxico y se hizo una excavación de 10 metros para poner lacimentación, y esto hace que el desplazamiento del agua, que tuvoque bajar de nivel para soportar los 10 metros, soporte 10 miltoneladas del peso del edificio.

“El edificio pesa 25 mil toneladas y los pilotes, que sonpunta, están sobre una capa de arena a 33 metros de profundidad(y) están calculados para soportar la totalidad del edificio; sinembargo, la flotación ayuda con el 40 por ciento del peso”,reveló.

Recordó que luego de soportar el primer sismo fuerte en laciudad, en 1957, varias fueron las empresas que de inmediatosolicitaron un lugar en esta torre, al ver que se trataba de unedificio 100 por ciento seguro.

“El entonces Canal 13 transmitió desde aquí, cuando sefueron se colocó un asta bandera y hoy tenemos al Grupo RadioFórmula, que transmite a toda la ciudad y el Valle de México enel 104.1 de FM.

“La Torre Latino -precisó- recibe más de medio millón depersonas al año, de manera especial en su mirador, extranjeros,gente de provincia y de la propia Ciudad de México”, por lo quese trata de uno de los lugares más visitados por el turismo en elpaís.

En este lugar laboran alrededor de dos mil personas, cuenta condos museos, uno dedicado al Bicentenario de México y otro a lahistoria de la capital del país, además de recibir las oficinascentrales de la compañía de seguros Latinoamericana, de la que elentrevistado es presidente del Consejo de Administración.

Asimismo, en sus instalaciones cuenta con una sucursal bancaria,una tienda de teléfonos móviles, un restaurante, diversoscomercios y oficinas de diferentes grupos, todo distribuido a lolargo y ancho de los 36 pisos destinados para renta.

Rodrigo Amerlinck reconoció que el icónico inmueble tiene su“negrito en el arroz”, como lo son los tres casos de suicidiode personas que se lanzaron desde su mirador, ello sin contar quealgunos trabajadores cuentan que en pasillos y escaleras seescuchan voces y hasta espantan.

Subrayó que con 60 años de vida el edificio busca a hora suremodelación, para lo que han ideado formas de allegarse recursos,como la reconexión de un par de pantallas publicitarias que fueroncolocadas hace un año en el exterior de los pisos superiores.

Esas pantallas fueron apagadas hace un año, recordó al indicarque los trámites actuales para renovar al edificio “han sidolargos y difíciles, tenemos parte de los permisos, no todos, faltauno”.

La idea es poner “anuncios que nos dejen recursos pararemodelación y a la par tener recursos adicionales para cambiar elaluminio de la torre que está sucio, así como la instalación devidrios nuevos que sean más eficientes térmicamente, que no sepierda tanto calor y se aproveche mejor la energía”.

Sobre las pantallas, detalló que “las autoridades nos handicho que hay leyes de publicidad exterior que están diseñadaspara edificios de cinco pisos y que no contemplan anuncioscolocados en más de 100 metros” de altura.

“No cambiaremos ni en color, ni en materiales, ni a la torre,nada, solo cosas nuevas que requieran menos mantenimiento, seconserven más y sean más eficientes técnicamente”, acotó.

La Torre Latinoamericana es un edificio especial que requiere untratamiento diferente del resto de los otros, expuso AmerlinckAssereto, por lo que hizo un llamado a las autoridades del gobiernode la Ciudad de México a atender esta petición.

Refirió que el proyecto pretende renovar de manera íntegra elinmueble, respetando siempre los materiales originales con los quefue construido en 1956 por Augusto H. Álvarez y el ingenieroestructural Leonardo Zeevaert (1914-2010).

“Lo más difícil aquí es obtener permiso para cualquiercosa; las pantallas están colocadas desde hace un año, lainversión ya se hizo en ese sentido, pero necesitamos solo que nosdejen conectarlas”, reiteró el también promotor cultural.

Detalló que la idea es que en esas pantallas también secoloquen anuncios sobre la contaminación, el índice Imeca, o loscarros que no circulan determinado día.

La celebración por los 60 años de la Torre Latinoamericana,que se cumplieron el pasado 30 de abril, incluyeron pastel,mariachi y diversas actividades tanto artísticas como culturalesen colaboración en el INBA, el INAH y el Gobierno de la Ciudad deMéxico.

Desde su inauguración, el 30 de abril de 1956, la TorreLatinoamericana, obra ejemplar de la ingeniería mexicana, ha sidoimagen icónica de la Ciudad de México y con seis décadas de vidabusca renovarse para convertirse en un edificio moderno y serorgullo de los mexicanos.

Así lo aseguró Rodrigo Amerlinck Assereto, presidente delConsejo de la Torre Latinoamericana, quien comentó a Notimex queel inmueble catalogado como monumento artístico por el InstitutoNacional de Bellas Artes (INBA) tiene en pie un proyecto derenovación exterior.

Para ello, aclaró, requieren de un permiso de parte delgobierno de la ciudad, el cual no ha sido otorgado, aunque ya secuenta con los correspondientes de los institutos nacionales deBellas Artes y de Antropología e Historia (INAH).

El también fotógrafo destacó que el edificio ubicado en elcruce de Eje Central Lázaro Cárdenas y calle Madero, en el CentroHistórico de esta capital, fue el más alto de la ciudad desde suedificación, en 1956, hasta 1972, año en el que se completó elWorld Trade Center, entonces Hotel de México.

No obstante, hoy por hoy es un claro ejemplo de la ingenieríamoderna, de la tecnología y de la ingeniería mexicana cuando seapoya con lo mejor que existe en el mundo, subrayó AmerlinckAssereto.

Con una altura de 182 metros, desde el suelo hasta la punta desu antena, es primo del Empire State Building, toda vez que lamisma compañía de acero que realizó la estructura delrascacielos neoyorquino hizo lo mismo en México para levantar estamonumental obra de 44 pisos y 25 mil toneladas de peso.

El edificio, catalogado como el sexto rascacielos más altoentre 1933 y 1960, sirvió como ejemplo para la cimentación yconstrucción de futuros edificios en el mundo, toda vez que seedificó en una zona de alto riesgo sísmico, puntualizó.

“Se buscó a los mejores ingenieros del mundo, entre ellosLeonardo Zeevaert y Augusto H. Álvarez, quien hizo un diseñodinámico y una estructura flexible”, dijo el también promotorcultural, quien agregó que la torre es en pleno siglo XXI unedificio seguro.

“Es el único edificio grande de México que ha sido probadoen dos sismos fuertes (1957 y 1985) y sin daños. Tenemos unsistema de vibración con el que se puede inyectar agua delsótano, aumentar la presión de un lado, bajarla del otro, colocaragua en las cisternas para aumentar el peso”, explicó.

Reveló que en caso de sismo, el movimiento de la torre “haceque absorba gran parte del movimiento de la fuerza (telúrica),entonces se hizo el cálculo para que el edificio oscilara no en elprimer modo de oscilación sino en el segundo, que es uno deintermedia, y eso hace que los desplazamientos no sean tangrandes”.

Además, continuó, “la fachada de cristal se hizo a manera deque las ventanas tuvieran movimiento y absorbieran eldesplazamiento que había entre un piso y otro. Esa es la razónpor la que no se han roto los vidrios del edificio durante lossismos”, señaló.

De igual manera, habló de la complejidad del mayor edificio delplaneta al sur del paralelo 33 norte hasta 1973, al momento de suconstrucción.

“Estamos hablando de una estructura de acero, la cual pesacuatro mil toneladas, se hizo en Houston (Texas), se trajo aMéxico y se hizo una excavación de 10 metros para poner lacimentación, y esto hace que el desplazamiento del agua, que tuvoque bajar de nivel para soportar los 10 metros, soporte 10 miltoneladas del peso del edificio.

“El edificio pesa 25 mil toneladas y los pilotes, que sonpunta, están sobre una capa de arena a 33 metros de profundidad(y) están calculados para soportar la totalidad del edificio; sinembargo, la flotación ayuda con el 40 por ciento del peso”,reveló.

Recordó que luego de soportar el primer sismo fuerte en laciudad, en 1957, varias fueron las empresas que de inmediatosolicitaron un lugar en esta torre, al ver que se trataba de unedificio 100 por ciento seguro.

“El entonces Canal 13 transmitió desde aquí, cuando sefueron se colocó un asta bandera y hoy tenemos al Grupo RadioFórmula, que transmite a toda la ciudad y el Valle de México enel 104.1 de FM.

“La Torre Latino -precisó- recibe más de medio millón depersonas al año, de manera especial en su mirador, extranjeros,gente de provincia y de la propia Ciudad de México”, por lo quese trata de uno de los lugares más visitados por el turismo en elpaís.

En este lugar laboran alrededor de dos mil personas, cuenta condos museos, uno dedicado al Bicentenario de México y otro a lahistoria de la capital del país, además de recibir las oficinascentrales de la compañía de seguros Latinoamericana, de la que elentrevistado es presidente del Consejo de Administración.

Asimismo, en sus instalaciones cuenta con una sucursal bancaria,una tienda de teléfonos móviles, un restaurante, diversoscomercios y oficinas de diferentes grupos, todo distribuido a lolargo y ancho de los 36 pisos destinados para renta.

Rodrigo Amerlinck reconoció que el icónico inmueble tiene su“negrito en el arroz”, como lo son los tres casos de suicidiode personas que se lanzaron desde su mirador, ello sin contar quealgunos trabajadores cuentan que en pasillos y escaleras seescuchan voces y hasta espantan.

Subrayó que con 60 años de vida el edificio busca a hora suremodelación, para lo que han ideado formas de allegarse recursos,como la reconexión de un par de pantallas publicitarias que fueroncolocadas hace un año en el exterior de los pisos superiores.

Esas pantallas fueron apagadas hace un año, recordó al indicarque los trámites actuales para renovar al edificio “han sidolargos y difíciles, tenemos parte de los permisos, no todos, faltauno”.

La idea es poner “anuncios que nos dejen recursos pararemodelación y a la par tener recursos adicionales para cambiar elaluminio de la torre que está sucio, así como la instalación devidrios nuevos que sean más eficientes térmicamente, que no sepierda tanto calor y se aproveche mejor la energía”.

Sobre las pantallas, detalló que “las autoridades nos handicho que hay leyes de publicidad exterior que están diseñadaspara edificios de cinco pisos y que no contemplan anuncioscolocados en más de 100 metros” de altura.

“No cambiaremos ni en color, ni en materiales, ni a la torre,nada, solo cosas nuevas que requieran menos mantenimiento, seconserven más y sean más eficientes técnicamente”, acotó.

La Torre Latinoamericana es un edificio especial que requiere untratamiento diferente del resto de los otros, expuso AmerlinckAssereto, por lo que hizo un llamado a las autoridades del gobiernode la Ciudad de México a atender esta petición.

Refirió que el proyecto pretende renovar de manera íntegra elinmueble, respetando siempre los materiales originales con los quefue construido en 1956 por Augusto H. Álvarez y el ingenieroestructural Leonardo Zeevaert (1914-2010).

“Lo más difícil aquí es obtener permiso para cualquiercosa; las pantallas están colocadas desde hace un año, lainversión ya se hizo en ese sentido, pero necesitamos solo que nosdejen conectarlas”, reiteró el también promotor cultural.

Detalló que la idea es que en esas pantallas también secoloquen anuncios sobre la contaminación, el índice Imeca, o loscarros que no circulan determinado día.

La celebración por los 60 años de la Torre Latinoamericana,que se cumplieron el pasado 30 de abril, incluyeron pastel,mariachi y diversas actividades tanto artísticas como culturalesen colaboración en el INBA, el INAH y el Gobierno de la Ciudad deMéxico.

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