A pesar de su excéntrico aspecto, no todos los arácnidos representan un peligro para los seres humanos. De hecho, el grupo de los opiliones, conocidos coloquialmente como arañas patonas o “sacabuches”, son inofensivos y excelentes controladores de mosquitos.
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¿ARAÑAS QUE NO SON ARAÑAS?
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Aunque no lo parezca, los “sacabuches” son una clase de arácnidos más emparentados a los escorpiones que a las arañas, los cuales se adaptan muy bien a todo tipo de climas y espacios. Por ese motivo es común encontrarlos por toda la casa, en el jardín o en la calle.
Curiosamente, los opiliones no producen telas de seda, de manera que su paso por las paredes es inadvertido; eso sí, tienden a agruparse en las esquinas o en las cortezas de los árboles hasta formar enormes manchas negras que parecen estar formadas de pelo.
Como dato curioso, la mayor concentración descrita de sacabuches fue de 70 mil individuos.
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Estos bichos se distinguen por su color gris, su pequeño cuerpo redondo, así como sus patas largas y finas. También, se les conoce por su desagradable olor cuando se les molesta, que es provocado por la liberación de toxinas empleadas en su defensa ante posibles depredadores.
ARÁCNIDOS SERVICIALES
A diferencia de las arañas, los opiliones no muerden porque sus colmillos están diseñados como una especie de pinza para agarrar el alimento, no para cortarlo y tampoco poseen glándulas venenosas de las cuales debamos tener cuidado.
Los “sacabuches” son omnívoros, es decir, se alimentan tanto de animales como de plantas. En su dieta se encuentran hojas, hongos e insectos diminutos, sobre todo, los mosquitos, así que ¡no les tengas miedo, son excelentes huéspedes!