En la tradición oral de Tlaxcala se mantienen vivas leyendas, mitos y creencias. Una de las historias más populares entre la población de Acuitlapilco es la de la sirena que custodió su laguna durante siglos. De acuerdo con los vecinos del municipio, este ser mitológico tenía la capacidad de mantener la laguna llena de agua limpia.
Desde hace algunos años, la desecación de la laguna se ha hecho evidente y la leyenda de la sirena salió a flote. Las personas piensan que la muerte de la criatura provocó la desecación del cuerpo de agua.
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Yo nunca la escuché, pero mi mamá me contaba que antes se podía escuchar el canto de la sirena, que cantaba muy bonito. Pero tiene años que no se escucha y ya casi nadie la recuerda, por eso dicen que se murió, contó Joel Sánchez, comerciante oriundo de Acuitlapilco.
Aunque otras versiones dictan que no era una sirena, sino una serpiente la que fue asesinada por pescadores, ambas coinciden con la evidente sequía de los últimos años.
Hace poco se podía ver un espejo de agua completo, pero de unos años para acá ya no es lo mismo, ni siquiera cuando llueve mucho. Le dicen ‘la laguna que aparece y desaparece’ porque cada temporal es incierto, agregó el comerciante.
Más detalles: ➡️ Persiste apropiación arbitraria de laguna de Acuitlapilco
Son pocas las personas que aún tienen el contexto de la leyenda, pero cabe remarcar que la desecación no necesariamente atiende a una sirena o serpiente muertas. Como lo ha evidenciado este Diario en numerosas oportunidades, la reducción del nivel de agua en Acuitlapilco se debe a la falta de lluvias, provocado por el cambio climático, así como la apropiación de las tierras y el cierre de los veneros que alimentan de agua a la laguna.
Para Joel y sus vecinos es lamentable la pérdida de este espacio acuático natural, reconoció que sea verdad o no, las leyendas también nos advierten la realidad que vivimos y la realidad en estos momentos es muy triste para todos los que vivimos aquí. No sabemos qué va a suceder con lo que queda de la laguna”. No obstante, la esperanza de ver lleno el humedal se mantiene. “Ojalá la sirena solo esté dormida, bromeó Joel.